jueves, 28 de mayo de 2009

Paleontólogos salvadoreños encuentran más osamentas de animales milenarios, San Salvador

Paleontólogos salvadoreños que en 2005 encontraron el cráneo de un mastodonte y más tarde grandes huesos de perezoso gigante en el norte de San Salvador, informaron este miércoles que han encontrado restos óseos de otros animales milenarios.

"Estamos en una etapa temprana de la cuarta fase (de la excavación), tenemos (ubicado) un colmillo de camello antiguo, huesos de oso perezoso, restos de carapacho de una tortuga antigua y diferentes osamentas que se encuentran de manera dispersa", dijo a la prensa el jefe de Paleontología del Consejo para la Cultura y el Arte (Concultura), Daniel Aguilar.

El valioso sitio paleontológico denominado Tomayate, está ubicado en una de las márgenes del contaminado río del mismo nombre entre las localidades de Apopa y Tonacatepeque, a 13 km al norte de San Salvador y el mismo es excavado desde 2000.

"Es una tarea ardua, hay que ir protegiendo las piezas que vamos encontrando, pero con el debido tiempo esperamos sacarlas en buen estado aunque no es fácil", agregó Aguilar.

La zona de excavación no tiene las mejores condiciones que faciliten el trabajo de los expertos, pues por estar a orillas del río Tomayate el suelo es sumamente húmedo, la tierra es muy suelta y esas condiciones también afectan el estado de las piezas óseas.

Sin embargo, Aguilar y su equipo de paleontólogos se han anotado ya buenos triunfos pues del sitio paleontológico Tomayate han recuperado piezas consideradas "valiosas" como el cráneo de un mastodonte en 2005.

Dicho cráneo mide unos 87 centímetros de largo, pesa 159 kilos y data de poco más de dos millones de años.

Otro "tesoro" desenterrado en 2007 fue una pelvis y otros huesos de un perezoso gigante, una especie que habitó en la zona entre 2 y 2,5 millones de años atrás.

En la zona del río Tomayate, además de los restos de mastodonte y perezoso gigante han sido encontrados desde el inicio de las excavaciones cerca de 600 piezas óseas antiguas de unas 20 especies de animales, entre ellos cocodrilos, tortugas, aves y hasta de tigre dientes de sable, entre otros.

De momento algunos de los restos recuperados de la zona del Tomayate son exhibidos en un museo de historia natural en la periferia sur de San Salvador.


Fuente: univision.com

¿COMO SE POBLO EL CONTINENTE? ; Los primeros pasos en América

El poblamiento de América es motivo de especulaciones, teorías, conjeturas. Es casi seguro que todos los habitantes originarios entraron por el estrecho de Bering cuando estaba emergido. Pero las preguntas subsisten: ¿cómo hicieron para poblar tan rápido el continente, desde Alaska a Tierra del Fuego, con culturas tan diversas?

Por Martin Cagliani

Quinientos años atrás los europeos se encontraron con un continente del que no tenían noticias y que tampoco se imaginaban. Lo más extraño es que esa inmensa cantidad de tierra estaba habitada por lo que parecía ser gente. ¿Por lo que parecía ser gente? ¿Eran animales? Los europeos se tomaron su tiempo en reconocer a los indígenas americanos, esas “nuevas” culturas como seres humanos, pero cuando lo hicieron, comenzaron a preguntarse cómo habían llegado a ese continente olvidado. Es la pregunta que hoy en día se siguen haciendo los antropólogos.

Lo que se conoce como el “Poblamiento de América” presenta una serie de problemáticas: una es cómo llegaron, otra es cuándo lo hicieron, y la tercera es cómo llegaron a poblar todo el continente. Desde los viajeros europeos del siglo XVI hasta los arqueólogos de la actualidad, todos aportaron a un debate sobre cuestiones que, en principio, se evidencian más complejas de lo que se pensaba siglos atrás.

ANTIGUAS TEORIAS


El principal problema en el siglo XVI era que en la Biblia no se hablaba de esta gente “nueva”, los hijos de Noé no habían ido a ningún continente en medio del Atlántico. Recién en 1537, 55 años después del “Descubrimiento”, el Papa decretó que se los debía reconocer como humanos.


Así empezaron a desfilar ideas tales como que eran judíos de las diez tribus perdidas, o descendientes de algún hijo perdido de Noé. También se barajó la posibilidad de que los primeros americanos fuesen algunos extraviados, como por ejemplo fenicios, romanos o soldados de Alejandro Magno, que navegando hacia algún sitio habrían llegado, sin querer, a América.


Pero ya en 1590 se esbozó la primera explicación racional sobre el Poblamiento de América: el jesuita J. De Acosta ya en aquellos tiempos suponía que habían llegado desde Asia, y por el norte, en una época en que era poco lo que se sabía sobre el continente. Con alguna de las principales sociedades científicas constituidas como tales, el siglo XIX enarboló una serie de teorías que apoyaron sobre la idea de que el hombre llegó a América atravesando el Estrecho de Bering.


BERINGIA Y LAS GLACIACIONES


Las teorías científicas más recientes coinciden en que aquellos hombres cruzaron el estrecho que separa Asia de América hace varios miles de años, pero no navegando sobre el mar, sino caminando por tierra. Una tierra que hoy está cincuenta metros bajo el agua. Se trata de lo que los geólogos llaman Beringia, una región que habría quedado expuesta cuando el nivel del mar bajó gran cantidad de metros en épocas de mucho frío.


Esas épocas de frío extremo son conocidas como glaciaciones, y se caracterizan por haber acumulado grandes cantidades de agua congelada sobre los continentes. Eran inmensas masas de hielo, super glaciares, no que poco tienen que ver con los cada vez más derretidos de hoy en día.


Esa lengua de tierra, que quedó expuesta por la bajada del mar, tenía unos 1500 kilómetros cuadrados y unía Siberia (Asia) y Alaska (América). No era un simple corredor, sino una gran llanura de clima templado y un ecosistema similar a la Patagonia actual. O sea, casi idéntico al medio ambiente de la época en Siberia, de donde vinieron los primeros pobladores.


Este “puente” de Beringia emergió sólo durante los períodos de más frío, que se dieron hace unos 35 mil años atrás, y otro más reciente entre 22 y 10 mil años atrás. Lo cual funcionó como base para dos teorías actuales sobre el Poblamiento de América, la larga y la corta: o llegaron hace unos 30 mil años, y se dispersaron por el continente a lo largo de miles de años, o lo hicieron hace unos 15 mil años, y con una velocidad increíble llegaron hasta Tierra del Fuego, donde la presencia humana más antigua está datada en siete mil años atrás.


Pero como decíamos antes, cuando Beringia estaba emergida era época de glaciaciones, y todo lo que hoy es Alaska y Canadá estaba cubierto por inmensas masas de hielo. Para lidiar con este problema hay otra vez dos hipótesis: una es que sortearon los hielos descendiendo al sur por las costas, que sí estaban disponibles para el paso, y tenían fauna, flora y clima benignos.


La otra es que un corredor libre se habría formado entre las dos masas de hielos del Norte de América, una en Alaska y otra en Canadá. Ese pasaje tendría unos 25 kilómetros de ancho, con un clima y ambiente tórridos. Se estima que podría haberse generado cuando las temperaturas ascendieron un poco, entre 14 mil y 11 mil años atrás.


También se supone que los primeros americanos habrían vivido sobre el “puente” de Beringia durante varios miles de años, y que habrían pasado al continente con la aparición del “corredor”. Pero esta hipótesis no es la más aceptada en la actualidad.


EL CONSENSO DE CLOVIS


Hay dos grandes posiciones contrapuestas sobre cuándo y cómo se pobló América. Una es la llamada Consenso de Clovis (apodada dictadura de Clovis) que dice que los primeros pobladores habrían arribado hace unos 15 mil años por Beringia y por el corredor. Estos habrían originado a los paleoindios, cultura representada por herramientas líticas en el famoso yacimiento arqueológico de Clovis y otros más de América del Norte que como muy antiguos llegan a los 13 mil años.


Estos paleoindios se habrían ido dispersando por el resto del continente, dando lugar a culturas tan diferentes como los aztecas, mayas, incas, mapuches y selknam de Tierra del Fuego. Pero la otra posición sale al cruce desechando los supuestos del Consenso de Clovis porque no se sostienen si se toman en cuenta los yacimientos arqueológicos de América del Sur.


Existen evidencias de hace 7 mil años en Tierra del Fuego, 13 mil años en Piedra Museo y 12 mil años en Los Toldos, ambos en Santa Cruz. Y el yacimiento más antiguo de toda América está en Monte Verde, Chile, con 14 mil años. Hay de 12 y 13 mil años en Perú y Venezuela. En México, hay yacimientos aceptados de unos 13 mil años, y otros más controvertidos con 20 mil (Tlapacoya). En Estados Unidos no pasan de 13 mil años de antigüedad.


Entonces la pregunta es ¿cómo hicieron los primeros pobladores para generar todos esos yacimientos en tan poco tiempo? La respuesta es que deben haber llegado antes, en el período entre 30 y 20 mil años atrás. Uno de los métodos de dispersión más aceptados es que lo hicieron por las costas, y hacia adentro.


Actualmente, algunos científicos analizan en Argentina el Poblamiento de América desde una visión multidisciplinar. No sólo se estudian los restos arqueológicos, sino la comparación de restos óseos, los estudios genéticos, y hasta modelos por computadora.


EN UNOS 6 MIL AÑOS


Estudios realizados por investigadores del Departamento de Física de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) determinaron, por diversos métodos, que en unos 6 mil años se podría haber poblado todo el continente. ¿Cómo?


“Las Américas, y especialmente América del Sur, son las últimas masas continentales ocupadas por el Homo sapiens a lo largo de la historia”, dice José Luis Lanata, director del Departamento de Ciencias Naturales y Antropológicas del Centro de Estudios Biomédicos, Biotecnológicos, Ambientales y Diagnóstico (Cebbad) y docente de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.


Para conocer la forma en que se fueron dispersando por el continente hasta regiones tan aisladas como el Amazonas, los investigadores realizaron simulaciones por computadora. Esto introdujo una novedad: que el modelo de dispersión fue diferente al que tuvo lugar en otras partes del mundo. Se dieron crecimientos demográficos mucho más rápidos de lo que se pensaba.


Este aumento de población motivaba el desplazamiento. En regiones como México, Guatemala y El Salvador, hubo crecimientos veloces, lo que permitió no sólo una dispersión rápida hacia el sur, sino un reflujo con América del Norte. Esto en consonancia con otro estudio del investigador argentino Rolando González-José, en el que se dedujo que hubo varias corrientes pobladoras por la gran diferencia que hay en la forma del cráneo y el rostro de los diversos restos óseos que han sido descubiertos en yacimientos antiguos.


ARGENTINA: “CUNA DE LA HUMANIDAD”


La Argentina gozó por un tiempo del mote de “Cuna de la Humanidad”, cuando el paleontólogo Florentino Ameghino sostuvo en su libro La antigüedad del hombre en el Plata, publicado en 1878, que en las pampas argentinas estaba el origen del hombre. Por ese entonces, Ameghino estaba convencido de que América había sido el centro de la evolución de todos los mamíferos. Pero no pasaría mucho tiempo antes de que otros autores dejasen sin efecto sus teorías, basadas en reconstrucciones erróneas de huesos que ni siquiera eran tan antiguos.


¿Pero cómo se pobló el territorio de lo que hoy es Argentina? Un estudio reciente de científicos de la Universidad Nacional de Córdoba descubrió, gracias a la comparación de restos óseos, que las corrientes de población originarias de nuestro actual territorio llegaron por el noreste, por el territorio que comprende actualmente a las provincias de Misiones y Corrientes.


Así se movieron por la región costera este hasta la Patagonia y Tierra del Fuego. Un rebote de esta población del sur habría arribado luego a las Sierras Centrales y la región de Cuyo. Se cree que esto ocurrió hace por lo menos unos 13 mil años.


NO BUSCABAN COLONIZAR SINO VIVIR MEJOR


La pregunta del millón es: ¿por qué? ¿Qué hizo que los cazadores recolectores de Asia se aventurasen a territorio desconocido a colonizar un continente? ¿Y qué los motivó a seguir, y seguir, hasta llegar a Tierra del Fuego? Lo cierto es que los primeros americanos, que en realidad eran algún grupo de siberianos, tuvieron que recorrer grandes distancias a pie desde Siberia, cruzar el puente de Beringia, luego recorrer las costas y adentrarse en territorios desconocidos.


Al leer estas teorías se puede pensar que esos primeros americanos iban a pie siguiendo a un líder, explorando. Pero una migración es algo muy complejo. Esos pioneros no sabían que eran pioneros, ellos no tenían noción de que no había otros seres humanos delante de ellos. Tampoco imaginaban que había un inmenso continente por delante. Ellos sólo veían la región “de aquí cerca”.


Las razones que provocan el desplazamiento de las poblaciones de cazadores recolectores suelen ser dos: seguir a su alimento, es decir, a las manadas de animales salvajes; o porque las cosas en casa no van bien, ya sea por condiciones climáticas adversas, escasez de alimentos, o alguna otra razón, que los hace buscar un territorio más propicio para desarrollarse. Si el del oeste está ocupado, vamos más al este. Así lo fueron haciendo diversas poblaciones a lo largo de estaciones, años y siglos. A medida que esas poblaciones a su vez se dividían, iban colonizando, dividiéndose y poblando nuevos territorios.


No pretendían colonizar nuevas tierras, sino que iban en busca de lugares más apacibles. Alguna manada de ciervos, que por lo general formaban parte de sus dietas, solía hacer lo mismo: se desplazaban en busca de regiones menos frías o con mejores pasturas.


Si se analiza la historia general del ser humano desde los primeros representantes de nuestro género Homo, pareciera que tenemos una compulsión a movernos. De Africa han salido todas las especies de nuestro género, la nuestra, la última. Esto también podría explicar las migraciones sin necesidad de recurrir al clima, problemas de acceso a la tierra, o guerras. Siempre hay alguno que quiere buscar la novedad, más de uno de esos aventureros habrá sido acompañado por su pueblo. Tal vez uno de ellos pudo ser el que guió a los primeros americanos.


Quién sabe.


Fuente: imagen /neanderthalis.blogspot.com ; texto/pagina12.com.ar

lunes, 25 de mayo de 2009

Investigadora y espeleóloga

Nació en Burgos en 1960. Licenciada en Prehistoria y Arqueología por la Universidad de Valladolid, es una de las investigadoras más veteranas de la Sierra de Atapuerca. Acaba de concluir su tesis. Cum laude.

No lleva salacot ni publica libros, pero es una de las personas que mejor conoce la Sierra de Atapuerca: desde hace treinta años escruta sus entrañas, habita sus cavidades con tanta familiaridad como si estuviera en el salón de su casa. Ana Isabel Ortega acaba de leer su tesis, por la que ha obtenido la máxima calificación: sobresaliente ‘cum laude’. Ha dedicado siete años de su vida a este trabajo descomunal, casi heroico, que es ya un referente para todo aquel que quiera conocer cualquier detalle sobre este complejo burgalés. Además, La evolución geomorfológica del karst de la Sierra de Atapuerca y su relación con los yacimientos pleistocenos, título de la tesis (que será publicada), ha arrojado luz sobre algunos asuntos esenciales.

Hasta ahora, se pensaba que las aguas que discurrían por el interior de la sierra desembocaban en un mismo sitio, la Cueva del Silo. Pero no: se trata de un sistema multinivel, escalonado, por lo que hay tres conductos distintos y de diferentes épocas. Así, el karst de Atapuerca es de origen hipogenético (las aguas van de abajo hacia arriba merced a la estructura, que es un anticlinal), lo que formó un complejo 3,7 kilómetros , que es uno de los más grandes de la Cuenca del Duero, y no sólo por la filtración, sino -principalmente- por las aguas subterráneas del Arlanzón y sus fuentes. La tesis de Ortega será un referente para estudios posteriores, toda vez que ayudará al contexto de cuantos análisis se hagan en el futuro. Se muestra aliviada y satisfecha porque han sido siete años de arduo trabajo, para el que otras personas se han volcado y a las que agradece tan incondicional apoyo.

Sabemos lo que esconden -e intuimos que aún habrá más- los yacimientos de Atapuerca. Pero se conoce menos el porqué de las conservación de los restos. Esta es la clave de su tesis: la geomorfología que he permitido conservarlos.

¿Cuáles son las características de este karst?

Una de las principales es que está formado por la acción de agua, principalmente del Arlanzón. A partir de hace 2 millones de años, aproximadamente, a medida que el río se iba estructurando y descendiendo hasta el nivel actual, iba creándose el karst, formando diferentes pisos.

¿Cuántos?

Tres. El superior y por tanto más antiguo, según los datos de que disponemos en la actualidad, nos sitúa entre finales de Plioceno, principios del Pleistoceno, entre 1,8 y 2,6 millones de años. Ese primer piso encauzó las aguas que venían del interior. Con el segundo piso ocurrió algo similar, y se formó cuando el Arlanzón estaba en una cota superior a los 80 metros de la actual, posiblemente en el Pleistoceno inferior (1,5 millones de años). Antes de alcanzar el nivel actual, con el río ya perfectamente encajado, se conformó el tercer piso de cavidades. Es un karst escalonado y al estar ‘colgado’ (por encima del actual nivel de las aguas del Arlanzón) la erosión de finales del Pleistoceno y las sucesivas glaciaciones no le afectaron, por eso se converva lo que vemos en Trinchera.

¿Qué diferencia el karst de Atapuerca de otros como el de Ojo Guareña, que siempre se esgrime como ejemplo pedagógico de complejo kárstico?

En Ojo Guareña vemos todo: por dónde entra el agua; por dónde sale; es también un karst multinivel (tiene seis niveles). Pero la diferencia con el de Atapuerca es que, en éste, no sabemos por dónde entran las aguas, no tenemos por dónde pierde el río, no vemos valles ciegos, como el de San Bernabé. Y es que el origen del karst de Atapuerca no es una pérdida directa del Arlanzón, como ocurre en el otro con el río Guareña, sino que aquí, al menos para los niveles medio e inferior, se trataría de aguas subterráneas filtradas a través de fracturas en las fallas que subirían para salir después al exterior. Esto es común, por ejemplo, en altas montañas, como los Pirineos: la mayor parte de las aguas que caen en el lado español salen en el francés. Sin embargo, y pese a ser una sierra pequeña, también pasa en Atapuerca: se produce una captura de las aguas que drenarían hacia el Arlanzón.

¿Qué ha sido lo más costoso?

He jugado con una baza muy importante: que mi tesis era una continuación de la realizada por Alfonso Benito Calvo. Sin su tesis de geomorfología sobre la evolución del paisaje, la mía hubiera sido más difícil o incluso hubiera llegado a otras conclusiones. Lo más costoso ha sido hacer las secciones, la topografía, el campo... Han sido seis años de campo, saliendo casi todos los fines de semana. Y siempre acompañada, porque yo sola no podría haber medido las cavidades. He contado con la inestimable colaboración del Grupo Edelweiss y de Miguel Ángel Martín Merino principalmente, y luego con el trabajo de gabinete y situación de Raquel Pérez Martínez, miembro del equipo de investigación de Atapuerca, y del grupo en general. Ha sido una labor de muchísimas horas.

Cuevas. ¿Cuántas son? ¿cuáles las más importantes?

Casi todas se concentran donde están hoy los yacimientos, en el sector de Torcas, en el monte de San Vicente. Allí están Cueva Ciega, Paredeja y el Abrigo de Mirador, que son pequeñas y posiblemente las más antiguas, porque están 115 metros por encima del nivel actual del río; también Cueva Mayor, Cueva del Silo, Cueva Peluda y Cueva Compresor, cavidades por las que podemos entrar y tienen un recorrido importante; pero hay otras 30 secciones cortadas en Trinchera en las que no podemos entrar pero que formaban parte de otras cuevas. Como estas cuevas dejaron de ser surgencias o fuentes, sirvieron como lugares de hábitat a animales y humanos.

Intenta hacer una fotografía de cómo era la primera Sierra de Atapuerca.
En el Mioceno era una pequeña isla, porque estaba rodeada de agua. A medida que pasa el tiempo, las aguas van reorganizándose, formando el Arlanzón. En los momentos más antiguos, se trataría de un río muy ancho pero quizás no muy profundo. Por tanto, el entorno de la Sierra de Atapuerca sería un terreno pantanoso, con aguas sin demasiado circulación. Todavía las cavidades estarían formándose. Más adelante, hace 1,5 millones de años, aproximadamente, el Arlanzón habría incidido, estaría más encauzado; pero la sierra seguiría estando encharcada: es una zona en la que había águila pescadora, hipopótamos, nutrias, castores... Y, ya más tarde, el agua entraría directamente, metiendo en las cavidades cantos rodados. Luego (hace 500.000 años) habría un momento muy frío que, junto a la erosión, provocaría la apertura de casi todas las cuevas: la Sima de los Huesos, Galería, Dolina, Elefante...

¿Qué es lo que más le ha sorprendido?

Teníamos el concepto de que era un único karts en el que las aguas entraban y que salían por la Cueva del Silo. Suele suceder que las aguas que se filtran por distintos conductos acaban canalizándose en una misma vía. En este caso no: viéndolo en perfil, hay tres momentos diferentes, tres conductos lineales de tres épocas diferentes. Es un sistema multinivel. Eso es lo más novedoso. Porque además, ha permitido conocer por qué tenemos distintas entradas en diferentes momentos.

¿Esto puede resultar esencial de cara a futuros hallazgos paleontológicos?

Sobre todo, que quizás en un futuro se podría excavar o sondear en las entradas más altas para intentar hallar restos del Pleistoceno Superior.

¿Qué podría encontrarse?

El Villafranquiense, que nos falta, de entre 1,5 y 1,8 millones de años.

¿Y el Neanderthal?

En las partes más altas, por eso se ha excavado en el Portalón y en el Mirador. Pero incluso en la zona de Estatuas, en el piso superior, podemos encontrar el propio Neanderthal y lo previo a lo hallado en Elefante. Si esta sima ha proporcionado hasta ahora los restos más antiguos de Europa, podríamos saber cuándo se ocupó el continente. También he de decir que otros resultados de estas investigaciones han sido nuevos puntos con registros fósiles, tanto en el interior como en el exterior: fauna fósil, como leones, y nuevos yacimientos que hasta ahora no se habían visto.

Que todavía hay mucho que encontrar.
Desde luego. Ha sido una alegría comprobar que no todo está hecho. Todavía hay más cosas que encontrar, sobre todo en esa zona.

¿Cuál es su rincón más especial?

La zona de Torcas, pero cuando no hay gente y se oye cantar a los pájaros. Y la de Estatuas es interesante porque va a dar datos que no conocemos.

¿Cuál ha sido el peor momento de todo ese tiempo dedicado al trabajo de campo?

Ha habido varios. Recuerdo lo mal que lo pasé en una parte infecta de la Cueva del Compresor; es muy pequeña, tiene muchas grietas y salí con todo el cuerpo lleno de moratones. Me dije que cómo podía estar haciendo esto a mi edad. En la Cueva del Silo, que también tiene conductos pequeños, lo pasé fatal.

Supongo que el hallazgo de un brazalete de oro fue uno de los mejores momentos...
Efectivamente. Apareció en un sitio especial, entre cantos rodados de cuarcita traídos por el Arlanzón. Lo encontramos al día siguiente de habernos topado con una medalla musulmana en el Portalón de Cueva Mayor. Creo que quienes dejaron el brazalete pretendían hacer una ofrenda a alguna divinidad relacionada con las aguas, que no lo hicieron como un simple escondrijo.
La suya es la primera tesis que ha salido del Cenieh.

¿Qué puede significar este organismo para el futuro de la investigación en Atapuerca?

Creo que va a jugar un papel crucial, porque si todo marcha como parece que va a hacerlo, será el que lidere y dirija todo de la mejor manera posible. En este sentido, es muy importante la colaboración entre este centro y la Universidad de Burgos para que todos los esfuerzos se canalicen y lleguen a buen puerto. Es una de las apuestas más claras de futuro para la ciudad y para los yacimientos.

¿Y qué espera del MEH?

También será importante, sobre todo en la labor divulgativa que el equipo siempre ha considerado esencial. Esperemos que en un año esté ya listo.

Fuente: diariodeburgos.es

domingo, 24 de mayo de 2009

Pisadas en la arcilla


En la cueva de Chauvet, en el sureste de Francia, están impresas sobre la arcilla las pisadas de un niño de entre ocho y diez años, que medía alrededor de uno treinta y se iluminaba con una antorcha.

El carbón de la antorcha dejó sus marcas regulares a lo largo de la pared. Gracias al análisis de esos residuos se sabe que este niño se internó en las sombras móviles de la cueva de Chauvet hace unos veintiséis mil años, de modo que las suyas son las huellas humanas más antiguas de las que tenemos noticia. No hay más huellas cerca: el niño entró solo en la cueva.

La luz de la antorcha iluminaría lo que descubrieron por azar unos espeleólogos franceses en 1994, una sucesión de galerías con imágenes de animales pintadas o hendidas sobre la roca y la arcilla, el bestiario fabuloso de las especies que hace treinta milenios deambulaban por las sabanas de Europa, mamuts, leones, rinocerontes, grandes osos, caballos, panteras, ciervos imponentes llamados megaceros, bisontes. Las pinturas de Chauvet son las más antiguas de las que se tiene noticia, muy anteriores a las de Lascaux y las de Altamira: y sin embargo revelan una maestría infalible, un dominio de la anatomía y del movimiento y de la síntesis visual que permite representar la cabeza y la joroba de un mamut o el hocico de un rinoceronte con un solo trazo, aprovechando además las protuberancias de la pared rocosa para sugerir el volumen.

Pero lo más extraño no es la formidable calidad formal de esas pinturas, que desmiente cualquier noción evolutiva en el arte: lo extraño, lo que nos atrae de verdad hacia ellas, es la familiaridad que sentimos al mirarlas. En la manera en que miraban el mundo esos seres humanos hay algo que reconocemos, igual que en esas huellas que podían ser las de los pasos de uno de nuestros hijos, o en esas manos trazadas en blanco sobre las paredes contra un contorno rojizo de óxido de hierro. Alguien apoyó una palma abierta y con la otra mano sostuvo el hueso o la caña por los que sopló el óxido. Si nos estuviera permitido tocar la pared, superpondríamos sobre esa mano fantasma la nuestra y encontraríamos una coincidencia casi exacta.

A las manos impresas en las paredes de las cuevas con frecuencia parece que les faltan las falanges superiores de uno o de varios dedos, nunca el pulgar. Se especuló en otro tiempo que la causa podían ser amputaciones por congelación o por accidentes de caza. Ahora se sospecha que en realidad son dedos doblados para indicar ciertos signos de vocabularios silenciosos, indicaciones o avisos de algo, gestos de pertenencia a un clan. Lo he aprendido en unos de esos libros inesperados que uno encuentra sin haberlos buscado y en los que se sumerge con felicidad durante varios días, Los pintores de las cavernas, de Gregory Curtis, que trata del misterio insoluble del significado de la pintura prehistórica y a la vez cuenta la aventura moderna de su descubrimiento, en la que hay episodios novelescos de exploraciones audaces y hallazgos de tesoros y también de mezquinas intrigas y venganzas académicas, de manuscritos perdidos, exilios y suicidios. Como algunas novelas, el relato de Curtis sucede en dos planos temporales muy alejados entre sí que acaban constituyendo una sola trama.

El primero de ellos dura, asombrosamente, unos veinte mil años, a lo largo de los cuales se mantuvo más o menos intacta una tradición plástica de una sofisticación que no tiene nada de primitiva, y que sin más remedio debería de formar parte de una cultura mucho más rica y más amplia de la que no ha quedado nada, igual que han extinguido las especies de animales magníficos que atravesaban Europa en migraciones populosas, proporcionando a aquellos pueblos cazadores no sólo su alimento, sino también la materia de sus rituales y de sus mitologías, de los cuales las pinturas de las cavernas son reliquias en gran medida indescifrables.

El segundo relato es mucho más cercano: empieza en 1879, en Altamira, cuando una niña que acompaña a su padre en la excavación de una cueva mira hacia el techo y ve algo en lo que el padre no ha reparado, unas figuras de bisontes rojizos. Al pobre Marcelino de Sautuola el descubrimiento de las pinturas de Altamira no le deparó ninguna gloria, sino humillaciones y disgustos, y murió prematuramente con la amargura de un escarnio sin consuelo. Eran los años en que se difundía, entre furiosas diatribas, la teoría de la evolución, y algunos de sus partidarios, explica Curtis, quisieron creer que las pinturas eran falsificaciones calculadas para desacreditarla. Si las artes, como los organismos, evolucionan de lo más simple a lo más complejo, ¿cómo era posible que unos bárbaros habitantes de las cavernas hubieran sido capaces de pintar con tal maestría?

De un modo u otro, el prejuicio del primitivismo se mantuvo en las interpretaciones más habituales de los especialistas: las pinturas formarían parte de rituales mágicos para propiciar la caza. Pero los animales pintados en las cuevas muchas veces no son los mismos que se cazaban para comer.

En algunas de ellas se han encontrado pruebas de que los pintores, mientras hacían su trabajo, habían comido carne de reno, pero no había renos entre los animales que pintaban, y sí otros que inspirarían pavor, como rinocerontes o leones o mamuts. No fue un especialista en pintura prehistórica, sino un historiador del arte con inclinaciones filosóficas, Max Raphael, intuyó por primera vez que las acumulaciones de animales en una gruta podían ser no resultado del azar sino de un propósito compositivo regido por alguna forma de geometría y de simbolismo, cuya clave sería probablemente la forma de la mano extendida. Max Raphael era judío alemán y pasó por Francia huyendo de los nazis. En su exilio de Nueva York vivió obsesionado por las pinturas de las cuevas, negándose a aceptar que culturas tan refinadas en su imaginación plástica y en sus técnicas de representación no hubieran poseído también una complejidad espiritual. Misántropo, angustiado por la soledad y el fracaso, Max Raphael se suicidó en 1951. Unos meses antes le había mandado a la prehistoriadora francesa Annette Laming-Emperaire treinta páginas de borradores y notas para un libro que nunca llegó a escribir: Sobre el método de interpretar el arte paleolítico.

Como en el universo inquietante que nos explican los físicos, en el relato de los pintores prehistóricos lo que vemos y lo que sabemos está rodeado por la materia oscura de lo desconocido. Las pisadas del niño que llevaba la antorcha en la cueva de Chauvet van en una sola dirección. En la cueva de Trois Frères hay una figura solitaria en el punto más alto del techo que tiene cabeza de ciervo, torso y cola de caballo y piernas de hombre que puede ser un chamán en estado de trance o un personaje fantástico, pero que nos estremece sobre todo por el gesto con el que parece volverse el espectador como si acabara de descubrir la presencia de un intruso, o la de un semejante. -

Fuente: elpais.com

Una exposición completa la cita de Cantabria en la Feria del Libro de Madrid, España.

La Consejería celebrará cuatro grandes foros de debate cultural

La exposición fotográfica '10 razones para la humanidad. 10 cuevas con arte paleolítico en Cantabria' y cuatro grandes foros de debate cultural enmarcarán la presencia cultural de la comunidad en la Feria del Libro de Madrid. Como se recordará, Cantabria es este año la Comunidad Autónoma invitada a la cita, donde presentará las señas de identidad de seis editoriales de la región, ya forjadas jurídicamente como Gremio.

En el desarrollo de seis actividades en el Pabellón Carmen Martín Gaite la Consejería presentará en la Feria una muestra complementaria de la cultura regional y debatirá sobres temas culturales de actualidad.

La Feria del Libro de Madrid, foro de referencia nacional organizado por la Asociación de Empresarios del Comercio del Libro de Madrid (Gremio de Libreros de Madrid) y la Federación de Asociaciones Nacionales de Distribuidores de Editores (FANDE), se celebrará desde el próximo viernes, día 29, al 14 de junio en el Paseo de Coches de los Jardines del Buen Retiro.
El pintor y escritor Eduardo Arroyo es el encargado de inaugurar el programa de actividades de la Feria con un encuentro público con la escritora Eugenia Rico el próximo día 1 de junio, a las 19.30 h., en el Pabellón Fundación Círculo de Lectores.

La presentación del poemario 'Nociones del Imperio', de Marián Bárcena, y la presentación de las obras completas del novelista cántabro José María de Pereda son otras de las actividades complementarias que forman parte de la agenda oficial.

Los editores cántabros, como ya se avanzó, presentarán un catálogo conjunto y realizarán actividades de promoción de cada una de sus ofertas, autores y fondos.

La cultura francesa será la protagonista de esta 68ª edición de la Feria, cuyo cartel ha sido diseñado por Juan Antonio Moreno.

Durante los 17 días que dura el que es sin duda uno de los grandes acontecimientos de España que tiene al libro y la lectura como protagonistas, la Feria mirará al país vecino con el objetivo de fomentar en nuestro país el conocimiento de su cultura.

Para ello, ha contado con la colaboración de la Embajada de Francia en España, que ha organizado un programa de actividades.

Fuente:eldiariomontanes.es

martes, 19 de mayo de 2009

EL ARQUEÓLOGO FRANCÉS JEAN CLOTTES NOS DESCUBRE EL ENIGMA DE LA CUEVA DE COSQUER


La conferencia sobre esta cueva con pinturas rupestres tendrá lugar el próximo jueves, 21 de mayo, a las 20.30 en el Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada

El Museo y Parque Arqueológico Cueva Pintada nos propone una visita al santuario prehistórico de la Cueva de Cosquer, en el sur de Francia. El Arqueólogo galo Jean Clottes, una de las máximas autoridades en arte rupestre de Europa, ofrecerá una conferencia sobre esta cueva que, debido al aumento del nivel del mar tras la última glaciación, ha quedado sumergida por las aguas. Esta conferencia se celebrará el próximo jueves, 21 de mayo, a las 20:30 horas en las instalaciones de la institución museística gestionada por la Consejería de Cultura y Patrimonio Histórico y Cultural del Cabildo de Gran Canaria (C/ Audiencia, 2 Gáldar). La entrada es libre.

En 1991, un submarinista penetró en una cueva sumergida cercana a la ciudad francesa de Marsella. Al llegar al fondo, en la zona que ha quedado fuera de la acción del mar, Henri Cosquer advirtió que las paredes de la gruta se encontraban decoradas con varios centenares de pinturas rupestres que los expertos han situado en dos periodos diferentes del Paleolítico Superior; el Gravetiense y el Solutrense. Los investigadores que han podido estudiar in situ este importante enclave del arte rupestre mundial han encontrado diversidad de motivos y técnicas de dibujo, pintura y grabado. El repertorio incluye 177 figuras de animales, 216 signos geométricos, 65 manos en negativo y la imagen de un hombre muerto. Entre los motivos animales representados se encuentran manos, en colores rojos y negros, caballos, ciervos, bisontes, etc. Un grupo interesante lo forman los animales marinos, como focas, pingüinos, medusas, peces o cetáceos, fauna poco representados en el mundo paleolítico. También hay una variada representación de signos geométricos, algunos de ellos realizado mediante la técnica del grabado. Los principales investigadores del Arte Rupestre Paleolítico sitúan las pinturas de la Cueva Cosquer al mismo nivel de calidad y técnica que las de Altamira y Lascaux.

La entrada a la gruta de Cosquer se encuentra, en la actualidad, a 37 metros bajo el nivel del mar. A la cámara policromada se accede tras atravesar un estrecho corredor de más de 175 metros de longitud totalmente anegado por el agua del mar. La importancia de Cosquer, más allá del interés arqueológico, viene dada por los datos que aporta sobre las condiciones ambientales y ecológicas que reinaban en el litoral mediterráneo entre 18.500 y 29.000 años. Este periodo del paleolítico Superior se caracterizó por el clima glacial y la presencia de grandes mamíferos como mamuts y renos en territorio europeo. La representación de focas y pingüinos entre los motivos pintados en las paredes de Cosquer son un testimonio de las condiciones ambientales en las que se desarrollaron las comunidades humanas que habitaron en el lugar.

La extraordinaria localización de la caverna se debe a la subida del nivel del mar después de la última glaciación, pues, hace 20.000 años, el nivel del mar se encontraba130 metros por debajo y a unos 5 kilómetros de la línea actual. Todas las pinturas se hallan en las salas superiores que se encuentran sobre el nivel del mar. Las dataciones realizadas mediante el método de radiocarbono, aplicado a cenizas y carbones de dos pequeños hogares, demuestran que esta cueva fue frecuentada durante dos periodos: el primero hace unos 27.000 años y el segundo hace aproximadamente 19.000 años.

Jean Clottes, asesor de la UNESCO para el Arte rupestre prehistórico, desvelará los secretos de este auténtico santuario, ya que la cueva Cosquer sólo fue utilizaba para llevar a cabo en ella ceremonias y rituales. Un espacio sagrado de extraordinario valor, en especial por la abundancia y variedad de las figuras representadas que, en el caso de los pingüinos, son únicas en el repertorio rupestre europeo.

Fuente: Infonortedigital

La primera presencia de humanos modernos en yacimiento de Triacastela (Lugo), Galicia, España.

Investigadores del Grupo de Estudios para la Prehistoria del Noroeste de la Universidade de Santiago (USC) recogen en un estudio que el yacimiento de la Cova de Eirós, en Triacastela (Lugo), revela la primera presencia de humanos modernos en Galicia.

Según indica el estudio, el yacimiento conserva la única secuencia del noroeste donde se puede estudiar la transición entre los últimos neandertales y los primeros humanos modernos, aportando gran información sobre sus modos de vida, estrategias de caza y subsistencia de estas dos especies de homínido.

Los investigadores de este grupo de la USC trabajan en la excavación de este cueva junto con un equipo del Institut Catalá de Paleocología Humana i Evolució Social de Tarragona (Iphes). Resaltaron que los trabajos desarrollados revelan la importancia de este yacimiento para el estudio de los modos de vida de los neandertales en el Paleolítico medio.

La industria lítica y las nuevas dataciones realizadas en un nivel superior de la cueva indican la existencia de una ocupación humana que se remonta a hace unos 30.000 años, ya en los inicios del Paleolítico Superior. Este mismo nivel de la cueva se relaciona con el Auriñaciense, periodo en el que los primeros humanos modernos llegan al continente europeo.

La datación de la Cova Eirós ayudarán, según precisaron, a completar la secuencia del Paleolítico Superior en Galicia. Estos yacimientos en cuevas ofrecieron "gran información" sobre los modos de vida de los humanos modernos, tanto en lo referente a sus estrategias de caza, como a modos de fabricación de herramientas.

Según manifestaron los investigadores de esta excavación, al frente de la que se encuentra el profesor Ramón Fábregas, existen grandes expectativas frente a las próximas intervenciones, "así como por los resultados que proporcionará la realización de un programa de dataciones con una técnica, la OSL, que puede ofrecer el marco cronológico de las ocupaciones paleolíticas en las cuevas de Galicia y de los yacimientos al aire libre de la Depresión de Monforte de Lemos.

Fuente: homoysapiens.com

miércoles, 13 de mayo de 2009

La figura humana esculpida más vieja de la historia tiene 35.000 años

Una de las figuras encontradas Foto: H. Hensen Universidad de Tubingen.

Es la escultura más antigua conocida hasta la fecha, o si se quiere, la figura humana esculpida más vieja de la historia de la humanidad. Tiene 35.000 años, está hecha sobre marfil de mamut, y mide apenas 60 milímetros.

Foto: © Universität Tübingen/H. Jensen.

Fue descubierta en una cueva, Hohle Fels, al sur de Alemania, por el arqueólogo Nicholas Conard, de la Universidad de Tubingen en Alemania, y es un tributo al pensamiento artístico del Homo sapiens en una época en la que establecía una dura competencia con el hombre de Neandertal. La figura ensalza la sexualidad femenina: pechos grandes, la vulva femenina agigantada en relación a la escala corporal, y voluminosas caderas y muslos.

Como indica Paul Mellars, de la Universidad Stony Brooks, en la revista Nature, bajo los estándares modernos, la figura "bordea la pornografía", ya que la cabeza, los brazos y las piernas se han reducido en comparación con las zonas sexuales femeninas.
Los 'Homo sapiens' eran artistas

Imagen del análisis de las distintas partes de la figura. Foto: © Universität Tübingen/H. Jensen./AFP Photo

La talla no es la única. En los últimos 70 años, indica este experto, las cuevas alemanas han escupido una serie de prodigiosas esculturas hechas en marfil de colmillo de mamut, sobre animales tales como el caballo y el propio mamut, bisontes y leones de las cavernas, e incluso figuras medio humanas con cabezas de animal. El tesoro, increíble, se completa con pendientes, las flautas musicales más antiguas jamás producidas (lo que indica que la música estaba presente en estos Homo sapiens).
Si añadimos esta figura tan antigua a las pinturas rupestres encontradas en la Cueva Chauvet en Francia (bisontes, rinocerontes, ciervos, leones de las cuevas y caballos) de entre 36.000 y 37.000 años, podemos esbozar una ventana al pasado resumiendo que los Homo sapiens que luchaban por su supervivencia en aquellos tiempos en Europa eran también verdaderos artistas: pues también esculpían figuras tan extraordinarias como esta.
La sexualidad, siempre presente

El acento sexual no pasa desapercibido, puesto que hay otros ejemplos más recientes donde las características femeninas se acentúan, ensombreciendo el resto. En Austria, una figura de Venus de 105 milímetros muestra unos pechos enormes; hay dibujos de la vulva hechos mediante objetos puntiagudos sobre caliza, y penes humanos tallados en cuernos de bisonte. Todo este simbolismo sexual está hondamente enraizado en nuestra evolución, en las creencias sobre la fertilidad femenina y su importancia para la supervivencia. Pero el aspecto más importante, de acuerdo con Mellars, es la creación simbólica, la confirmación del arte figurativo, con todo lo que ello implica sobre la mente humana y el cerebro.

Estos 'Homo sapiens' descienden a su vez de una oleada de inmigrantes africanos, quienes presumiblemente ya realizaban diseños geométricos usando el óxido de hierro como tinta, quizá hace 95.000 años. ¿Que tipo de mutaciones permite al cerebro emprender estas actividades artísticas, y cual es su valor real a la hora de la supervivencia? Una pregunta que aún no tiene respuesta.

Ya fueron descubiertas 25 tallas en la cueva (Fotos abajo)

En la cueva de Hohle Fels se han descubierto en los últimos cien años unas 25 tallas de marfil, casi todas representaciones de animales, y también una flauta, considerada el instrumento musical mas antiguo del mundo.

La nueva venus confirma que el hombre prehistórico no solo tallaba figuras de animales, sino también humanas al principio del periodo auriñaciense, algo que ha resultado una sorpresa para el equipo arqueológico alemán.

Hasta ahora solo se conocían de ese periodo de la prehistoria pequeñas tallas de animales como las halladas en la misma cueva, pero no se había encontrado representación alguna de una figura humana.

Nicholas Conard no descarta por ello que en la región al sur de Alemania hubiese vivido hace 40.000 años el primer grupo humano con una cultura propia y subrayó que, en todo caso, de ese lugar partieron los primeros impulsos para el desarrollo de la música y la creación artística de pequeñas tallas.

Fotos de Universität Tübingen/H. Jensen


Fuente: ecodiario.eleconomista.es
terraeantiqvae.blogia.com

Hace 70 mil años los H. sapiens ya usaban pegamento

Hace 70 mil años, en Sudáfrica, los Homo sapiens ya utilizaban pegamento, y al parecer bastante fuerte. Científicos sudafricanos descubrieron compuestos adhesivos junto a microfracturas en utensilios de piedra en la cueva Sibudu, en Suráfrica.

El estudio fue publicado por varios expertos de la Universidad de Witwatersrand, en Sudáfrica, en 'Proceedings of National Academy of Science'. En él los autores opinan que el uso de estos compuestos adhesivos es reflejo de un pensamiento complejo.

Pudieron descubrir los ingredientes del pegamento: algunas plantas elásticas y polvo rojo ocre mezclados en una proporción adecuada para ser adherente. Este pegamento natural fue descubierto donde deberían haberse incrustado el mango con las herramientas líticas.

"Nosotros conocemos la posibilidad de que la gente de Sibudu colereara sus armas simbólicamente, quizás como una ofrenda de sangre, pero no era una explicación satisfactoria", dijeron los autores.

Para dar consistencia a su hipótesis, el equipo, liderado por Lyn Wandley, encontró los componentes en la naturaleza. Se trata de una acacia que exuda una sustancia pegajosa por las grietas de su corteza. Esta goma es utilizada en la industria alimentaria como emulsionante y estabilizador. Debido a que tiene ácido urónico, es ideal para completar la composición con el óxido ocre, que es hierro.

Después de replicar la fórmula, Wandley y sus colegas hicieron pruebas de 'pegado' de varios utensilios, exactamente igual que los antepasados en la Edad de Piedra. Y funcionó en la mayoría de los casos con éxito.

"No tenemos todas las respuestas sobre la elección del rojo ocre para algunos de ellos componentes adhesivos prehistóricos. Podríamos decir que su contenido alto de hierro tiene relación con ello, pero también tiene desventajas. Habrá que seguir investigando", apuntan los investigadores sudafricanos.

En todo caso, recuerdan que se trata de lo que denominan 'pirotecnología', en la que hay que tener en cuenta numerosos factores, como la temperatura, la mezcla de componentes o la formación de carbones.

En definitiva, concluyen que los humanos de hace decenas de miles de años eran unos artesanos "con capacidad para pensar en términos abstractos acerca de las propiedades de las plantas y los productos naturales con óxido. Cualidades como el óxido, hidratación o sequedad son pensamientos complejos. Hacer el pegamento precisaba una capacidad operacional a múltiples niveles".

Fuente: Vía El Mundo / neanderthalis.blogspot.com

martes, 12 de mayo de 2009

El probable homínido 'Toumai' vivió hace unos siete millones de años

El análisis de los restos fósiles del probable homínido 'Toumai' revela que ese primate pobló una zona norcentral de África hace unos siete millones de años, revela un estudio que publicará este fin de semana la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.

Esos restos consisten en un cráneo casi completo, fragmentos de la mandíbula inferior y tres dientes aislados y fueron descubiertos en el desierto de Chad en 2001 por antropólogos franceses.

El grupo, encabezado por el antropólogo Michel Brunet, bautizó los restos con el nombre científico de 'Sahelantropus tchadensis', aunque es más conocido por el de 'Toumai', que significa 'esperanza de vida' en el dialecto regional de Chad.

Según el informe sobre la investigación, el estudio radiocronológico de los restos fósiles del 'Sahelanthropus tchadensis' establece que tienen entre 6,8 y 7,2 millones de años.

Añade que esa cronología es un dato clave para establecer las primeras etapas de la evolución de los homínidos.

Según Brunet, el 'Sahelanthropus tchedensis' es un testimonio de que la última separación evolutiva entre los chimpancés y seres humanos ocurrió hace unos ocho millones de años, mucho antes de lo que se creía hasta ahora.

Además, el descubrimiento también implicaría que los homínidos evolucionaron rápidamente tras separarse del ancestro común para los otros primates y los seres humanos.

Al darse a conocer el descubrimiento de los restos fósiles en 2001 algunos científicos criticaron su nombre por cuanto, según afirmaron, determina de manera intrínseca su carácter homínido cuando en realidad solamente se trata de un simio que vivió en la región hace millones de años.
Para fundamentar su rechazo señalaron que el cráneo es demasiado plano y no tiene la capacidad de volumen que caracteriza al de los humanos.

El pequeño cráneo indica que se trata de una criatura de no más de 120 centímetros de altura, es decir, la de un chimpancé, indicaron.

Pero los partidarios del carácter homínido de 'Toumai' volvieron a la carga y mediante una reconstrucción informática señalaron que la estructura craneana tenía diferencias claras con las de los gorilas y los chimpancés. Además, sus características revelan que podía ser un bípedo.

'El nuevo homínido exhibe una combinación única de características... que sugieren una estrecha relación con el último ancestro de humanos y chimpancés, lo que a su vez sugiere que es un probable ancestro de los homínidos posteriores', señalaron los científicos en un estudio publicado en 2002 en la revista Science in Africa.

Fuentes: noticias.terra.es

Descubren pelos humanos de hace 200 mil años

Los humanos no fuimos siempre los que se comían a todos los animales, alguna vez fuimos nosotros la comida. Y todo lo que se come… termina siendo defecado. Así han descubierto coprolitos, estiércol fosilizado, de hienas con pelos fosilizados dentro de hace unos 200 mil años.

Las evidencias fósiles más antiguas de Homo sapiens son de hace 195 mil años, en el yacimiento Omo. Pero los paleoantropólogos creen que los humanos modernos se originaron para esa época, por lo que podríamos estar ante de los pelos de los primeros sapiens.

Hasta la fecha, los pelos humanos más antiguos descubiertos eran unos de una momia de hace 9000 años descubierta en Chile. Es que resulta muy raro descubrir restos de tejidos blandos como el pelo, la piel o músculos que sobrevivan más de algunos cientos de años, y para que se fosilice es más raro todavía, por lo general sólo se convierte en piedra el tejido duro como los huesos.

Son 40 cabellos, descubiertos dentro de los coprolitos de hienas marrones (Parahyaena brunnea) en la cueva Gladysvale, Sudáfrica. Los restos han sido datados entre 195 y 257 mil años. Esto termina de confirmar lo que ya se creía dese hace mucho, que los restos homínidos acumulados en las cuevas sudafricanas eran el resultado de las comilonas de las hienas.

El estudio de los pelos fue publicado por la Dra. Lucinda Backwell, paleontóloga de la Universidad de Witwatersrand, Johannesburg, Sudáfrica, y colegas en Journal of Archaeological Science.

Los pelos pudieron fosilizarse gracias a que las hienas se dieron un festín con los humanos, e hicieron sus necesidades. Ahora esos pelos podrán ser analizados a fondo para descubrir de qué color eran e incluso el estado de salud de sus ex dueños.

Blackwell dijo a Telegraph que esta es la primera evidencia homínida fósil que no son huesos.

Los pelos fueron comparados con los de humanos modernos y diferentes primates actuales, y se llegó a la conclusión de que son consistentes con la forma de los pelos humanos.

Los investigadores asignan el cabello al género Homo, pero sin asignar a ninguna especie en particular, pueden haber pertenecido a Homo heidelbergensis, que era el homínido que existía en aquellos tiempos en esa región, pero no descartan que pudiese ser de uno de los primeros Homo sapiens.

Fuente: neanderthalis.blogspot.com

En San Fabián estudian restos fósiles de un megaterio gigante

Tendría entre 40 y 50 mil años de antigüedad


Un importante hallazgo se produjo en el distrito San Fabián sobre el río Coronda, en el paraje conocido como El Hongo, a la altura del km 399 de Ruta Nacional 11, unos 20 km al sur de la ciudad cabecera del departamento San Jerónimo.

La erosión constante de ese curso hidrográfico puso al descubierto el lugar en el que hace desde hace tiempo se observan huesos de gran tamaño, lo que impulsó a aficionados de la zona a realizar sus propias excavaciones “pero esto supera todo lo visto hasta ahora”, comentaron asombrados Elsa y Nidia, vecinos de la zona.

El jueves pasado al mediodía arribaron al lugar Germán Giordano, María Belén Molinengo y Fernán García del departamento de Antropología y Paleontología del Museo de Ciencias Naturales Angel Gallardo de Rosario, quienes comenzaron la tarea bajo la conducción de Claudio Risso, licenciado en Antropología.

Los especialistas explicaron que “ahora lo que hacemos es actuar por denuncia en la provincia sobre hallazgos de restos por parte de la gente, de los lugareños. Gracias al apoyo de la Dirección de Patrimonio de la Provincia a cargo de la Lic. Alicia Talsky, podemos salir a explorar porque nos dieron mayor presupuesto para poder encarar los trabajos. Hoy somos referentes en la provincia y en el interior intervenimos con estos restos paleontológicos”, señalaron.

Respecto del descubrimiento de San Fabián, Germán Giordano, precisó que “se trata de partes de pelvis y la cadera de un megaterio perezoso, que era similar a un oso gigante, mayor en tamaño y que perteneció a la familia de los milodontes. Lo que se ve en superficie en primera instancia, nunca se sabe para dónde va a continuar -se está en plena excavación-, puede seguir para bajo o que se encuentren partes de los fémures o algún otro pedazo, eso se comprueba sobre la marcha”.

Estos mamíferos se extinguieron hace aproximadamente 10 mil años pero llegaron a convivir con el hombre, incluso los investigadores sostienen que fue en la misma época que los aborígenes pampeanos hace 8 mil años.

Giordano explicó además que trabajan con paleontólogos de Entre Ríos y gente del Conicet (Centro Regional de Investigaciones Científicas y Técnicas) que “nos brindan su colaboración para el fechaje de estos animales. Por lo que estamos observando, si bien es muy reciente, por lo que es el perfil de barranca y la sedimentología, estamos hablando de un caso entre 40 y 50 mil años de antigüedad, hay que confirmarlo, obviamente, para eso se llevan muestra de tierra, sedimentos y otros elementos para comprobarlo”.

Cuvier un sabio paleontólogo europeo, denominó Megaterio (bestia grande) al enorme gigante, sosteniéndose que serían varias las especies procedentes del Pleistoceno, siendo la más conocida como Megaterium Americanum, la cual superó los 5 metros de longitud.

Se supone, era un animal de movimientos lentos debido a su gran tamaño. No existe hoy un animal que sea parecido al megaterio. Era tan robusto como un elefante pero con rasgos de un perezoso.

Fuente: ellitoral.com

lunes, 11 de mayo de 2009

Arsuaga dice que en ocho años la Gran Dolina será "una orgía de restos humanos"

(EFE).- El paleontólogo Juan Luis Arsuaga ha anunciado hoy al inaugurar con la consejera de Cultura y Turismo de Castilla y León, María José Salgueiro, una exposición de fósiles originales de Atapuerca que la cueva de la Gran Dolina del yacimiento burgalés ofrecerá dentro de unos ocho años "una auténtica orgía de restos humanos".

Arsuaga, uno de los tres directores de Atapuerca, ha precisado: "cuando las excavaciones alcances el nivel TD6, para lo cual nos quedan unos ocho años, será una auténtica orgía de restos humanos" de una antigüedad de un millón de años".

Otro de los codirectores, Eudald Carbonell, ha señalado en el mismo acto: "los tres directores esperamos seguir al frente cuando lleguemos al TD6, pero hasta ahora estimamos que hemos descubierto un 1% de los fósiles que todavía quedan por excavar en Atapuerca".

Según Carbonell, "hay trabajo en Atapuerca para los próximos cien años".

En contraste con la Gran Dolina, donde "los trabajos son más lentos, porque hay que excavar muchísimo para llegar a los niveles humanos", apunta Arsuaga, en la Sima de los Huesos, "los fósiles están más cerca".

La exposición "Tesoros de Atapuerca", que se exhibirá en La Pedrera de Caixa Catalunya desde hoy y hasta el 28 de junio, es la única oportunidad en España de ver los fósiles originales más emblemáticos hallados en Atapuerca y que hasta ahora sólo se habían mostrado en París.

El más antiguo de los cinco fósiles que se exhiben en la muestra es la falange de la Sima del Elefante (1,3 millones de años) y los fragmentos craneal y maxilar del Niño de la Gran Dolina (800.000 años), ambos de la especie Homo antecesor.

El segundo cráneo pertenece a un niño de unos once años, que fue víctima del primer acto de canibalismo que se conoce.

Además, se puede contemplar el Cráneo 5, hallado en la Sima de los Huesos, considerado el más completo del registro fósil mundial, cuyo estudio, comenta Arsuaga, está ofreciendo luz sobre diversas capacidades de los humanos de hace más de medio millón de años, como el lenguaje.

Otro de los fósiles "estrella" de Atapuerca es la Pelvis 'Elvis', que fue encontrada en la Sima de los Huesos y que su descubrimiento fue, según la revista científica Nature, uno de los diez acontecimientos de la paleontología humana mundial, ya que es el más completo del registro fósil.

El hallazgo de la Pelvis 'Elvis', que data de hace unos 400.000 años y corresponde a un Homo heidelbergensis, ha permitido determinar la complexión de aquellos homínidos que eran tan altos como nosotros, pero más fuertes y robustos.

Completan el recorrido por la exposición, cuya ambientación recuerda una cueva prehistórica o una tumba faraónica, el bifaz 'Excalibur', también hallado en la Sima de los Huesos.

Esta bifaz es una herramienta manual de corte que es, además, el único resto de industria lítica que se ha encontrado en la Sima de los Huesos y que, según Arsuaga y Carbonell, podría tratarse de "la primera ofrenda funeraria de la prehistoria y el primer objeto simbólico de la humanidad".

Carbonell ha recordado que la exposición de La Pedrera será la última oportunidad de ver estos fósiles originales antes de que se inaugure el próximo año el Museo de la Evolución de Atapuerca.

Hasta ahora, al margen de la exposición en París, otra muestra con réplicas de los mismos fósiles se ha exhibido en cerca de treinta ciudades españolas y ha recibido más de medio millón de visitantes.

Fuente: ecodiario.eleconomista.es

viernes, 8 de mayo de 2009

El Homo floresiensis puede no descender del Homo erectus

El 'Homo floresiensis' descendería de un homínido más primitivo que el 'Homo erectus', según sugieren nuevos datos publicados esta semana en la revista 'Nature'. La publicación presenta dos estudios, del Museo de Historia Natural de Londres en Reino Unido y el Centro Médico de la Universidad de Stony Brook en Estados Unidos respectivamente, que apoyan la teoría de que el hombre de Flores es una especie distinta de homínido y no un humano moderno con microcefalia.

Desde la descripción en 2004 del 'Homo floresiensis', una especie de humano diminuto y con un cerebro pequeño que vivió en la isla indonesa de Flores hasta hace al menos 12.000 años, se abrió un debate sobre si los restos pertenecían a una especie o a un humano moderno con una forma de microcefalia, un término que engloba un conjunto de síndromes en los que el paciente tiene una cabeza muy pequeña.
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Los dos estudios que se publican ahora apoyan la teoría de que el 'Homo floresiensis' era una especie distinta aunque más extraña de lo que se había pensado hasta el momento.

Un argumento que apoya la microcefalia del 'H. floresiensis' es que su cabeza era desproporcionadamente pequeña incluso para una criatura que podría haber experimentado el enanismo que se observa en los seres vivos de las islas.

El trabajo de Eleanor Weston y Adrian Lister en Reino Unido examina este problema por analogía al estudiar los fósiles de hipopótamos enanos después de su aislamiento en la isla de Madagascar y la separación de sus ancestros africanos.

Los investigadores muestran que el cerebro de los hipopótamos enanos empequeñeció desproporcionadamente, lo que sugiere que el cerebro del 'H. floresiensis' podría haber sido pequeño simplemente como resultado del enanismo derivado de las islas en vez de cualquier tipo de patología.

En otro estudio, William Jungers y su equipo en la Universidad de Stony Brook analizan de nuevo los restos del homínido de la cabeza a los pies. Los investigadores muestran que, aunque los pies tenían grandes dedos doblados hacia el interior como en los humanos modernos que caminan erguidos por completo, estos dedos eran mucho más largos en relación al resto de los miembros inferiores en comparación con los humanos modernos y más parecidos en su proporción a los de algunos simios.

Estos descubrimientos plantean la posibilidad de que el ancestro de esta especie no fuera el 'Homo erectus', como muchos habían pensado, sino otro homínido más primitivo y remoto.

Fuente: homoysapiens.com

lunes, 4 de mayo de 2009

Un pequeño paso para el Homo erectus

Desde sus primeros postulados, la Teoría de la Evolución propone la adaptación de las especies a ciertos contextos y situaciones, lo cual, desde ya, no excluye a nuestra propia especie. Un reciente hallazgo de antiguas huellas humanas en Kenia agrega leña al fuego del debate sobre cómo fueron los primeros pasos del hombre.

En el complejo rompecabezas que es la reconstrucción de la evolución humana, todo dato nuevo alimenta conclusiones adicionales. Un ejemplo es el reciente descubrimiento de un puñado de huellas humanas de 1,5 millones de años de antigüedad encontradas cerca del lago Turkana, en Kenia. Las pisadas han venido a fortalecer lo que se sabía sobre el andar humano y su lugar en la evolución, aunque serán necesarias muchas más piezas para conocer los detalles del cómo y el porqué. El descubrimiento fue recientemente publicado en la revista Science, por John Harris, de la Universidad de Rutgers, EE.UU..

Ya existía un antecedente de huellas de homínidos, las más viejas conocidas, que datan de hace 3,7 millones de años y que quedaron grabadas en Laetoli, Tanzania. En aquel entonces, dos o tres homínidos caminaron sobre las cenizas de un volcán cercano y una posterior garúa inició el proceso de solidificación.

Las huellas encontradas en Turkana, además de más recientes, son más numerosas y están mezcladas con las de otros animales que circulaban por allí, lo que brinda bastante evidencia sobre las especies contemporáneas. Los responsables fueron uno o varios Homo ergaster (en general es considerada una subespecie temprana del Homo erectus), cuyos pies hubieran calzado unos 40, y por lo menos un niño. La forma del pie, con el pulgar alineado con los demás dedos, ya es moderna, lo mismo que su andar: primero apoyaba el talón, luego el metatarso y finalmente los dedos, que se hundían en el barro para dar propulsión al cuerpo.

Estos detalles no son menores ya que las evidencias fósiles de este homínido no son numerosas y las huellas permiten cubrir parte del bache arqueológico. Así, fósiles de hace unos 2 millones de años, de la especie Australopithecus afarensis, aún conservaban el pulgar del pie separado, lo que indicaría que aún usaban los pies para aferrarse al trepar. Estos rasgos evolutivos señalan la presencia de un bipedalismo firmemente establecido, aunque es materia de discusión descubrir la ventaja adaptativa fundamental que originó este desarrollo.

PIEZAS DEL ROMPECABEZAS

Las teorías acerca de la razón por la que los homínidos evolucionaron hacia el bipedalismo suman alrededor de una docena y no son, necesariamente, excluyentes. Hay quienes creen que los homínidos, como los chimpancés, adoptaban la postura de un bípedo sólo para comer; de esta manera, los frutos de los árboles les resultaban más cercanos.

Por otro lado hay quienes sostienen una hipótesis simple y viable: el bipedalismo, por elevar una mayor parte del cuerpo por encima del suelo, ayuda a reducir la temperatura corporal y permite que el cuerpo disipe mejor el calor. Esto es lógico por cuanto la brisa es más fuerte a mayor altura y la superficie expuesta al sol es menor, lo que facilita la regulación térmica del cuerpo.

Hay también científicos que consideran que la llegada de épocas de sequía redujo las superficies arboladas y apareció una mezcla de sabana con mosaicos arbolados. Lo cual obligó a que los homínidos tuvieran que viajar más para conseguir el alimento y a que tuvieran que trasladar sus herramientas, por lo que moverse en cuatro patas rompiéndose los nudillos no era ni eficiente ni placentero.

Varias hipótesis más se apoyan en la viabilidad del transporte: hay quienes sugieren que el traslado de carne sobre distancias considerables fue un factor clave, o bien que lo importante fue el traslado de los infantes; y hay también quienes mencionan las herramientas de piedra y las armas.

En todo caso está claro que existen numerosas buenas razones para el bipedalismo y que, como ya decía Charles Darwin, el hombre no hubiese llegado a su posición dominante del mundo sin el uso adecuado de las manos, que tan hábilmente siguen el mandato cerebral.

Pero en la actualidad, tal vez la hipótesis que más aceptación tiene es la del “vadeo”. Muchos mamíferos plantígrados que eran cuadrúpedos en tierra se hacían bípedos en el agua para dejar la cabeza afuera y respirar. Son ejemplos el orangután, el chimpancé, el gorila; una excepción es el oso pardo. Esta teoría se ve favorecida por las similitudes halladas entre la pelvis del mono extinto Oreopithecus bambolii y la del hombre.

Si bien éste no es antecesor de los humanos, vivía en los pantanos de una isla, lo que lo obligaba a “vadear” con frecuencia. Esta hipótesis es también conocida como del “mono acuático” y habla de las necesidades de nadar y bucear para conseguir alimento. También intenta explicar, por las diferencias de hábitat, la separación generada entre los ancestros de los humanos y otros grandes monos. Según esta corriente, las diferencias físicas entre los humanos y esos monos se justifican por la influencia del medio ambiente y por la alimentación distinta que supone la vida cerca de costas y ríos.

LA CIENCIA COMO ARTE

Es difícil determinar hasta qué punto la falta de evidencias lleva a los paleontólogos a dar rienda suelta a su imaginación. Los nuevos descubrimientos, por pequeños que sean, dan pie a lucubraciones que se van sumando y dando cuerpo a una teoría que algún día (o tal vez nunca) se verá refutada o aceptada. En todo caso, estos científicos siguen juntando las piezas de su obra y llenando los huecos con pinceladas propias para armar el cuadro de ese pasado tan lejano, con la esperanza de que hallazgos futuros confirmen sus presunciones.

Fuente: pagina12.com.ar

El homo heidelbergensis era nómada y vivía de la caza y la recolección


El profesor de Prehistoria de la UCA Vicente Castañeda desgranó en su conferencia de Aula Abierta las investigaciones en el yacimiento de Algetares

El profesor de Prehistoria de la UCA Vicente Castañeda abrió el pasado jueves el III Ciclo de Conferencias Aula Abierta de la Fundación Municipal de Cultura (FMC) José Luis Cano sobre las últimas novedades en la investigación arqueológica de Algeciras.

El profesor se centró en las primeras ocupaciones humanas de la zona y las sociedades del Paleolítico, a través de los primeros estudios realizados en el yacimiento de Algetares.

Castañeda comenzó con un análisis de los antecedentes, situando el Estrecho de Gibraltar como un lugar histórico y biológico privilegiado y deteniéndose en el proceso de hominización. Las primeras ocupaciones de la zona se remontan a 300.000 años. A pesar de la cercanía entre el Campo de Gibraltar y el continente africano, cuna de la vida, se duda de que los primeros homínidos cruzaran el Estrecho debido a las fuertes corrientes marinas. Las principales teorías hablan de la península del Sinaí como punto de extensión de los primeros humanos entre África, Asia y Europa.

La comarca es una zona arqueológica muy investigada desde finales del siglo XIX gracias a numerosos proyectos internacionales. El último yacimiento estudiado es el de Algetares, que tiene una atigüedad de 200.000 años.

Las excavaciones se desarrollaron en el primer trimestre de 2008, a raíz de la construcción en la zona de un colegio. Los trabajos, dirigdos por el arqueólogo municipal, Rafael Jiménez-Camino, contaron con la colaboración de la UCA y estuvieron coordinados por el profesor Castañeda.

Durante su conferencia, explicó que el habitante de esta zona fue el homo heidelbergensis (300.000-120.000 años), que se organizaba en pequeños grupos familiares y vivía de la caza y la recolección. Este homínido aún desconoce la agricultura y la ganadería y sigue una vida nómada, próxima a lagunas y ríos. Conocía y creaba fuego para calentarse, iluminarse y comunicarse. Fabricaba herramientas en piedra y madera para cavar, cortar, trabajar las pieles y cazar.

En esa época la fauna de la zona estaba formada por elefantes, rinocerontes o hipopótamos.

Morfológicamente, el homo heidelbergensis tenía huesos muy gruesos y una gran musculatura. Tenía frente ancha, perfil inclinado, mandíbulas grantes y no tenía mentón.

En el yacimiento de Algetares se han encontrado numerosas herramientas de trabajo que, tras el trabajo de campo, se llevaron al laboratorio de Arqueología de la FMC, donde fueron lavadas y clasificadas. Tras la creación de una completa base de datos, los arqueólogos están analizando las piezas para comprender los procesos de trabajo de los primeros pobladores del Campo de Gibraltar.

Otros yacimientos de la zona sincrónicos a Algetares son los de la Menacha, vinculado al río Palmones, y la terraza marina de la playa de La Concha.

A continuación, Vicente Castañeda habló de los homo neanderthalensis (120.000-30.000 años). El profesor lamentó que se les haya tratado siempre «de forma despectiva» y señaló que «en realidad eran muy parecidos a nosotros».

También se organizaban en pequeñas bandas y se dedicaban a la caza y la recolección. Siguen siendo nómadas pero se mueven por territorios más extensos. Además, las herramientas que fabrican son más desarrolladas y entierran a los muertos.

Desaparece la 'megafauna' y cambia la alimentación. Empiezan a explotar los recursos marinos y comen cetáceos y moluscos.

Homo sapiens sapiens

Los primeros homo sapiens sapiens llegaron a Europa hace 40.000 años y convivieron en la península ibérica con los homo neardenthalensis. Castañeda planteó distintas teorías sobre la desaparición de estos últimos.

Los homo sapiens sapiens son los últimos cazadores-recolectores-pescadores. Creaban herramientas más específicas para los distintos trabajos y disponían de arcos y flechas, que les permitían abatir un animal a distancia. Siguen siendo nómadas y empiezan a crear símbolos. El profesor puso como ejemplo la conocida Cueva del Moro, en Tarifa, con excepcionales muestras de arte rupestre.

Incluso se han encontrado restos cerámicos, que pertenecen aún al Paleolítico y a estas sociedades nómadas, puntas de flecha y hogares desmantelado en el yacimiento de Torrealmirante.

Castañeda explicó que durante cientos de años convivieron en la comarca las sociedades nómadas del Paleolítico con los primeros grupos agricultores y ganaderos del Neolítico, que finalmente se impusieron.