viernes, 26 de julio de 2013

Arte del paleolítico podría haber sido realizado durante trances psicodélicos (los patrones de Turing y la significación ritual)


Los patrones geométricos encontrados en pinturas prehistóricas son consistentes con los modelos geométricos de las incompatibilidades de Turing, lo que sugiere un sustrato común que podría ser explicado por el uso ritual de sustancias psicoactivas.

Las pinturas de las cavernas hechas por nuestros ancestros del paleolítico pudieron haber sido realizadas durante un trance con plantas psicoactivas, según propone una nueva investigación realizada conjuntamente por matemáticos de la Universidad de Tokyo y de la Universidad Nacional Autónoma de México. En ella se propone que los patrones geométricos presentes en las pinturas de las cavernas (con una edad aproximada de 40 mil años) muestran patrones similares a pesar de su ubicación geográfica, lo que sugiere un sustrato común en su origen, que los científicos ubicarían en la relación de los chamanes/artistas con los efectos de sustancias alucinógenas.

“La prevalencia de ciertos patrones geométricos en la cultura simbólica-material de muchas culturas prehistóricas”, reza el estudio, “comenzando poco después del surgimiento de nuestra especie biológica y continuando en algunas culturas indígenas hasta hoy, se explica en términos de los característicos contenidos de las experiencias alucinatorias biológicamente determinadas.”


En otras palabras, las reacciones a ciertas sustancias alucinógenas y la forma en que los estados alterados de conciencia produjeron estas representaciones simbólicas tendrían un sustrato biológico: los patrones geométricos no serían otra cosa que lo que la matemática conoce como “inestabilidades de Turing”, una serie de patrones gráficos que son consistentes a lo largo de distintas culturas a través del tiempo; esto sugiere, además, que lo que los chamanes representaban en las pinturas hechas durante el trance no eran propiamente visiones, sino representaciones de los patrones neuronales vistas a través de la hipersensibilidad posibilitada por los alucinógenos, lo que les conferiría su importancia y significación ritual.

Los científicos sugieren que los patrones representados tanto en las pinturas prehistóricas como en la iconografía de indígenas más cercanos a nuestro horizonte temporal no serían otra cosa que “representaciones mentales de patrones neuronales”, cuyo rango de diferenciación, sin embargo, “permanece severamente limitado”, lo que explicaría el parecido entre las representaciones culturales en pueblos lejanos en el tiempo y el espacio.


El fin de este estudio es explicarse la similitud de los patrones encontrados en diferentes culturas, no tanto llegar a la raíz de “lo sagrado”, es decir, de lo culturalmente significativo; es por ello que sólo pueden especular y hacer hipótesis acerca de la relación de los patrones matemáticos con la importancia que llegaron a tener para las sociedades que las produjeron. En el terreno de las formas, las inestabilidades de Turing describen cuatro tipos de patrones: 1) panales y ajedrezados; 2) telarañas; 3) túneles y fúneles, o conos; y 4) espirales. Estos sustantivos son referencias a las formas producidas, que en realidad pueden transformarse y crear referencias nuevas; sin embargo, lo que interesa a los científicos estudiando las cavernas prehistóricas es que las formas de las inestabilidades de Turing “se parecen a muchos de los motivos abstractos comúnmente asociados con el arte prehistórico alrededor del mundo, incluyendo el arte paleolítico en Europa”.

Por la parte del comportamiento, los científicos sólo pueden especular que la radical diferencia e hipersensibilidad de la percepción sensorial de los estados alterados de conciencia en comparación con la conciencia “normal” sería lo que otorgaría gran significancia a los rituales con plantas como el peyote o la salvia divinorum, rituales que siguen siendo estimados y practicados por muchas culturas en nuestros días.

Llegar a una explicación concluyente y multidisciplinaria para explicar el sustrato biológico o evolutivo de nuestras representaciones visuales durante los estados alterados de conciencia depende del avance de la neurofenomenología, la cual, admiten los estudiosos, “no está suficientemente avanzada para explicar el contenido particular de estas experiencias”; lo que intentan sugerir frente a la comunidad científica (pues esta investigación se coloca en una zona fronteriza entre varias jurisdicciones, como la matemática, la antropología y la neurología prehistórica) es la hipótesis de que “cuando estos patrones visuales son vistos durante estados alterados de conciencia, son experimentados de manera directa como altamente cargados de significancia; en otras palabras, los patrones son percibidos directamente como algo significativo y por lo tanto se ofrecen a sí mismos como motivos sobresalientes de uso en los rituales.”

Fuentes: pijamasurf.com

miércoles, 3 de julio de 2013

Hay menos neuronas en el cerebro de lo que suponíamos



Hay un 14% menos de estas células que lo que se pensaba desde hace 30 años. Esto no implica que seamos menos inteligentes. Se patentó una máquina especial para realizar este conteo
Fapesp | Río de Janeiro

“Hay 100.000 millones de neuronas en el cerebro”. Esa afirmación, que se ha extendido durante varios años, ha sido refutada por un equipo de científicos del  Laboratorio de Neuroplasticidad del Instituto de Ciencias Biomédicas de Brasil.

Según el nuevo recuento de los investigadores, el cerebro humano alberga 86.000 millones de neuronas. Pero son prudentes en su afirmación. Dejan claro que ese número puede aplicarse a los cerebros de personas maduras, que son los que han utilizado para el nuevo conteo.

Para realizar esta tarea, usaron motores eléctricos que giran a 400 revoluciones por minuto, con seis pistones. Cada pistón opera sumergido en un recipiente de vidrio que contiene muestras de tejido cerebral bañados en una solución especial. Una vez activado, los pistones crean remolinos que rompen las muestras. Dos horas más tarde, trozos de tejido del cerebro se disuelven en una mezcla lechosa. Es lo que los investigadores llamaron cariñosamente ‘jugo de cerebro’.

Para qué contar

Saber exactamente cuántas son y dónde están las células del cerebro es importante para la comprensión de cómo funciona este órgano y tratar de entender las estrategias adoptadas por la naturaleza para construir un órgano tan complejo, que en el caso humano, permite que aparezca la mente consciente.

También puede ayudar a identificar las características que distinguen a un cerebro normal de otro enfermo.

Hoy en día la neurociencia considera al cerebro mucho más que un conjunto de neuronas, células que se comunican a través de la electricidad. Tan importante como las neuronas totales son las conexiones reales que se establecen entre ellas, la creación de redes que procesan la información de manera distribuida. 

"El número, el nivel y la calidad de estas conexiones varían en el espacio y el tiempo", dice Martín Cammarota, neurocientífico de la Pontificia Universidad Católica de Rio Grande do Sul, que estudia la formación y la recuperación de los recuerdos.

"Tener más o menos neuronas no significa necesariamente que una persona más inteligente que otra, o más inteligentes que otras especies", dice. Sin embargo, este número de neuronas se acerca al que se estima que tiene el cerebro de un gorila.

Fuente: eldeber.com.bo