sábado, 9 de abril de 2011

Un nuevo estudio avala que humanos y fauna emigraron de África en paralelo como consecuencia de los cambios climáticos

Restos de cuernos y dientes de gacela

Un tema clave y pendiente de resolver en el estudio de la evolución humana es averiguar cuáles fueron las causas de las primeras dispersiones humanas desde África y hacia toda Eurasia.

Una de las hipótesis que defienden algunos investigadores es que homínidos y fauna habrían salido juntos del continente africano, como consecuencia de los cambios climáticos. Así habría ocurrido hace unos 800.000 años, en lo que se ha considerado una segunda oleada migratoria, según se constata en un estudio que ahora se publica en el Journal Human Evolution (JHE), en un artículo firmado por Bienvenido Martínez-Navarro, investigador ICREA en el IPHES, que ha liderado este trabajo, y Rivka Rabinovich de la Universidad Hebrea de Jerusalem. La investigación se basa en el análisis de 180 restos de bóvidos descubiertos en Gesheri Benot Ya'aqov, en Israel.

Esta localidad situada en el Corredor Levantino, en el cuello de botella que conecta África con Eurasia, y donde se encuentran los restos de fuego domesticado y utilizado por los homínidos más antiguo documentados hasta el momento. Por consiguiente, “es un yacimiento clave para explicar las dispersiones humanas y faunísticas fuera de África en la transición Pleistoceno inferior-medio hace alrededor de unos 800.000 años”, asegura Bienvenido Martínez-Navarro. Anteriormente, habría habido otra salida de África, en este caso, sucedió hace sobre 1,8 millones de años, según se ha documentado en Dmanisi (Georgia).

En el artículo del Journal of Human Evolution, titulado “The fossil Bovidae (Artiodactyla, Mammalia) from Gesher Benot Ya’aqov, Israel: Out of Africa during the Early-Middle Pleistocene transition” (Los bóvidos fósiles de Benot Ya’aqov, Israel: dispersiones fuera de África durante la transición Pleistoceno inferior-medio), los autores describen dos especies de búfalos, una correspondiente al género Bos (al cual pertenecen los toros y las vacas), y otra probablemente se atribuya al género Bison, una gacela y otra forma indeterminada de bóvido. La especie más grande es un toro (Bos),que pertenece a una forma de origen africano relacionada con la especie determinada en el yacimiento eritreo de Buia, Bos buiaensis, que evoluciona a partir del búfalo de Olduvai (Bos oldowayensis) y coloniza Eurasia de manera paralela a la dispersión que protagonizaron los homínidos que elaboraban industrias líticas de tipo achelense, es decir, de Modo 2, a diferencia de la oleada observada en Dmanisi con restos de cultura olduvaiense (Modo 1), más antigua que la de Gesher Benot Ya’aqov.

Especies

Al mismo tiempo, un número importante de especies de origen africano colonizan Eurasia durante esta transición Pleistoceno inferior-medio, entre las que se encuentran el elefante de alimentación generalista, Elephas (Palaeoloxodon) antiquus, y los carnívoros como la hiena manchada (Crocuta crocut)a, así como el león (Panthera leo) y el leopardo (Panthera pardus)

“Este recambio faunístico está relacionado con el importante cambio climático acontecido en la transición Pleistoceno inferior-medio, momento en el cual empiezan a dominar climas más fríos alternados con períodos cálidos interglaciares”, añade Martínez-Navarro. “Lo más importante –remarca el mismo investigador- es que hemos podido describirun nuevo paralelismo entre dispersiones humanas y dispersiones faunísticas, cosa que nos permite establecer las relaciones ecológicas entre los homínidos y las especies de origen africano que emigran con ellos en momentos climáticos que favorecen esa salida de nuestros antepasados y de otras especies de grandes mamíferos, desde las latitudes tropicales de África hasta las latitudes medias de Eurasia”.

Fuente: Universitat Rovira i Virgili / noticias.universia.es

lunes, 4 de abril de 2011

Hace 350.000 años se usaban en Atapuerca herramientas de hueso.


Los homínidos que vivieron en la Sierra de Atapuerca hace 350.000 años fabricaron herramientas de piedra, pero también de hueso, según se desprende de un artículo publicado en la prestigiosa revista Journal of Human Evolution titulado Bone as a technological raw material at the Gran Dolina site.

Esta industria fue encontrada en las excavaciones realizadas en los años 2000 y 2001 en el nivel TD-10 del yacimiento Gran Dolina. «La importancia de este hallazgo es que se trata de los indicios más antiguos de la utilización de herramientas fabricadas con huesos. Es normal encontrarnos con industria realizada en hueso con la llegada del Homo sapiens en el Paleolítico Superior pero no de tanta antigüedad», apuntó Rodrigo Alcalde, responsable de Didáctica del Museo de la Evolución Humana (MEH) y autor del artículo junto a Jordi Rusell, Ruth Blasco, Gerard CLampeny, Leticia Menéndez, Eudald Carbonell (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social), Carlos Díez del Laboratorio de Prehistoria de la Universidad de Burgos, Juan Luis Arsuaga (Centro de Investigación (UCM-ISCIII) de Evolución y Comportamiento Humanos) y José María Bermúdez de Castro (Centro Nacional de Investigación sobre Evolución Humana).

Además de encontrarse fragmentos de hueso que han sido retocados, se han hallado otros que han sido retocadores. «Los homínidos han cogido determinadas astillas de hueso y las han utilizado para retocar piedra. En lugar de utilizar piedra contra piedra, han usado un fragmento de hueso para golpear la piedra. En el hueso quedan unas pequeñas marcas, que se ven muy claras», añadió el investigador.

Según explicó Rodrigo Alcalde, los retocadores en hueso son muy comunes en yacimientos de neandertales, de 100.000 años en adelante, pero no en cronologías tan antiguas «Tenemos huesos cuyos bordes han sido transformados para crear un filo, que no sabemos para qué se usó, y otros huesos fueron utilizados como percutores o retocadores».

Los investigadores realizaron modelos experimentales en los laboratorios para estudiar las marcas. «Hemos golpeado el hueso para configurar los retoques y también hemos cogido huesos secos y frescos para comprobar cuál de los dos utilizaron los homínidos para retocar las piedras. Finalmente, hemos podido saber que fue con fragmentos de hueso fresco», añadió.

En opinión de Rodrigo Alonso, a partir de este descubrimiento se deberán estudiar de nuevo las marcas aparecidas en instrumentos encontrados en otros yacimientos para comprobar si se trata de un patrón más generalizado. «Igual se han achadado esas marcas a pisoteos de los animales sobre los huesos y no se les dio importancia. La idea es comprobar que el hueso fue utilizado como una materia prima para fabricar herramientas antes de lo que pensaba».

Fuente: diariodeburgos.es