miércoles, 14 de mayo de 2014

La diversidad genética del sapiens es superior a la del neandertal

                                  

                                                Excavaciones en la cueva piloñesa del Sidrón. :: NEL ACEBAL

La cueva del Sidrón vuelve a aportar luz sobre el pasado neandertal. Una nueva investigación de la que forma parte la oquedad piloñesa acaba de ser publicada en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences' con una conclusión clara: los neandertales tenían menor diversidad genética que los homo sapiens actuales. Para llegar hasta este punto, se han analizado los exomas, es decir la parte del genoma que codifica para las proteínas, de un denisovano y tres neandertales de regiones diferentes: la cueva del Sidrón, la de Vindija, en Croacia, y la de Denísova, en Siberia.

Antonio Rosas y Carlos Lalueza-Fox, dos de los investigadores del CSIC que han liderado el estudio del Sidrón, están detrás de este hallazgo en el que también han colaborado la Universidad de Oviedo y el Instituto de Antropología Evolutiva Max Planck. Es Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales de Madrid, quien sitúa en su lugar los resultados de este trabajo: «El exoma de los tres neandertales junto con el del individuo de Denísova ha permitido por vez primera identificar los cambios de aminoácidos derivados compartidos por estos homínidos arcaicos y que no ocurren, o lo hacen en muy baja frecuencia, en los humanos actuales», afirma. Añade que el interés de estas conclusiones radica en que «abren la puerta a la identificación de la base genética de los cambios fenotípicos producidos en los procesos evolutivos».

Rosas habla de un estudio que, por vez primera, se adentra en la identificación de los genes potencialmente responsables de los cambios físicos de los homínidos arcaicos y los humanos recientes. Y lo que se ha sabido a partir de la comparación de los exomas fósiles de humanos modernos de África, Europa y Asia es que el linaje común de denisovanos y neandertales «acumuló un buen número de mutaciones en los genes que controlan la forma del esqueleto, distribución del pelo, metabolismo y sistema cardiovascular», revela el CSIC en un comunicado.

«Curiosamente, los cambios que afectan específicamente al linaje de los neandertales, después de su separación con los denisovanos, está en relación con genes incluidos en la categoría de hiperlordosis. Se sabe por estudios de anatomía comparada que los neandertales tenían una curvatura lumbar reducida. Por el contrario, en el linaje de homo sapiens, el cambio genético se concentra fundamentalmente en ciertos genes implicados en el comportamiento y en la pigmentación de la piel. En este último caso, las mutaciones detectadas pueden estar relacionadas con las diferencias en la pigmentación de la piel en poblaciones actuales», subraya Antonio Rosas.

Este estudio, que llega apenas unos días después de que la revista 'Science' publicará -también con participación de la Universidad de Oviedo aunque esa ocasión no se analizaron los restos óseos del Sidrón- el epigenoma completo de un neandertal. Se amplía así el conocimiento sobre las especies extinguidas que nos precedieron en el planeta.

Este nuevo estudio, sin ir más lejos, revela que los neandertales se distribuían en pequeñas poblaciones alejadas unas de otras que presentaban ligeras diferencias entre ellas que bien podrían ser fruto de las relaciones endogámicas, más comunes entonces de lo que son entre los humanos actuales. Además, el trabajo aporta otro dato de interés, y es que a lo largo del proceso evolutivo, en los sapiens se han producido mutaciones en genes que afectan en el ámbito de la agresividad y la hiperactividad, aunque se ignora si esos cambios han aumentado o reducido esas pautas.

Con esta nueva publicación, se abren caminos para avanzar en el conocimiento de los humanos de hoy y las especies anteriores. Antonio Rosas lo resume así: «Este estudio supone un importante nexo de unión entre los estudios paleontológicos y los genéticos. Los modelos sobre evolución de la variabilidad morfológica y pautas de cambio fenotípico en el linaje de los neandertales obtienen un importante apoyo directamente de los datos genéticos».

Fuente: elcomercio.es

lunes, 12 de mayo de 2014

Los investigadores vuelven a Coímbre


Un grupo reducido de personas visita la cueva de Coímbre dentro de las actividades del programa 'Un viaje a la prehistoria del Oriente de Asturias', celebradas el pasado mes de abril. :: NEL ACEBAL

El próximo otoño está previsto que se retomen las excavaciones arqueológicos en la cueva peñamellerana de Coímbre, emplazada a apenas un kilómetro de la localidad de Alles, después de que el año pasado los investigadores decidieran paralizar los trabajos a pie de campo después de cinco campañas para poder avanzar en la publicación de los resultados obtenidos hasta la fecha, que se espera que vea la luz a final de año.

 David Álvarez Alonso, profesor-tutor de la UNED, y José Yravedra, profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, proyectan volver a este yacimiento después del verano aunque en esta ocasión pretenden combinar los trabajos de excavación en el interior de la caverna con prospecciones en el entorno de la misma. «Queremos trabajar dentro de la cueva, aunque en otro punto, porque hasta ahora estábamos investigando la zona conocida como 'B' y ahora queremos desplazarnos a la denominada zona 'A'. Además, de forma paralela, tenemos intención de realizar prospecciones en el exterior que hasta ahora no habíamos realizado», explicaba Yravedra, quien reconoce que aún están pendientes de los correspondientes permisos por parte de la Consejería de Cultura.

El objetivo de estas novedosas tareas en el exterior no es otro que tratar de determinar, por ejemplo, de dónde procedían los materiales que el hombre que habitó en esta cueva hace 15.000 años utilizaba para tallar las piezas que utilizaba, así como dónde cazaba las cabras y ciervos que consta que capturaba. «Nos gustaría poder realizar prospecciones con tecnología más avanzada, y no sólo en el exterior sino también dentro de la cueva, porque pueden ser de mucha utilidad, pero son muy costosas y nosotros no nos las podemos plantear. Nuestras prospecciones consistirán en visualizar el entorno para poder hacernos una idea de por dónde se movían», aclara.

El trabajo a pie de campo debe compatibilizarse también con la finalización de la publicación monográfica que se está elaborando sobre esta caverna, descubierta en 1971 por un grupo de vecinos del concejo, recibiendo especial importancia por el hallazgo en su interior de un conjunto de manifestaciones artísticas de la cultura magdaleniense, y que ahora se presenta como «uno de los más interesantes de Asturias» del Paleolítico Superior.

Los grabados tienen unos 15.000 años de antigüedad y están distribuidos principalmente en tres zonas de la cueva, aunque la mayor parte de las representaciones se concentran en una misma sala. Se recrean en sus paredes desde signos característicos de la cultura magdaleniense hasta animales, tales como cabras, ciervos y caballos, aunque destaca entre todos la imagen de un gran bisonte que, sin lugar a dudas, podría convertirse en icono de la cueva.


Cientos de piezas

La publicación recogerá tanto los resultados del estudio llevado a cabo sobre los grabados de la caverna como las conclusiones a las que se llegó tras el análisis de la ingente cantidad de piezas extraídas de las entrañas de esta gruta durante las diferentes campañas de excavación, desarrolladas entre 2008 y 2012. Y es que durante este periodo se han localizado restos de industria ósea como azagayas, arpones, varillas, punzones, objetos de adorno-colgante y una amplia colección de industria lítica rica y variada que puede ayudar a entender las actividades que se realizaban en la cueva. Pero también restos de fauna cazada y consumida en la propia cueva que corresponden principalmente a cabras, rebecos, ciervos y algún corzo, pero también a salmones pescados en el río Cares.

Se sabe a través del estudio de esta importante colección de piezas que Coímbre no era una cueva más, sino que tuvo una importante densidad de ocupación humana ya que, al contrario que otras de la zona, fue habitada en diferentes ocasiones y en varias épocas del año. Así, se puede afirmar que cazaban y pescaban en su entorno y llevaban los animales hasta allí para despiezarlos y consumirlos ya que se han localizado herramientas de todos esos procesos.

Todo esto y mucho más quedará recogido en la publicación que podrá ver la luz a final de este año. «Nuestra prioridad es acabar esta publicación antes de final de año. Aunque tenemos los estudios bastante avanzados, nos falta rematar el trabajo porque aún estamos pendientes de algunas analíticas», reconoció el experto. Se trata además de un compromiso con la Fundación Cristina Masaveu que, junto con el apoyo del Gobierno del Principado, se encarga de la financiación de este proyecto.

Fuente: elcomercio.es