Según las teorías vigentes, la adaptación de los animales al medio cambiante hizo que algunos primates comenzaran a adoptar posturas bípedas, dando lugar a los primeros homínidos hace unos 6 millones de años. Para ser efectivo, el bipedismo exigió cambios estructurales importantes a nivel esquelético, los cuales son hoy visibles en los restos fósiles de aquellos seres.
A través de los restos fósiles, los antropólogos han sido capaces de trazar una historia cada vez más completa y coherente sobre los distintos cambios que han sufrido los primates hasta llegar a ser lo que somos hoy en día. En esta historia, se observa que la pelvis femenina del homo sapiens actual es mucho más compleja y estrecha que la de sus antecesores. Y es esta complejidad la que hace el parto tan doloroso y complicado en nuestra especie.
El parto humano es de tipo rotacional. Esto quiere decir que debido a la relación de tamaños que existe entre la cabeza ósea y hombros del feto y el anillo óseo de la pelvis materna, la cabeza y los hombros del bebé deben realizar una serie de giros complejos que dificultan la tarea del parto y lo hacen tan doloroso para la madre. Para entenderlo bien, aquí os pongo un vídeo muy completo.
Si observais bien el vídeo, notaréis que la cabeza del bebé sale mirando hacia la espalda de su madre. Por el contrario, en los primates no humanos actuales, la cría sale mirando a los ojos de la madre, lo que permite que ésta pueda limpiarle las vías respiratorias y pueda tirar de ella para facilitar la expulsión.
En los humanos la madre no puede limpiar las vías del bebé ni puede arriesgarse a tirar de éste para ayudarlo a salir, pues podría ocasionarle graves lesiones en el cuello. El parto por rotación de los humanos, por tanto, ha sido forzado por el bipedismo y ha sido posible gracias a nuestro comportamiento social. Sin sociedad, sin ayudarnos unos a otros, seguramente nos habríamos extinguido por ser estructuralmente ineficientes.
En el artículo del antropólogo R.G. Franciscus , de la Universidad de Iowa, publicado la semana pasada en PNAS, se hace un repaso del conocimiento actual sobre las características de la pelvis en los homínidos haciendo énfasis en la posibilidad de determinar con cierta precisión cuándo surgió el parto con rotación.
Los restos estudiados hasta el momento, indican que el parto en el australopitecus era de tipo no rotacional. El patrón de parto rotacional actual tuvo que surgir más tarde, cuando se alcanzó un tamaño cerebral crítico añadido al patrón de hombros anchos y rígidos de los homínidos.
Hasta ahora, el consenso era que el parto rotacional no había surgido durante el pleistoceno temprano ni medio. Esto se ha confirmado recientemente con el descubrimiento de una pelvis femenina de entre 1.4 y 0.9 millones de años de antigüedad. Otros estudios, basados en la reconstrucción de una pelvis a partir de restos incompletos, indican que los neandertales retuvieron este patrón de parto hasta el pleistoceno tardío.
El parto rotacional, parece haber sido identificado en el Homo sapiens arcaico a partir de restos pélvicos parciales de tres especímenes más recientes: una hembra española de hace 600.000 años, una hembra china de hace 260.000 años y un macho neandertal de 60.000 años.
Usando técnicas informáticas para reconstruir la pelvis y caderas a partir de restos incompletos, se ha confirmado que los neandertales tenían un patrón de parto distinto del de los humanos modernos. En lugar de rotar de tal manera que la cabeza se orienta mirando hacia la espalda de la madre, en los neandertales el bebé saldría mirando a la madre.
¿Qué implican estos patrones distintos de parto entre humanos modernos y neandertales? Los estudios indican que las tendencias de desarrollo encefálico en el Pleistoceno medio resultaron en problemas obstétricos tanto en neandertales como en humanos modernos, pero evolucionaron de modos distintos. Los neandertales incrementaron las dimensiones transversales del canal del parto, con pocas diferencias entre machos y hembras en determinadas zonas. Los humanos modernos sufrieron una expansion anteroposterior del canal del parto (fijaos que en el vídeo el bebé gira la cabeza 90º antes de salir, lo que muestra que el canal del parto es más ancho de atrás a adelante [anteroposterior] que de izquierda a derecha).
A pesar de las diferencias entre humanos modernos y neandertales, ambos linajes tuvieron partos difíciles y con asistencia obligada, lo que seguramente tuvo muchas otras implicaciones sociales
Mas informacion:gentedigital.es/blogs/cienciadepapel/47/blog-post/1967/parto-con-dolor-desde-cuando/
Fuente: gentedigital.es
A través de los restos fósiles, los antropólogos han sido capaces de trazar una historia cada vez más completa y coherente sobre los distintos cambios que han sufrido los primates hasta llegar a ser lo que somos hoy en día. En esta historia, se observa que la pelvis femenina del homo sapiens actual es mucho más compleja y estrecha que la de sus antecesores. Y es esta complejidad la que hace el parto tan doloroso y complicado en nuestra especie.
El parto humano es de tipo rotacional. Esto quiere decir que debido a la relación de tamaños que existe entre la cabeza ósea y hombros del feto y el anillo óseo de la pelvis materna, la cabeza y los hombros del bebé deben realizar una serie de giros complejos que dificultan la tarea del parto y lo hacen tan doloroso para la madre. Para entenderlo bien, aquí os pongo un vídeo muy completo.
Si observais bien el vídeo, notaréis que la cabeza del bebé sale mirando hacia la espalda de su madre. Por el contrario, en los primates no humanos actuales, la cría sale mirando a los ojos de la madre, lo que permite que ésta pueda limpiarle las vías respiratorias y pueda tirar de ella para facilitar la expulsión.
En los humanos la madre no puede limpiar las vías del bebé ni puede arriesgarse a tirar de éste para ayudarlo a salir, pues podría ocasionarle graves lesiones en el cuello. El parto por rotación de los humanos, por tanto, ha sido forzado por el bipedismo y ha sido posible gracias a nuestro comportamiento social. Sin sociedad, sin ayudarnos unos a otros, seguramente nos habríamos extinguido por ser estructuralmente ineficientes.
En el artículo del antropólogo R.G. Franciscus , de la Universidad de Iowa, publicado la semana pasada en PNAS, se hace un repaso del conocimiento actual sobre las características de la pelvis en los homínidos haciendo énfasis en la posibilidad de determinar con cierta precisión cuándo surgió el parto con rotación.
Los restos estudiados hasta el momento, indican que el parto en el australopitecus era de tipo no rotacional. El patrón de parto rotacional actual tuvo que surgir más tarde, cuando se alcanzó un tamaño cerebral crítico añadido al patrón de hombros anchos y rígidos de los homínidos.
Hasta ahora, el consenso era que el parto rotacional no había surgido durante el pleistoceno temprano ni medio. Esto se ha confirmado recientemente con el descubrimiento de una pelvis femenina de entre 1.4 y 0.9 millones de años de antigüedad. Otros estudios, basados en la reconstrucción de una pelvis a partir de restos incompletos, indican que los neandertales retuvieron este patrón de parto hasta el pleistoceno tardío.
El parto rotacional, parece haber sido identificado en el Homo sapiens arcaico a partir de restos pélvicos parciales de tres especímenes más recientes: una hembra española de hace 600.000 años, una hembra china de hace 260.000 años y un macho neandertal de 60.000 años.
Usando técnicas informáticas para reconstruir la pelvis y caderas a partir de restos incompletos, se ha confirmado que los neandertales tenían un patrón de parto distinto del de los humanos modernos. En lugar de rotar de tal manera que la cabeza se orienta mirando hacia la espalda de la madre, en los neandertales el bebé saldría mirando a la madre.
¿Qué implican estos patrones distintos de parto entre humanos modernos y neandertales? Los estudios indican que las tendencias de desarrollo encefálico en el Pleistoceno medio resultaron en problemas obstétricos tanto en neandertales como en humanos modernos, pero evolucionaron de modos distintos. Los neandertales incrementaron las dimensiones transversales del canal del parto, con pocas diferencias entre machos y hembras en determinadas zonas. Los humanos modernos sufrieron una expansion anteroposterior del canal del parto (fijaos que en el vídeo el bebé gira la cabeza 90º antes de salir, lo que muestra que el canal del parto es más ancho de atrás a adelante [anteroposterior] que de izquierda a derecha).
A pesar de las diferencias entre humanos modernos y neandertales, ambos linajes tuvieron partos difíciles y con asistencia obligada, lo que seguramente tuvo muchas otras implicaciones sociales
Mas informacion:gentedigital.es/blogs/cienciadepapel/47/blog-post/1967/parto-con-dolor-desde-cuando/
Fuente: gentedigital.es
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