miércoles, 23 de mayo de 2012

Los 'madrileños' comían carne y médula ósea de elefante hace unos 80.000 años

Los investigadores han encontrado marcas de corte y de percusión en los huesos de elefante del yacimiento de Preresa. (Imagen: Joaquín Panera)

Los humanos que poblaron la orilla del río Manzanares durante el Paleolítico medio (hace entre 127.000 y 40.000 años) se alimentaban de carne y médula ósea de paquidermo. Así lo demuestra una investigación española que ha encontrado marcas de percusión y de corte en los restos de elefantes del yacimiento de Preresa (Madrid).

En la prehistoria, cazar un animal para alimentarse implicaba un riesgo y un gasto energético muy grande. Por eso, cuando los habitantes del Paleolítico medio tenían un elefante en la despensa, chupaban hasta los huesos.

Los humanos que poblaron la zona geográfica de Madrid hace 84.000 años se alimentaban de su carne y consumían la médula ósea de estos proboscidios, según prueba un nuevo estudio. Hasta ahora, la comunidad científica dudaba de que la explotación de la carne de elefante fuera una actividad común en esa época por la falta de evidencias directas en los huesos. Aún está por determinar si estos mamíferos eran del género Mammuthus o del subgénero Palaeoloxodon.

Los investigadores hallaron huesos con marcas de corte, para consumir la carne, y de percusión, para la médula ósea. “Hay muchos yacimientos, pero pocos restos fósiles con marcas que muestren la intencionalidad del ser humano”, destaca a SINC Jose Yravedra, investigador de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) y autor principal de la investigación publicada en la revista Journal of Archaeological Science.

Nunca antes se habían documentado marcas de percusión que confirmaran una fracturación intencional de los huesos para acceder al alimento interior. Estas siempre se habían asociado a la fabricación de herramientas, pero en los restos hallados esta hipótesis se descartó. Los utensilios encontrados en la misma zona estaban hechos de sílex y de cuarcita.

El equipo, formado por arqueólogos, zooarqueólogos y geólogos de la UCM, del Instituto de Evolución en África (IDEA) en Madrid y del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) en Burgos, recogió 82 huesos del mismo elefante asociados a 754 herramientas de piedra, en un área de 255 metros cuadrados del yacimiento de Preresa, en la orilla del río Manzanares.

En el caso de las marcas de corte en los restos fósiles, estas se suman a “la evidencia más antigua de aprovechamiento de elefantes” en el yacimiento de Áridos, cercano al río Jarama, según recoge en 2010 una investigación publicada por Yravedra en la misma revista. “Hay pocos registros sobre el aprovechamiento de elefantes en Siberia, Norteamérica y Europa central de hace más de 10.000 años”, contextualiza el zooarqueólogo.

Las vísceras es lo primero que come un depredador, humano o carnívoro de cualquier clase. Las señales prehistóricas del banquete ayudan a los investigadores a saber quién fue el primero en sentarse a la mesa, ya que el riesgo de cazar un elefante plantea la duda de si el humano lo cazaba o lo carroñaba.

“Este es el siguiente enigma que tenemos que aclarar”, responde Yravedra, quien recuerda que hay evidencias de caza en otros animales más pequeños en el mismo yacimiento. Pero, por el grosor de las membranas fibrosas y otros tejidos de la carne del elefante, los humanos no siempre dejaban marcas en los huesos. “Y por eso en ocasiones es difícil determinar si los humanos aprovecharon su carne”.

La grasa animal era un bien muy preciado entre cazadores y recolectores que seguían una dieta rica en carne y baja en carbohidratos. Cuando la carne escaseaba, otros recursos como la médula ósea se convertían en una fuente de lípidos.

Según el estudio, en los elefantes esta práctica no era muy común por la laboriosidad del proceso de extracción de la médula ósea de los huesos. Además “la explotación de su grasa es algo que no se ha documentado hasta ahora”, dice el investigador. Otras fuentes de alimento, como los sesos, cumplían la misma función nutricional.

Fuente: SINC

jueves, 17 de mayo de 2012

Descubren en Francia la forma más antigua de arte mural


Los primeros grabados de de las cuevas en Dordogne, en Francia (AFP/Archivo, Patrick Bernard)

Un bloque macizo de piedra caliza en Francia contiene lo que los científicos creen que son los primeros grabados conocidos de arte mural, que datan de hace unos 37.000 años, indicó un estudio publicado el lunes en Estados Unidos.

La pieza de 1,5 toneladas fue descubierta por primera vez en 2007 en Abri Castanet, un conocido sitio arqueológico en el suroeste de Francia, que alberga algunas de las primeras formas de arte. En el sitio también se encontraron cuentas y conchas perforadas.

De acuerdo con el profesor de antropología de la Universidad de Nueva York, Randall White, autor principal del artículo publicado en las Actas de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos (PNAS, por sus siglas en inglés), esta obra de arte probablemente buscaba adornar el interior de un refugio para cazadores de renos.

"Decoraron los lugares donde vivían, donde hacían todas sus actividades diarias", dijo White a la AFP. "Hay una pregunta general acerca de cómo y por qué, y por qué aquí en este lugar en este preciso momento se empieza a ver gente que dedica tanto tiempo, energía e imaginación a estos gráficos".

Las imágenes van desde pinturas de caballos a "imágenes de vulvas" que parecen representar órganos sexuales femeninos, tallados en el techo bajo, a unos 1,5 y dos metros del suelo, al alcance de los cazadores.

El trabajo es menos sofisticado que las elaboradas pinturas de animales halladas en la cueva Grotte Chauvet en Francia, más remota y de más difícil acceso, que se estima tienen entre 30.000 y 36.000 años de antigüedad.

Por el contrario, los grabados y pinturas en Castanet, que según una datación por carbono tienen unos 37.000 años, son más toscas y más primitivas en su estilo y fueron hechas probablemente por gente común.

"Este arte parece ser un poco más antiguo que las famosas pinturas de la Grotte Chauvet, en el sureste de Francia", dijo White, al referirse a las pinturas rupestres descubiertas en 1994. "Pero a diferencia de las pinturas y grabados de Chauvet, que están a gran profundidad y lejos de las zonas donde transcurría la vida cotidiana, los grabados y las pinturas en Castanet están directamente relacionados con la vida cotidiana, dada su proximidad a herramientas, chimeneas, huesos, y talleres de producción de utensilios y ornamentos".

Sin embargo, a pesar de que esta forma de arte es muy diferente, los arqueólogos creen que los artistas provienen de la misma cultura auriñaciense que incluía a los primeros humanos modernos en Europa, en sustitución de los neandertales. La Cultura Auriñaciense se desarrolló de hace unos 40.000 años hasta hace unos 28.000 años.

"Los primeros humanos auriñacienses eran, más o menos, como los humanos de hoy", dijo White. "Tenían identidades sociales relativamente complejas que expresaban a través de ornamentación personal y desarrollaron la escultura y las artes gráficas".

El estudio fue realizado con la participación de expertos de arqueología de importantes universidades de Francia y Reino Unido.

En un estudio publicado la semana pasada en la PNAS, unos científicos franceses dijeron que las pinturas de Chauvet eran "las más antiguas y más elaboradas descubiertas hasta el momento".

Los hallazgos en relación a Abri Castanet se basaron en análisis geomorfológicos y de datación de cloro 36 de las superficies rocosas cerca de lo que se cree que es la única entrada de la cueva.

Fuente: AFP

viernes, 11 de mayo de 2012

Las pinturas más antiguas de la humanidad están en Francia

La Grotte Chauvet restituée
La cueva será nominada por Francia el año próximo como Patrimonio Mundial de la Humanidad

Se reabre el debate científico para determinar cual es la pintura rupestre con mayor antigüedad. «Proceedings», la revista de la Academia Nacional de las Ciencias de Estados Unidos (PNAS) ha publicado una investigación que da más pruebas para determinar la edad de obra pictórica en la cueva de Chauvet, Francia.

La cueva Chauvet está localizada en el valle de Pont d’ Arc en Francia y fue descubierta en 1994. Desde entonces se ha cuestionado la edad de la ornamentación rupestre que se ha encontrado en ella. Los análisis de radiocarbono han estado reñidos con las pruebas de estilo pictórico y hasta ahora se catalogaba como una obra dentro de los 32.000 años de antigüedad. Sin embargo, este informe se ha dedicado a hacer análisis de geomorfología a la cueva y sus entradas para determinar su edad con mayor precisión.

«No hay ninguna duda que lo encontrado en Chauvet pertenece a un conjunto soberbio. Que se haya encontrado alguna prueba de mayor data en otro lugar, no impide reconocer que Chauvet es la primera gran obra maestra de la humanidad», así se atreve a catalogar a la cueva, José Antonio Lasheras, director del Centro Nacional de Investigación y Museo de Altamira.

Lasheras, con otro informe y preparado para contrastar, señala que desde que fue descubierta hasta la actualidad, en Chauvet se han tomado 226 dataciones. «Las pruebas se agrupan radiológicamente en 32.000 años, que significa 36.000 mil años en años reales nuestros», señala.

En febrero de este año, la Universidad de Córdoba publicó una investigación en la que determinaba que la obra de la Cueva de Nerja es de hace 40.000 años. Sin embargo, Lasheras considera que aún falta mucha investigación en Nerja, porque se ha calculado esta edad en base a una única prueba a carbones utilizados para encender hogueras.

Entre las pinturas rupestres más antiguas se encuentran La cueva de Las Manos en Argentina de hace 7.500 años, las cuevas de Altamira en España con 14.000 años, la cueva Coliboaia en Rumania con 23.000 años o pinturas de aborígenes australianos que estudios preliminares han establecido entre 30.000 y 40.000 años.
Medición en la superficie

El informe publicado por PNAS y elaborado por el Centro Nacional de Prehistoria y la Dirección General de Patrimonio Francés, incorpora una nueva medición: la exposición de rayos cósmicos (Cosmic Ray Exposure) de la superficie. Siguiendo estos análisis en la roca, ha quedado demostrado que el acantilado que se encuentra sobre las cuevas, ha colapsado varias veces prohibiendo el acceso a las mismas durantes 21.000 años. Estos datos, sumados a los realizados por radiocarbono han descartado la presencia de humanos de las eras magdaleniense (15.000 años) o solutrense (22.000 años). «Se puede confirmar que la obra de Chauvet pertenece al periodo Auriñaciense (38.000 años), el más antiguo de la presencia del homosapiens», destaca Lasheras.

El debate sobre la antigüedad y autenticidad de esta cueva ha estado abierto desde su descubrimiento debido a la complejidad de los dibujos. «Hubo polémica porque había una teoría sobre la evolución estética estilista que afirmamaba que los dibujos más antiguo debían ser simples. El mismo planteamiento que puso en duda a las cuevas de Altamira durante 20 años», explica el director.

Las cuevas de Chauvet, con este estudio ostentarían el título la obra rupestre más longeva, elaborada y completa, una suerte de galería de arte antigua que será postulada por Francia el año próximo como Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.

Fuente: abc.es