En 1964 se descubrieron unas huellas de homínidos en Nahoon, cerca de Buffalo City, Sudáfrica. Son casi tan importantes como las famosas huellas de Laetoli y las nuevas descubiertas en Ileret (Kenia). No se hicieron famosas porque hasta la fecha no han podido ser datadas con precisión.
Se trata del rastro de cinco vertebrados diferentes, tres de los cuales son humanos. Fueron preservadas en roca sedimentaria. Fue el primer descubrimiento de huellas en un yacimiento abierto.
Fueron datadas con diferentes métodos, y todos arrojaron antigüedades bastante alejadas entre sí. Un primer acercamiento por radiocarbono en 1966 dio una fecha de unos 29 mil años. Pero para 1999 se las dató por termoluminiscencia y dio 236 mil años, también con luminiscencia estimulada con infrarrojo que dio una antigüedad de 144 mil años. Otra datación, esta vez de las arenas del sitio, dio una antigüedad de 75 mil años.
El problema principal, es que el lugar donde estaban las huellas, era una saliente en la costa, que se derrumbó al poco tiempo de ser descubiertas. Pero las huellas se salvaron y fueron enviadas al museo local. Pero al no poder datarse con exactitud al lugar de las huellas en sí, es donde comenzó el problema.
Pero ahora un nuevo estudio, publicado en Quaternary Geochronology por Zenobia Jacobs y David L. Roberts, ha datado las huellas en sí, los granos de cuarzo de las muestras, con el sistema OSL, luminiscencia estimulada ópticamente. También se han datado por el mismo método la roca sedimentaria asociada a los restos.
Se obtuvieron una serie de fechas consistentes con la estratigrafía así como con los niveles marinos de la época. Arrojaron una fecha de unos 124 mil años de antigüedad, o sea un período clave en la historia de la evolución humana, los primeros Homo sapiens.
Ya desde la anatomía de las huellas se creía que podían pertenecer a humanos modernos, pero si tenían una antigüedad tan tardía como daban las primeras dataciones, eso quería decir que la anatomía moderna del pie había aparecido temprano, pero ahora se sabe que es porque ya pertenecían a los primeros humanos modernos.
Se trata del rastro de cinco vertebrados diferentes, tres de los cuales son humanos. Fueron preservadas en roca sedimentaria. Fue el primer descubrimiento de huellas en un yacimiento abierto.
Fueron datadas con diferentes métodos, y todos arrojaron antigüedades bastante alejadas entre sí. Un primer acercamiento por radiocarbono en 1966 dio una fecha de unos 29 mil años. Pero para 1999 se las dató por termoluminiscencia y dio 236 mil años, también con luminiscencia estimulada con infrarrojo que dio una antigüedad de 144 mil años. Otra datación, esta vez de las arenas del sitio, dio una antigüedad de 75 mil años.
El problema principal, es que el lugar donde estaban las huellas, era una saliente en la costa, que se derrumbó al poco tiempo de ser descubiertas. Pero las huellas se salvaron y fueron enviadas al museo local. Pero al no poder datarse con exactitud al lugar de las huellas en sí, es donde comenzó el problema.
Pero ahora un nuevo estudio, publicado en Quaternary Geochronology por Zenobia Jacobs y David L. Roberts, ha datado las huellas en sí, los granos de cuarzo de las muestras, con el sistema OSL, luminiscencia estimulada ópticamente. También se han datado por el mismo método la roca sedimentaria asociada a los restos.
Se obtuvieron una serie de fechas consistentes con la estratigrafía así como con los niveles marinos de la época. Arrojaron una fecha de unos 124 mil años de antigüedad, o sea un período clave en la historia de la evolución humana, los primeros Homo sapiens.
Ya desde la anatomía de las huellas se creía que podían pertenecer a humanos modernos, pero si tenían una antigüedad tan tardía como daban las primeras dataciones, eso quería decir que la anatomía moderna del pie había aparecido temprano, pero ahora se sabe que es porque ya pertenecían a los primeros humanos modernos.
Referencia
“Last Interglacial Age for aeolian and marine deposits and the Nahoon fossil
human footprints, Southeast Coast of South Africa”. Zenobia Jacobs y David L. Roberts. Quaternary Geochronology 4 (2009) 160–169.
Fuente: neanderthalis.blogspot.com, Martín Cagliani
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