jueves, 25 de abril de 2013

Hace 1,3 millones de años los homínidos y las hienas competían en Orce (Granada) por la carroña




Hace 1,3 millones de años, Fuente Nueva-3, en Ocre (Granada), era un lugar que acogía las primeras poblaciones de homínidos que habían llegado a Europa. El paisaje estaba caracterizado por la presencia de mucha agua y una gran variedad de fauna, entre la que abundaban los grandes mamíferos, especialmente los megaherbívors, como Mammuthus meridionalis (elefante), Hippopotamus antiquus (hipopótamo), Stephanorhinus hundsheimensis (rinoceronte), Bison sp. (Bisonte), o Praemegaceros verticornis (ciervo gigante de grandes cuernos), junto a otras especies de menor tamaño.

 Situación geográfica y estratigrafía de Fuente Nueva-3


Este fue el contexto ambiental que acogió a los autores de los primeros cuchillos de piedra en Europa, elaborados con la materia prima localizada en los alrededores, especialmente sílex y calizas dolomíticas. Con estos utensilios podían, por ejemplo, aprovechar los cadáveres de los grandes megaherbívoros que encontraban normalmente en lugares próximos a ríos y manantiales, como es el caso de Fuente Nueva -3.






Herramientas de piedra que fueron encontradas alrededor del esqueleto de la elefanta


Un día del Pleistoceno inferior

Esto es lo que pasó un día del Pleistoceno inferior, hace 1,3 millones de años, al encontrarse con los restos de una elefanta (se sabe el sexo por la morfología de la mandíbula) perteneciente a la especie Mammuthus meridionalis, antecesora de los mamuts lanudos que posteriormente poblaron el continente europeo.




Esqueleto parcial de 'Mammuthus meridionalis' de Fuente Nueva -3y distribución espacial de coprolitos y herramientas de piedra


Quien llegó antes al cadáver? Quien se comió la carne más fresca?


Muy probablemente, la elefanta se había acercado moribunda a un charco para beber y acabó muriendo allí. Los homínidos descuartizaron y se comieron parte del cadáver, pero no fueron los únicos en sacarle provecho. Como seguramente pasó muchas veces, las hienas gigantes de cara corta de la especie Pachycrocuta brevirostris, de más de 110 kg de masa (pueden llegar hasta los 160 kg), también rentabilizaron sus nutrientes.

Ahora bien, quien llegó antes al cadáver? Quien se comió la carne más fresca? "Los homínidos". Así lo interpreta Bienvenido Martínez-Navarro, paleontólogo e investigador ICREA (Institución Catalana de Investigación y Estudios Avanzados) en el IPHES (Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social), coautor de un artículo que ha publicado la revista Quaternary International sobre la competición por los recursos entre homínidos y hienas.

Las afirmaciones de Martínez-Navarro se basan en el estudio de un esqueleto de Mammuthus meridionalis encontrado en la campaña de excavación realizada en Fuente Nueva-3 el verano de 2001, y que fue extraído dos años después. "A este fósil le faltaban los miembros, tanto anteriores como posteriores, además del cráneo, pero se conservó gran parte del esqueleto axial, con la pelvis y la columna vertebral completas, varias costillas, una escápula y la mandíbula ligeramente desplazada", puntualiza el paleontólogo del IPHES.

El mismo investigador insiste: "Normalmente el sentido común conduce a las conclusiones más acertadas. Es de suponer, aplicando el principio del 'actualismo' (según el cual los agentes o causas que actúan en el presente ayudan a entender los sucesos del
pasado) que aquellos homínidos eran individuos que, a pesar de haber desarrollado ya la necesidad de comer alimentos animales, base del proceso de la diferenciación y evolución del género 
Homo -respecto al resto de primates que son básicamente vegetarianos-, no consiguieron desarrollar una capacidad digestiva tan elaborada como los grandes carnívoros para procesar desechos animales en avanzado estado de putrefacción, tal como hacen las hienas o los cánidos".

A esto hay que sumar que en estas etapas tan tempranas no hay ninguna evidencia de que los homínidos se sirvieran de manera sistemática del fuego. "Por ello, hemos de imaginar -precisa Martínez-Navarro- que nuestros antepasados ​​tenían que comer carne fresca, centrándose especialmente en las regiones proteicas menos tóxicas, como los paquetes musculares de los miembros que, además, contienen los huesos largos donde se acumulan grandes cantidades de médula, de alto rendimiento calórico, como el fémur, el húmero, el radio, el cúbito y la tibia".



Paul Palmqvist
(izquierda), investigador de la Universidad de Málaga, y Bienvenido 
Martínez-Navarro, investigador ICREA en el IPHES, en Orce - Jordi Mestre
 / IPHES


Cráneo y médula

Lo mismo sucede con el cráneo, donde se encuentra el cerebro, sumamente nutritivo, y que, junto a la médula, son comestibles y especialmente importantes para los niños recién destetados, los cuales no pueden masticar adecuadamente alimentos más duros, y también son necesarios para la manutención de los individuos ancianos desdentados, lo que les permite alargar su longevidad y, con ello, transmitir su experiencia y conocimientos a las generaciones más jóvenes.

"Curiosamente, estas partes menos tóxicas y más nutritivas, son las que le faltan al esqueleto", añade Paul Palmqvist, coautor del trabajo y catedrático de Paleontología de la Universidad de Málaga. "Por ello, debemos considerar que nuestros antepasados ​​sacaron rendimiento a la ventaja de llegar los primeros al cadáver; cortaron y se llevaron las patas y el cráneo, marchándose lo más rápido que pudieron. Después las hienas acabaron con el resto del cadáver, ya que estuvieron comiendo allí mientras hubo alguna cosa todavía comestible", añade.

Coprolitos blancos de P. brevirostris (hiena) del nivel arqueológico superior de Fuente Nueva -3 ( A) y más oscuro coprolitos encontradosenvolvente del esqueleto de M. meridionalis



Los coprolitos

 Hay otros datos más que indican que las hienas llegaron más tarde, considera María Patrocinio Espigares, primera firmante del artículo, profesora asociada en la Universidad de Málaga y miembro del Museo de Prehistoria y Paleontología de Orce. "Por un lado -cuenta esta investigadora- ingirieron

 grandes cantidades de carne y vísceras, ya que los coprolitos son de color oscuro debido a que comieron mucha cantidad de materia orgánica y poco hueso, ya que en caso contrario serían más claros, debido a la mayor presencia de materia mineral".

Por otra parte, "los coprolitos se sitúan mayoritariamente en el lugar donde habrían encontrado los huesos de las extremidades, lo que indica que fueron depositados allí con 
posterioridad a la su desmembramiento y transporte".

Precisamente, una de las aportaciones científicas más interesantes durante la excavación fue el hallazgo de 34 coprolitos (excrementos fosilizados) de la hiena gigante Pachycrocuta brevirostris, en torno al esqueleto de la elefanta, todo ello junto a 17 lascas de sílex con las que los homínidos habrían aprovechado los restos del animal. "Esto sugiere que el cadáver de este megaherbívoro pudo servir de alimento a  dos grandes consumidores de carroña: la hiena gigante y nuestros antepasados homínidos", afirma Bienvenido Martínez-Navarro.

"Con esta investigación se ha verificado una evidencia clara de competencia por el aprovechamiento de la carne entre los dos supercarroñeros mencionados, siendo el caso más antiguo que se conoce de competencia directa por el aprovechamiento de un cadáver de megaherbívoro entre ambos", agrega.

Además, prosigue, "muy probablemente sea el principal hallazgo arqueopaleontológicos 
encontrado hasta ahora en Orce y representa la punta del iceberg de lo que el yacimiento de Fuente Nueva-3, y los otros de la región, brindarán en un futuro próximo de cara al conocimiento del género de vida de nuestros antepasados más primitivos".




Fuente:    terraeantiqvae.com


domingo, 21 de abril de 2013

Familia marplatense encuentra un animal prehistórico en Mar del Sud.

 
En la localidad de Mar del Sud, más precisamente en el paraje denominado El Remanso, fue hallado el cráneo fósil de un perezoso gigante.

El hallazgo fue realizado por la familia López, oriundos de Mar del Plata, pero los fines de semana disfrutan de las solitarios paisajes de la villa balnearia. No es la primera vez que en sus expediciones han encontrado restos fósiles ya que en varias oportunidades tuvieron la gentileza de avisar y llevar al Museo Municipal Punta Hermengo de Miramar, el producto de sus hallazgos, como lo establece la ley 25.743 y la ordenanza municipal 248/88.


 

En esta ocasión se trata de un animal denominado Scelidodon, un gran perezoso pariente lejano de los que hoy aún existen en la selva misionera pero de un tamaño impresionante, ya que tenía en vida unos dos metros y medio de largo y algo mas de una tonelada de peso, eran herbívoros con escasos dientes, grandes garras con uñas que usaban para romper las ramas de los árboles y arbustos de los que se alimentaba.

Estos animales habitaron en el Período denominado Ensenadense, al menos para nuestra zona, ya que sus restos han sido hallados en estos sedimentos cuya antigüedad es de un mínimo de 700.000 años y se tuvo que luchar contra las olas que dificultaban la extracción del fósil que se hallaba al nivel de la restinga al borde del mar. Curiosamente y tal como ocurre en nuestras playas el mismo lugar hoy se encuentra tapado por la arena, lo que nos demuestra las dificultades que existen para llegar a estos hallazgos.

Los perezosos gigantes estaban muy diversificados y adaptados a los diversos ambientes, ya que se han encontrado en estratos de diferente origen, tales como pantanos y praderas. También estaban los que hacían grandes cuevas, denominados Scelidoterios, cuyos restos son más abundantes y hasta fue hallado en 2005, un ejemplar en el mismo paraje pero en sedimentos mucho más modernos, lo que confirma la riqueza natural de nuestra región.


El cráneo encontrado por la familia López será convenientemente preparado para ser exhibido en breve en la sala del citado museo de Miramar, junto a una creciente colección de la fauna prehistórica local, conformada por fósiles de otras especies gigantes de perezosos, grandes y extintos armadillos, dientes de sable, mastodontes y otras criaturas que ya no existen.

Fuente:
Para mas información sobre el hallazgo y las actividades institucionales del museo, visite sitio  www.museodemiramar.com.ar.






miércoles, 17 de abril de 2013

¿Era el hombre de Flores solo un enano?


Un nuevo estudio afirma que el famoso «hobbit» indonesio no era otra especie, sino un Homo erectus que «encogió» para adaptarse a la vida en una isla

El hombre de la isla indonesia de Flores, que vivió hace 18.000 años, medía un metro de altura, pesaba 25 kilos y tenía un cráneo pequeño, es todavía un misterio para la Ciencia. Los investigadores no se ponen de acuerdo sobre si se trata de una nueva especie o es en realidad alguno de nuestros ancestros o uno de nosotros, un homo sapiens, con malformaciones, en una de las disputas más feroces de la antropología. Un nuevo estudio realizado por científicos japoneses apunta ahora que estos «hobbits», como se les conoce popularmente, son el fruto de la evolución en una isla. Se «encogieron» para adaptarse a la falta de alimentación en un espacio tan reducido, explican en la revista Proceedings B Journal de la Royal Society.


Los restos de estos seres fueron hallados hace una década en una cueva de una remota isla de Indonesia. Los científicos del Museo de Nacional de Naturaleza y Ciencia de Tokio realizaron una tomografía computarizada detallada de un cráneo perteneciente a los restos de uno de los Homo floresiensis encontrados,. Los resultados sugieren que su cerebro era algo más grande de lo que se creía: 426 centímetros cúbicos, algo más que los 400 cc estimados previamente, pero solo un tercio de un cerebro Homo sapiens, que es de alrededor de 1.300 cc.

Homo erectus reducido

El equipo argumenta que el tamaño del cerebro es consistente con un descendiente reducido del Homo erectus, que fue el primer ser humano en salir de África. Los antepasados de los «hobbits» pudieron ser una escuálida versión del Homo erectus. El tamaño de su cerebro habría sido de alrededor 860 cc. Sus descendientes, aislados del resto del mundo, fueron disminuyendo durante miles de años para adaptarse de la disponibilidad de alimentos en la isla, de acuerdo con su teoría.

Este fenómeno, conocido como enanismo insular, es muy conocido entre los biólogos. De hecho, en ese momento en la isla Flores vivía un elefante pigmeo, cuyos restos masacrados se han encontrado en el suelo de la cueva de los «hobbits». La teoría del enanismo insular no es nueva, pero los investigadores dicen que es la que mejor puede explicar lo sucedido en Indonesia. El debate continúa.

Funte: abc.es

martes, 16 de abril de 2013

El arte rupestre de los primeros americanos



En 1962, el arqueólogo estadounidense Clement Meighan (izquierda) llegó a Baja California Sur invitado por el escritor Erle Stanley Gardner y durante su estancia en ese territorio descubrió entre las cuevas que pueblan la Sierra de San Francisco y Santa Martha diversas galerías de pinturas rupestres en excelente estado de conservación.

Hasta entonces, este conjunto de manifestaciones rupestres sólo eran conocidas entre la población local y por algunos escritos de los misioneros jesuitas del siglo XVIII.



 

En sus primeras publicaciones, Meighan atribuyó la autoría de estas pinturas a los antiguos cochimies y las fechó como del siglo XIII. Por años esta hipótesis fue la más aceptada por la comunidad académica hasta que en los 80, especialistas de la Universidad de Barcelona comenzaron a realizar estudios de datación por radiocarbono en una de las cuevas más importantes, La Pintada. Los resultados arrojaron fechas de hasta 5 mil años de antigüedad.

30 años después de haber comenzado sus investigaciones sobre arte rupestre en la Península de Baja California con el apoyo de la Universidad de Barcelona, el arqueólogo español Ramón Viñas Vallverdú (derecha), actualmente investigador del Instituto de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), de la Universidad Rovira i Virgili, de España, explica que las dataciones que se tienen hasta ahora de algunas de estas pinturas oscilan entre los 8 y 9 mil años de antigüedad. Sin embargo, esos resultados siguen siendo parciales, pues asegura que en algunas de estas cuevas se han encontrado contextos de hasta 10 y 12 mil años de antigüedad.


 

Si esclarecer su antigüedad, este conjunto de pinturas rupestres ha implicado una compleja labor durante varias décadas, los trabajos para conocer a sus autores apenas comienza. Uno de los objetivos del proyecto de investigación “Biodiversidad y sociedades cazadoras del Cuaternario de México”, que incluye varios proyectos de exploración en distintas partes del país, y en el que participan investigadores del INAH y el IPHES, es tratar de obtener información sobre las primeras poblaciones que realizaron estas pinturas rupestres, pertenecientes al estilo Gran Mural, que se enmarca dentro del período Arcaico (hace unos 10 mil años) y se caracteriza por figuras de gran tamaño, de uno hasta cuatro metros de altura.

 “Sobre la gente de la época del Gran Mural sabemos muy poco, por eso queremos seguir investigando en esa línea. En cueva La Pintada se han registrado elementos con fechas de hasta 10 mil años de antigüedad. Las excavaciones que haremos próximamente serán para estudiar el contexto arqueológico de esos grandes murales; los lugares que estamos buscando son alrededor de esa zona para encontrar los lugares de hábitat de los que hicieron estas pinturas”, dijo en entrevista Viñas Vallverdú, en su visita a México.

 

El trabajo, explica el investigador que también ha sido profesor de la ENAH, consistirá en realizar recorridos de superficie para localizar materiales y sitios que ofrezcan información sobre los grupos humanos que se asentaron en esa península hace 10 mil años. Según el arqueólogo, es muy probable que esas poblaciones de cazadores recolectores utilizaran las cuevas halladas en estos barrancos como espacios rituales, a manera de santuarios donde realizaban ceremonias de petición de lluvia, fecundidad o abundancia. “Es muy posible que las sierra fuera su zonas de caza, pero también como zonas sagradas, y los grandes hábitats estaban alrededor de la sierra, esta gente vivía en las planicies”, apunta.

El arqueólogo, cuya tesis doctoral sobre pintura rupestre en Baja California está por publicarse, está convencido de que los resultados que arrojen estas investigaciones serán de vital importancia porque aportarán información nueva en torno a los estudios de los primeros pobladores del continente ya que, asegura, para América estas pinturas se encuentran entre los referentes más importantes de los primeros pobladores, similares a otras del planeta, porque son de las más antiguas de América hasta ahora fechadas.



Trabajo complejo

Entre el conjunto de cuevas que presentan estas manifestaciones rupestres en la sierra de San Francisco, Baja California, la cual cuenta con la designación de Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO desde 1993 , destacan La Pintada, Las Flechas, Los Músicos, La Soledad y Cueva El Ratón, que permanecen abiertas al público y están bajo custodia del INAH. Pero esto es apenas una pequeña muestra de las miles de figuras que adornan las paredes rocosas de esos lugares.
Viñas Vallverdú detalla que entre las cuevas identificadas como del estilo Gran Mural, tan sólo en la Sierra de San Francisco hasta ahora se tienen identificadas más de 250, de las cuales sólo se han investigado alrededor de 20.

Y es que a decir del investigador, quien además en la Península Ibérica dirige proyectos sobre el arte rupestre Levantino, la simple documentación y datación de estos murales antiguos representa un trabajo monumental, ya que buena parte de ellos presentan diferentes fases pictóricas, lo cual indica que algunos lugares fueron ocupados por varias generaciones a lo largo de cientos de años, probablemente desde el año 9 mil a.C. y hasta el siglo XVIII. Desde los primeros pobladores hasta los asentamientos de la etnia cochimie.
“Hay lugares donde hay siete niveles de pinturas diferentes, esto quiere decir que estos lugares fueron frecuentados por miles de años”, dice.

El especialista comenta que las pinturas correspondientes a las primeras etapas se caracterizan por la representación de grandes figuras humanas, mientras que las de etapas tardías son de menor tamaño, y posiblemente fueron realizadas por los últimos grupos humanos que llegaron al área, provenientes de EU. “Encuentran las pinturas del Gran Mural y ponen ahí también pequeñas figuras, esas figuras siempre aparecen sobre las del Gran Mural”.

 

Señala que aunque estos sitios eran utilizados como santuarios, es probable que en épocas tardías hayan sido habitados por los cochimies, y hasta hace un siglo, los rancheros que poblaron ese territorio después de la Revolución mexicana las utilizaban como corrales de ovejas y cabras.
Viñas afirma que los santuarios, además de espacios para las expresiones mágicas y religiosas, tal vez funcionaban como marcadores de tiempo y territorio. “En el caso de La Pintada hay muchas marcas de tipo astronómico, sitios donde señalan que ahí llega el sol en determinada época del año y eso marca una fecha en su calendario. Así saben que cuando el sol está pegando en tal lugar es la época de ir a recoger la pitahaya o iniciará la época de lluvia”.

El proyecto de exploración en esta zona de Baja California se sumaría al que el especialista del IPHES, en colaboración con el paleontólogo Joaquín Arroyo Cabrales, especialista del Laboratorio de Arqueozoología del INAH, realizan en Chazumba, Oaxaca, donde se han encontrado huesos de fauna que existió hace 25 mil años, así como lascas de sílex, posiblemente hechas por el hombre.

Fuentes: http://terraeantiqvae.com

Los homínidos del norte de África ya actuaban como carniceros hace 1,8 millones de años



Un equipo del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) ha encontrado las primeras evidencias de uso de herramientas de piedra por parte de homínidos para extraer la carne animal de los huesos, tal y como lo realizan los carniceros actuales. El hallazgo se ha producido en el yacimiento más antiguo del norte de África, el de El-Kherba (Ain Hanech), en Argelia, que tiene alrededor de 1,8 millones de años.

Científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (Cenieh) de Burgos han hallado las primeras evidencias de uso por parte de homínidos de herramientas de piedra para extraer la carne animal de los huesos, tal y como lo realizan los carniceros actuales.

El descubrimiento ha tenido lugar en el yacimiento más antiguo del norte de África, el de El-Kherba (Ain Hanech), en Argelia, que tiene aproximadamente 1,8 millones de años. El trabajo ha sido publicado en la revista Journal of human evolution y se enmarca en un proyecto más amplio de investigación paleoantropológica, el Ain Hanech Paleoanthropological Project.

Mohamed Sahnouni, investigador del Cenieh y primer firmante del artículo, explica a DiCYT que este proyecto analiza las primeras ocupaciones humanas del norte de África y las adaptaciones de estos homínidos. El de El-Kherba es un yacimiento 'llave' en este sentido, ya que cuenta con una rica cuenca sedimentaria con depósitos desde el Mioceno medio (hace unos 14 millones de años), hasta el Pleistoceno y el Holoceno (hace unos 11.700 años).

Los investigadores del Cenieh, que colaboran en la iniciativa con la Universidad Rovira i Virgili de Tarragona y con colegas argelinos, han hallado en este yacimiento unos extraordinarios depósitos de fósiles de mamíferos, “fauna de tipo sabana africana compuesta por elefantes, rinocerontes, bóvidos grandes y pequeños, carnívoros, y otra fauna que indica la presencia de agua”.

El equipo científico ha analizado si existen modificaciones en estos huesos fósiles causadas por los homínidos, para saber si en aquel momento existía un consumo de estos animales, y han obtenido unos interesantes resultados.

“Hemos estudiado la composición anatómica de estos restos y también la composición taxonómica de la fauna, y todo indica que la acumulación de estos huesos fósiles está provocada por los homínidos, que vienen a este lugar donde había agua para la materia prima, para manufacturar artefactos líticos con filos muy eficaces para cortar la carne (hechos de caliza y sílex, como cantos tallados, poliedros, esferoides, lascas y varios fragmentos), un lugar con agua que atrae también a los animales”, detalla Sahnouni.

Pruebas en los huesos y en los utensilios


Tras observar al microscopio las superficies de estos huesos fósiles, han encontrado marcas “claras” de cortes que demuestran la utilización de artefactos líticos para extraer la carne animal, en lo que serían las evidencias más antiguas del norte de África. Los investigadores también han hallado pruebas del uso de estos artefactos hechos de caliza y sílex para cortar carne, a través del estudio microscópico de las huellas de trazas sobre las propias herramientas, principalmente las lascas, “un hecho muy raro, ya que hasta ahora no existe ningún yacimiento del que se tengan evidencias de las dos partes, tanto de los huesos como de los utensilios, en lo que reside la importancia de este estudio”, agrega el científico.

Así, “todo indica que los homínidos de este lugar, de hace cerca de 1,8 millones de años, eran capaces de tener acceso a la carne animal”. Los análisis realizados revelan que estos homínidos realizaban varias actividades carniceras como la evisceración, desarticulación, extracción de la carne, y la fractura de los huesos de grandes mamíferos para poder obtener la nutritiva médula.

Por otro lado, al encontrarse estas evidencias en el norte de África el artículo publicado concluye "que todo el continente africano es un lugar de adaptación y desarrollo del comportamiento de los primeros homínidos", y no solo el este del continente.

Además de la adquisición de comida y la forma de subsistencia de estos homínidos, objeto del artículo publicado, el Ain Hanech Paleoanthropological Project abre otras tres líneas de investigación: la cronología de las primeras ocupaciones humanas en esta parte de África, la reconstrucción del paleoambiente de este yacimiento, de hace unos dos millones de años, y el estudio de la tecnología lítica que utilizan estos homínidos así como aspectos de su inteligencia o adaptación al medio.

Fuente: homoysapiens.com