José Ma Bermúdez de Castro asegura que en Atapuerca los bebés tomaban leche materna hasta los cuatro años
En Atapuerca las madres daban de mamar a sus criaturas desde su nacimiento hasta los tres o cuatro años, lo mismo que los chimpancés y los gorilas: «Son hipótesis de trabajo en función de los datos que manejamos y estos datos nos sugieren que había este periodo de lactancia, seguro, lo que quiere decir que el intervalo entre nacimientos era de ese tiempo porque la lactancia materna de cualquier mamífero es prácticamente el único alimento que recibe en ese tiempo y sus madres no pueden ovular porque la prolactina, la hormona que hace que se segregue la leche materna, impide la ovulación».
Son palabras de José María Bermúdez de Castro, codirector de los yacimientos de Atapuerca y director del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) que ofreció ésta y otras interesantes explicaciones ayer en la conferencia ‘Nacer y crecer: Descubriendo a los lactantes del pasado’ que compartió con la investigadora Ana Mateos dentro de los actos organizados por la Junta de Castilla y León en Burgos con motivo de la Semana Mundial de la Lactancia Materna. Mateos trabaja en una línea de investigación, Fisiopatología de los Homínidos, que tiene que ver con la gestación, la maternidad y la lactancia y el gasto energético que esto suponía para las hembras.
Este espacio de tiempo de tres o cuatro años entre el nacimiento de las criaturas resultaba fundamental, según Bermúdez de Castro, para regular el crecimiento demográfico «y que una madre no se encontrara en el Pleistoceno cargada con tres hijos de muy cortas edades al mismo tiempo».
El tema de la primera alimentación está muy relacionado con el cerebro: «El de los humanos se termina de formar, en tamaño, a los siete años, aproximadamente, y en cambio, los chimpancés, a los dos y medio ya lo tienen prácticamente terminado y esto es muy importante porque el cerebro es un gran consumidor de energía, tanto que se lleva el 20% de toda la que se gasta. Esto tiene repercusiones a la hora de estudiar los modelos de vida en el pasado y, sobre todo, el gasto de energía».
Bermúdez de Castro contó también que el crecimiento y desarrollo ha aumentado su duración en los últimos dos millones de años: «Los homininos anteriores a ese tiempo tenían todos ellos un periodo de crecimiento y desarrollo idéntico o muy parecido al de los chimpancés con quienes compartimos un ancestro común que vivió hace seis millones de años en África y el 99% de nuestro genoma, por lo que podemos asimilarles a ellos en los temas de lactancia y crecimiento».
Fuente: diariodeburgos.es
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