El trabajo, que recoge el "Journal of Human Evolution", demuestra que "las condiciones climáticas fueron decisivas", ya que "las primeras y diversas salidas de homínidos del continente africano se producen en un momento en el que se incrementan las temperaturas y hay abundantes lluvias".
Esta primera salida humana se remonta a 1,8 millones de años en Dmanisi (Georgia), aunque las primeras evidencias en Europa occidental datan de 1,4 a 1,2 millones de años.
Clásicamente, se ha vinculado esta primera salida con el desarrollo de una nueva tecnología lítica, mientras que otros autores proponen un escenario más ambientalista, vinculado a los cambios climáticos que se produjeron a principios del periodo Pleistoceno.
"En este estudio presentamos evidencias de que, al menos para Europa occidental, esta primera dispersión humana estuvo fuertemente condicionada por causas climáticas", observa uno de los firmantes del artículo e investigador del IPHES Jordi Agustí.
La investigación se ha llevado a cabo analizando los restos de anfibios y reptiles (fauna paleoherpetológica) escamosos de una sucesión de 16 localidades fosilíferas de la península ibérica que abarcan desde el Plioceno superior, hace más de 3 millones de años, hasta el inicio del Pleistoceno medio, hace unos 600.000 años.
La mayor parte de ellos proceden de las secuencias de la cuenca Guadix-Baza y del complejo cárstico de Atapuerca, aunque éstas se han complementado con otras como es el caso del complejo cárstico de Almenara, en Castellón.
Esta sucesión incluye así mismo las primeras localidades con presencia humana en España, como Fuente Nueva 3, Barranco León, Sima del Elefante o Gran Dolina.
De este modo, se podido reconstruir para la península Ibérica diversas curvas climáticas que "reflejan la evolución de la temperatura media anual, las temperaturas en el mes más cálido y más frío o la media de la pluviosidad anual entre tres millones y 600.000 años atrás, cuenta Jordi Agustí.
Como resultado de este estudio, se observa que las primeras ocupaciones humanas en la zona de Atapuerca y Orce "se produjeron en momentos de bonanza climática, con altas temperaturas y humedad, mientras que la presencia humana falta en aquellos momentos en que predominaban las condiciones de bajas temperaturas y aridez".
"Ello quiere decir -añade Jordi Agustí- que los parámetros climáticos jugaron un papel determinante en el proceso de dispersión humana hacia Europa y que, en este aspecto, su comportamiento no debió diferir en gran medida de otras especies animales, afectadas así mismo por las variaciones climáticas"
Fuente: abc.es
Esta primera salida humana se remonta a 1,8 millones de años en Dmanisi (Georgia), aunque las primeras evidencias en Europa occidental datan de 1,4 a 1,2 millones de años.
Clásicamente, se ha vinculado esta primera salida con el desarrollo de una nueva tecnología lítica, mientras que otros autores proponen un escenario más ambientalista, vinculado a los cambios climáticos que se produjeron a principios del periodo Pleistoceno.
"En este estudio presentamos evidencias de que, al menos para Europa occidental, esta primera dispersión humana estuvo fuertemente condicionada por causas climáticas", observa uno de los firmantes del artículo e investigador del IPHES Jordi Agustí.
La investigación se ha llevado a cabo analizando los restos de anfibios y reptiles (fauna paleoherpetológica) escamosos de una sucesión de 16 localidades fosilíferas de la península ibérica que abarcan desde el Plioceno superior, hace más de 3 millones de años, hasta el inicio del Pleistoceno medio, hace unos 600.000 años.
La mayor parte de ellos proceden de las secuencias de la cuenca Guadix-Baza y del complejo cárstico de Atapuerca, aunque éstas se han complementado con otras como es el caso del complejo cárstico de Almenara, en Castellón.
Esta sucesión incluye así mismo las primeras localidades con presencia humana en España, como Fuente Nueva 3, Barranco León, Sima del Elefante o Gran Dolina.
De este modo, se podido reconstruir para la península Ibérica diversas curvas climáticas que "reflejan la evolución de la temperatura media anual, las temperaturas en el mes más cálido y más frío o la media de la pluviosidad anual entre tres millones y 600.000 años atrás, cuenta Jordi Agustí.
Como resultado de este estudio, se observa que las primeras ocupaciones humanas en la zona de Atapuerca y Orce "se produjeron en momentos de bonanza climática, con altas temperaturas y humedad, mientras que la presencia humana falta en aquellos momentos en que predominaban las condiciones de bajas temperaturas y aridez".
"Ello quiere decir -añade Jordi Agustí- que los parámetros climáticos jugaron un papel determinante en el proceso de dispersión humana hacia Europa y que, en este aspecto, su comportamiento no debió diferir en gran medida de otras especies animales, afectadas así mismo por las variaciones climáticas"
Fuente: abc.es
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