martes, 12 de marzo de 2013

Expertos mexicanos y españoles exploran sitio paleontológico en sur de México


Expertos mexicanos y españoles estudian un sitio paleontológico descubierto en 2006 en Chazumba, en el sureño estado de Oaxaca, e intentan determinar si en esa zona había "presencia humana" hace 25.000 años, informaron hoy fuentes oficiales.

El Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) precisó en un comunicado que en esa localidad de Oaxaca han sido encontrados cientos de restos de animales extintos que habitaron la Tierra hace 25.000 años, así como lascas de sílex, posiblemente hechas por el hombre.

De confirmarse lo anterior, "se trataría de gente que llegó en una de las primeras oleadas de grupos humanos al continente americano", explicó el paleontólogo español Eudald Carbonell, quien llegó a México para participar en las excavaciones del sitio.

Carbonell es el director del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES), que desarrolla junto con el INAH el estudio del sitio paleontológico, descubierto luego de un grupo de pobladores que exploraban una barranca hallaron fragmentos de huesos de animales de grandes dimensiones.
El paleontólogo mexicano Joaquín Arroyo Cabrales, quien trabajaba en ese tiempo en un proyecto conjunto con Ramón Viñas-Vallverdú, investigador del IPHES, verificó que se trataba "de restos de animales extintos, propios de finales del Pleistoceno".

Así el INAH y el IPHES pusieron en marcha su primer proyecto de investigación conjunto luego de que los expertos "detectaron una rica presencia de restos de ejemplares desaparecidos, que pueden ayudar a reconstruir el paleoambiente que hubo en el lugar hacer 25.000 años".

También encontraron "una serie de evidencias de modificación en piedra y hueso que pudieron haber sido hechas por la mano del hombre y, posiblemente, tienen relación con los restos de animales de esa época", apuntó la institución mexicana.

En el sitio se han hecho trabajos en los últimos años en dos frentes de excavación sobre las paredes de la barranca, uno de 40 metros cuadrados y otro de 20, donde han sido hallados huesos de gonfoterio (paquidermo parecido al mamut, pero más pequeño), perezoso gigante, venado, tortuga, rata montera y conejo, entre otras especies.

Sobre las lascas, Arroyo indicó que son muy similares a los materiales líticos descubiertos en otro sitio conocido como El Cedral, ubicado en el central estado de San Luis Potosí, cuyos estudios apuntan a la presencia del hombre desde hace 31.000 años.

Sin embargo, Arroyo y Viñas-Vallverdú consideran necesario encontrar en Chazumba un mayor número de estos objetos para determinar que si son resultado de un trabajo humano, además de realizarles estudios de lítica para establecer si tienen marcas de uso.

Fuente : EFE

Los humanos arcaicos y los neandertales fueron grandes viajeros


Dos nuevos estudios, publicados el pasado 27 de febrero en la Journal of Human Evolution, avanzan la idea de que las gentes de la antigüedad y los neandertales caminaban o recorrían distancias mucho mayores que otros grupos humanos que les hayan seguido, incluyendo a los más reciente cazadores-recolectores y a los corredores de largas distancias actuales.






Los fósiles de los seres humanos y de su primos evolutivos cejijuntos muestran signos de recorridos extremadamente largos, los cuales se produjeron hace aproximadamente entre 120.000 y 10.000 años, según informan en uno de los estudios Colin Shaw (izquierda) y Jay Stock (derecha) antropólogos biológicos de la Universidad de Cambridge, en Inglaterra.

Shaw y Stock concluyen que los individuos de la Edad de Piedra se movían considerablemente más que los africanos del sur desde hacía un pocos miles de años, los cuales cazaban en un área de 5.200 a 7.800 kilómetros cuadrados. Atletas altamente entrenados de hoy en día, que recorren entre 130 y 160 kilómetros cada semana, estarían en tercer lugar en esta comparación sobre la movilidad.

Los ancestros de los humanos (Homo erectus) comenzaron a recorrer largas distanciashace alrededor de 1,7 millones de años. La extensión que determinadas especies y grupos de la Edad de Piedra recorrían en el paisaje ha sido siempre difícil de establecer.
Shaw y Stock hallaron apoyo al argumento de una movilidad extrema entre los Homo sapiens y los neandertales, lo cual ha sido defendido en los últimos 15 años por Erik Trinkaus (izquierda), de la Washington University, en St. Louis, y por Christopher Ruff (derecha), de la Johns Hopkins University.

Las pistas provienen de huesos de piernas excepcionalmente robustos, de la escasez de personas mayores en las muestras fósiles, lo que sugiere que la esperanza de vida era limitada debido a los rigores de un viaje constante, y a la ausencia de lesiones óseas en los fósiles excavados, dado que las mismas habría evitado el movimiento vigoroso, dice Trinkaus.

Shaw y Stock utilizaron un cálculo sobre la capacidad de las piernas para resistir la torsión y otras fuerzas, a fin de comparar la resistencia de las piernas de los homínidos de la Edad de Piedra con la de los grupos humanos con niveles de actividad conocidos, esto es, corredores de distancia universitarios, nadadores asimismo universitarios, estudiantes de colegios universitarios no deportistas, recolectores de la isla Andaman de la década de 1800, quienes nadaban constantemente en búsqueda de alimentos, y cazadores-recolectores de África del Sur, los cuales cazaban en un vasto territorio hace entre 11.000 y 2.000 años.

Las piernas de los Homo sapiens arcaicos y de los neandertales eran sustancialmente más poderosas que las de los cazadores-recolectores, los cuales tenían, a su vez, piernas más fuertes que otros grupos. Los nadadores regulares vienen detrás, quizás en parte porque la natación hace hincapié en la fuerza de la parte superior del cuerpo, según sugieren los investigadores.

Los antropólogos no saben lo que mantuvo a los Homo sapiens arcaicos y a los neandertales en constante movimiento. Podría haber sido debido a la caza mediante lanzas con puntas de piedra silcrete, según sugiere el segundo estudio. Análisis químicos de puntas de piedra en lanzas halladas en un lugar del sur de África, con una antigüedad de entre 54.000 y 94.000 años, indican que estaban formadas de silcrete el cual aflora en un lugar situado a más de 220 kilómetros de distancia, pero no en otros situados a tan sólo 70 kilómetros (en los que había, por ejemplo, cuarzo y cuarcita).
Las expediciones de reconocimiento para hallar este tipo de rocas comenzaban cerca de la orilla noroccidental de un delta interior en lo que ahora es Botswana, propone el geógrafo físico David Nash (izquierda), de la Universty de Brighton, en Inglaterra, así como sus colegas. Los viajeros se dirigían a varias fuentes de roca justo más allá de los confines meridionales del delta.

Viajes de esa extensión deberían haber implicado tanto la recolección de puntas de piedras para las lanzas, así como cazar y pescar, algo no disponible en el norte del delta, según sugiere Nash. O que grupos intermediarios podrían haber recogido bloques de piedra y transportarlos hasta la mitad norte para su comercio. “No podemos decir con certeza lo que pasó”, comenta Nash.

Fuente:http://terraeantiqvae.com

lunes, 11 de marzo de 2013

Alzheimer: la capacidad cognitiva del Homo sapiens acarrea una mayor fragilidad


“La vulnerabilidad de la especie humana a padecer Alzheimer podría ser el precio a pagar por sus facultades cognitivas”, sugieren científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) en Burgos, España, y del Instituto de Neurociencia y Medicina de Jülich, Alemania.

Esta hipótesis está fundamentada en información procedente de la paleoneurología (el estudio del sistema cerebral y endocraneal de los fósiles), del análisis de imagen, la anatomía comparada y la neurofisiología. El español Emiliano Bruner y la alemana Heidi Jacobs publicaron dicho trabajo en la revista Journal of Alzheimer’s Disease.

Bruner detalla que aunque la enfermedad de Alzheimer se conoce más bien por los daños en la estructura de áreas de la corteza cerebral asociadas a los lóbulos frontales y temporales, recientemente se ha puesto en evidencia que el proceso empieza con problemas metabólicos en las zonas parietales profundas.

“Se trata de los mismos lugares que, según el registro fósil y paleoneurológico, presentan cambios relacionados con el origen de nuestra propia especie, Homo sapiens, y considerando que esta patología solo se conoce en humanos, hay que preguntarse si las dos cosas están relacionadas”, subraya.

Así, es necesario evaluar si los cambios anatómicos que han caracterizado el origen de Homo sapiens, a pesar de ventajas cognitivas, pueden haber conllevado también efectos secundarios.

“El aumento de masa neural, las diferencias de organización geométrica y espacial, el incremento de gastos energéticos, de reparación y de activación metabólica y vascular, pueden haber creado una situación de vulnerabilidad y sobrecarga que genera sensibilidad en las zonas profundas parietales y daños funcionales”, incide el científico.

Asimismo, señala que aquí se encontraría el origen de la fragilidad a los procesos neurodegenerativos y, por tanto, de la idea “de que es el precio que tenemos que pagar por nuestras facultades cognitivas”.

¿Y cómo es posible que la evolución no se haya “desecho” de estas debilidades?; la respuesta es clara para el investigador. “Al estar la enfermedad de Alzheimer asociada a etapas de la vida ya no reproductivas, como efecto secundario no afecta directamente los criterios de selección natural.
Respecto a la importancia del estudio elaborado, Bruner advierte que la perspectiva evolutiva no ofrece soluciones directas útiles para desarrollar curas biomédicas, pero puede proporcionar un enfoque diferente para entender el marco biológico de una patología.

“Entender una enfermedad compleja como el Alzheimer no significa solo comprender su presente, sino también su pasado. Es importante tener claro su origen y los límites biológicos que nos han llevado a ella, ya que solo conociendo esta información se pueden planificar los eslabones necesarios de una investigación clínica integrada”, señala.

Por otro lado, en cuanto a los próximos pasos a dar en esta nueva línea de investigación, el científico recuerda que cada hipótesis debe ser evaluada “con datos y evidencias que se puedan cuantificar”.
Primero, detalla, la neuroanatomía comparada “tiene que valorar detenidamente las diferencias entre primates humanos y no humanos en las áreas parietales”. Segundo, hay que comprobar “si los problemas metabólicos asociados a la enfermedad de Alzheimer se deben realmente a estructuras y procesos típicos de nuestra especie”.

En tercer lugar, es necesario considerar “las causas físicas del defecto metabólico, como factores térmicos, vasculares, tóxicos o de mantenimiento celular”. Y, finalmente, averiguar “cómo un problema de este tipo en algunas zonas puede generar un defecto en la estructura de otras”.

“Ya tenemos muchas indicaciones sobre todos estos puntos pero hacen falta más datos experimentales. Como propuesta especulativa, también habría que evaluar la posibilidad de encontrar marcadores osteológicos (del hueso) asociados a la enfermedad, lo que permitiría investigar esta patología en los homínidos extintos o en las poblaciones históricas”, agrega.


Fuente: Dicyt

jueves, 7 de marzo de 2013

Clovis, la teoría del cometa que habría helado el mundo


Una hipótesis defiende que el impacto de una gran roca espacial dio lugar hace 12.000 años al último periodo glaciar y causó una extinción masiva en América del Norte

Los dinosaurios no han sido las únicas víctimas de una roca espacial. Al menos eso piensan los científicos que defienden la hipótesis del cometa Clovis, la cual determina que un gran cuerpo extraterrestre chocó o explotó en Norteamérica hace aproximadamente 12.900 años, lo que desencadenó una extinción masiva de la flora y fauna del continente y un enfriamiento del hemisferio norte

Concretamente, este fenómeno, denominado Younger Dryas, disminuyó los termómetros a 15 grados en algunas regiones y rebajó el nivel del mar decenas de metros. Ya fuera una colisión o una explosión, el suceso habría provocado grandes incendios a lo largo de toda Norteamérica que arrasaron cuanto encontraron a su paso.

Clovis, la civilización extinta

El nombre que se otorga al cometa proviene de la población que habitaba entonces el continente. Los restos arqueológicos de los Clovis, que se extendieron desde Canadá a México, desaparecieron de una forma fugaz sin dejar rastro coincidiendo con la fecha que se atribuye a la llegada del cometa.
La hipótesis considera que los humanos que no sucumbieron víctimas de la explosión y el fuego lo hicieron de hambre al quedarse sin recursos. Además, junto a ellos pereció una megafauna compuesta por mamuts o perezosos gigantes, entre otros animales extintos. Los yacimientos hallados muestran una capa posterior a la época Clovis sin rastro de ocupación o de vida que se prolonga durante cerca de 500 años hasta que vuelven a encontrarse evidencias de población.

Avance del hielo

El impacto y los incendios también debieron provocar un gran deshielo en la capa glaciar norteamericana. Este fenómeno generó una gran masa de agua dulce que habría ido a parar al Océano Atlántico, donde interrumpió la corriente cálida que circula hacia el polo norte y lo calienta. Esto, a su vez, habría dado lugar al avance del hielo y el súbito enfriamiento, que se prolongó durante cerca de 1.000 años.

Pero no todo lo que trajo consigo el Clovis habría sido malo. La sequía que produjo en Oriente Próximo el Younger Dryas obligó a las poblaciones allí asentadas -agrupadas bajo la denominación de cultura Natufiense- a buscar nuevas formas de subsistencia dada la escasez de alimentos que les ofrecía la caza y la recolección. Así idearon la agricultura, uno de los avances más importantes en la historia de la humanidad.

Aunque cuenta con defensores la hipótesis del cometa Clovis no es mayoritaria entre la comunidad científica, ya que se considera que no existen suficientes pruebas de la colisión del meteorito. Lo que no se discute es que, de producirse el choque, las consecuencias bien podrían ser las que enumera esta teoría.

Fuente: http://www.abc.es/ciencia/20130223/clovis-cometa-helo-mundo-201302230739.html

miércoles, 6 de marzo de 2013

La tecnología nos llevará a la "transhumanidad": Eudald Carbonell


La humanidad se encuentra en un proceso de socialización exponencial de la tecnología que conducirá a la transformación científica de nuestro propio organismo y hacia la "transhumanidad", estimó hoy el paleontólogo español Eudald Carbonell.

"Nos encontramos en un proceso exponencial de socialización por la tecnología. Si queremos resistir este proceso tendremos que modificarnos endosomáticamente para que nuestro cerebro esté preparado para estos efectos exponenciales", dijo Carbonell en una entrevista a Efe.

De acuerdo con el también arqueólogo y antropólogo, éste será "un proceso autoevolutivo, de autoecología humana, a través de la ciencia y la tecnología".

El cambio vendrá "porque ya no nos socializamos por los mecanismos de los que como especie nos hemos dotado, sino por la tecnología y las máquinas que nosotros mismos hemos creado", explicó.
"Nos modificaremos en los próximos siglos para alcanzar este cambio. Seremos una tecnoespecie", añadió, evocando el modelo de evolución planteada por el científico y escritor británico Arthur C. Clarke en su novela "2001: Odisea del Espacio" (1968).

Clarke habla en su libro de una especie extraterrestre que surgió de forma análoga a la de los humanos pero que en su devenir evolutivo se separó por completo de sus orígenes biológicos a través de la tecnología.

Según el investigador catalán, se debería definir la "humanización" como un proceso socio-cultural y técnico, que abarcaría desde la producción de las primeras herramientas por parte de homínidos (familia de primates a la que pertenecen los humanos) hace más de dos millones de años, hasta el surgimiento de las sociedades actuales.

Consideró que la tecnología ya está en posibilidad de intervenir en el nuevo salto evolutivo, el cual sin embargo "no se puede dar en una estructura social como la nuestra, que es anticuada".
"Habrá un a crisis, un colapso, y del postcolapso empezará el endosomatismo y la transformación técnica y científica de nuestro propio organismo. Avanzamos a la transhumanidad", sostuvo.

Eudald Carbonell está en Ciudad de México para impartir del 5 al 8 de marzo una serie de conferencias como parte de un proyecto de intercambio académico del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) de México con el Instituto de Paleoecología Humana e Evolución Social (IPHES) de España, del cual es director.

En su ponencia de este martes en el Museo de Antropología de la Ciudad de México, titulada "Atapuerca en la evolución humana", el científico dio cuenta de los principales descubrimientos realizados en las últimas tres décadas en el marco del proyecto arqueológico de la Sierra de Atapuerca en la provincia de Burgos, norte de España.

Fuente : EFE