viernes, 18 de diciembre de 2009

'Habitaciones' en el hogar hace 800.000 años.

Gráficos de las herramientas encontradas durante la excavaciónThe Hebrew University

El paso de los siglos y el avance de las tecnologías nos hace olvidar los orígenes de las cosas, incluso cuando se trata de conceptos que una vez fueron de vital importancia. Cuando hablamos hoy del hogar estamos pensando en nuestra vivienda, el lugar que habitamos; pero su significado original es otro.

El hogar es el sitio donde estaba el fuego dentro de una casa, y ha sido tan importante para nosotros durante milenios que la palabra que lo designaba pasó a englobar el concepto mismo de vivienda. De hecho nuestra casa es nuestro hogar, porque el fuego era la vida: el calor, la cocina y la luz sin las cuales la supervivencia es mucho más complicada.

Según un estudio recién publicado en la revista Science, los humanos tenemos hogares desde hace mucho más tiempo de lo que pensábamos: hace más de 790.000 años ya distribuíamos el espacio en los lugares que habitábamos, y ya teníamos un sitio especial para el hogar.

La importancia del fuego

Hoy en día, con nuestras viviendas bien aisladas, nuestras cocinas y luminarias eléctricas y nuestras calefacciones a gas, es difícil llegar a comprender el avance que supuso el fuego en la vida de la Humanidad.

Nos permitió calentarnos en las frías noches de invierno; ahuyentó nuestros fantasmas y a nuestros enemigos carnívoros con su luz, hizo posible secar pertenencias y arreos. Pero sobre todo nos permitió acceder a un amplio rango de alimentos que antes del fuego eran inaccesibles, porque nuestro aparato digestivo es incapaz de procesarlos, en especial los cereales y la carne.

Con el fuego pudimos vivir en lugares antes inhabitables, comiendo alimentos antes indigeribles. El control del fuego es uno de los grandes inventos del ser humano.

Según científicos israelíes, que han estudiado un yacimiento del Paleolítico Medio situado en el Valle del Jordán llamado Gesher Benot Ya'aqov, en esa época tan temprana (790.000 años) ya había una clara diferenciación espacial en los sitios donde habitaban nuestros antepasados.

La distribución de los restos óseos, vegetales y líticos encontrados, y la presencia de un hogar, marcan dos espacios diferentes en la zona habitada de lo que entonces era la orilla de un lago hoy seco.

Diferentes espacios

Una de las áreas, apartada del fuego, estaba dedicada a taller de fabricación de herramientas de sílex y al procesamiento de pescado.

En el extremo opuesto, junto al hogar, había menos talla y se trabajó sobre diferentes rocas (caliza y basalto). Éste era el lugar favorito para retocar los bifaces y donde se empleaban herramientas de piedra para procesar y quizá consumir otros alimentos vegetales como nueces (quizá con uso del fuego), y también cangrejos.

El concepto básico del análisis, el llamado 'suelo o nivel de ocupación', es una idea polémica y compleja en la práctica arqueológica del Paleolítico.

En un yacimiento los restos de todo tipo aparecen situados en el espacio en tres dimensiones; la acreción de nuevo material entierra los objetos que quedan en el suelo, y la reconstrucción de lo que realmente era el suelo en un momento concreto exige una técnica de excavación impecable y precisa.

En los niveles analizados de Gesher Benot Ya'aqov una inundación puntual selló un nivel de ocupación, lo que ha permitido a los arqueólogos el detallado análisis necesario para obtener estas conclusiones.

Baste saber que la excavación de ese nivel proporcionó 79.670 microartefactos y 1.412 macro restos, que incluyen industria lítica sobre varios materiales, diferentes maderas y otros restos vegetales y huesos de animales terrestres y acuáticos; muchos de los restos presentaban marcas de fuego, lo que permitió reconstruir la posición de diversos hogares.

Resulta significativo pensar que aquellos pobladores de cultura Achelense, de los que desconocemos si eran o no antecesores directos nuestros, ya eran capaces de repartir el espacio que utilizaban en diferentes regiones especializadas en distintas tareas.

Es una costumbre que hemos heredado, y que en nuestra sociedad actual se expresa en múltiples situaciones: las habitaciones de nuestros hogares, pero también la separación entre lugar de trabajo, sitio de ocio y vivienda.

En última instancia la existencia de áreas residenciales o de polígonos industriales tiene su antecedente más antiguo en esta división espacial del trabajo de hace casi 800.000 años, en la orilla de un lago cerca del río Jordán. Cuanto más cambian las cosas, más permanecen iguales.

Fuente: rtve.es

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