lunes, 11 de marzo de 2013

Alzheimer: la capacidad cognitiva del Homo sapiens acarrea una mayor fragilidad


“La vulnerabilidad de la especie humana a padecer Alzheimer podría ser el precio a pagar por sus facultades cognitivas”, sugieren científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH) en Burgos, España, y del Instituto de Neurociencia y Medicina de Jülich, Alemania.

Esta hipótesis está fundamentada en información procedente de la paleoneurología (el estudio del sistema cerebral y endocraneal de los fósiles), del análisis de imagen, la anatomía comparada y la neurofisiología. El español Emiliano Bruner y la alemana Heidi Jacobs publicaron dicho trabajo en la revista Journal of Alzheimer’s Disease.

Bruner detalla que aunque la enfermedad de Alzheimer se conoce más bien por los daños en la estructura de áreas de la corteza cerebral asociadas a los lóbulos frontales y temporales, recientemente se ha puesto en evidencia que el proceso empieza con problemas metabólicos en las zonas parietales profundas.

“Se trata de los mismos lugares que, según el registro fósil y paleoneurológico, presentan cambios relacionados con el origen de nuestra propia especie, Homo sapiens, y considerando que esta patología solo se conoce en humanos, hay que preguntarse si las dos cosas están relacionadas”, subraya.

Así, es necesario evaluar si los cambios anatómicos que han caracterizado el origen de Homo sapiens, a pesar de ventajas cognitivas, pueden haber conllevado también efectos secundarios.

“El aumento de masa neural, las diferencias de organización geométrica y espacial, el incremento de gastos energéticos, de reparación y de activación metabólica y vascular, pueden haber creado una situación de vulnerabilidad y sobrecarga que genera sensibilidad en las zonas profundas parietales y daños funcionales”, incide el científico.

Asimismo, señala que aquí se encontraría el origen de la fragilidad a los procesos neurodegenerativos y, por tanto, de la idea “de que es el precio que tenemos que pagar por nuestras facultades cognitivas”.

¿Y cómo es posible que la evolución no se haya “desecho” de estas debilidades?; la respuesta es clara para el investigador. “Al estar la enfermedad de Alzheimer asociada a etapas de la vida ya no reproductivas, como efecto secundario no afecta directamente los criterios de selección natural.
Respecto a la importancia del estudio elaborado, Bruner advierte que la perspectiva evolutiva no ofrece soluciones directas útiles para desarrollar curas biomédicas, pero puede proporcionar un enfoque diferente para entender el marco biológico de una patología.

“Entender una enfermedad compleja como el Alzheimer no significa solo comprender su presente, sino también su pasado. Es importante tener claro su origen y los límites biológicos que nos han llevado a ella, ya que solo conociendo esta información se pueden planificar los eslabones necesarios de una investigación clínica integrada”, señala.

Por otro lado, en cuanto a los próximos pasos a dar en esta nueva línea de investigación, el científico recuerda que cada hipótesis debe ser evaluada “con datos y evidencias que se puedan cuantificar”.
Primero, detalla, la neuroanatomía comparada “tiene que valorar detenidamente las diferencias entre primates humanos y no humanos en las áreas parietales”. Segundo, hay que comprobar “si los problemas metabólicos asociados a la enfermedad de Alzheimer se deben realmente a estructuras y procesos típicos de nuestra especie”.

En tercer lugar, es necesario considerar “las causas físicas del defecto metabólico, como factores térmicos, vasculares, tóxicos o de mantenimiento celular”. Y, finalmente, averiguar “cómo un problema de este tipo en algunas zonas puede generar un defecto en la estructura de otras”.

“Ya tenemos muchas indicaciones sobre todos estos puntos pero hacen falta más datos experimentales. Como propuesta especulativa, también habría que evaluar la posibilidad de encontrar marcadores osteológicos (del hueso) asociados a la enfermedad, lo que permitiría investigar esta patología en los homínidos extintos o en las poblaciones históricas”, agrega.


Fuente: Dicyt

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