viernes, 28 de agosto de 2009

Las últimas excavaciones confirman que hace 100.000 años ya vivían en la Foradà de Oliva

El arqueólogo Aparicio termina la campaña de verano y envía material a Inglaterra para que daten con exactitud los restos hallados en la cueva

ESTUDIO DE RESTOS. José Aparicio (derecha) analiza el material extraído de la cueva. /LP

Acaban de terminar las excavaciones que cada verano se realizan en la Cova Foradà de Oliva y los expertos extraen ya las primeras conclusiones. Si bien es cierto que no se han producido grandes hallazgos -principalmente, restos óseos humanos- sí se ha podido extraer abundante material que confirma la teoría mantenida desde hace tiempo: la cueva estaba ya habitada hace más de 100.000 años.

Es lo que indican los materiales hallados a unos metros de profundidad «y todavía no hemos llegado al final, a la zona estéril. Eso significa que todavía queda suelo por investigar», afirmó el arqueólogo responsable, José Aparicio.

Puntas de lanza y jabalina, pedazos de sílex, lascas y láminas que emplean la técnica denominada Levallois (una forma concreta de tallar las piedras cortantes). Todo tipo de herramientas propias de la Edad de Piedra que permiten datar la cavidad olivense en la época del Paleolítico Inferior.
Hasta ocho cajas de sedimentos en las que se guarda tierra, concreciones calcáreas y otros restos que confirman una vida muy intensa en la cavidad.

También hay restos animales, pequeñas muestras de lo que en su día sirvió de alimento a los neanderthales y que aparece muy triturado. Fundamentalmente, se trata de conejos, la alimentación básica de estos pobladores. «Muchos se olvidan de la importancia que los conejos tuvieron en su alimentación, pero el 95% de los restos son de conejo», señaló el experto.

Hay señales de microfauna coprolitos de la hiena de las cavernas y raíces fosilizadas que servirán para determinar cómo era el paisaje que existía hace 100.000 años. Aunque según explicó el responsable de la Sección de Estudios Arqueológicos (SEAV) de la Diputación de Valencia «los ecosistemas eran muy parecidos a los actuales. Del mar obtenían tortugas y aves; agua del Bullent y de la zona de Pego y carne de las montañas. Era un entorno muy favorable», lo que explica que la cueva haya estado ocupado durante tanto tiempo y de forma casi ininterrumpida.

Todo ese material, que Aparicio tiene inventariado, está siendo ya analizado en Inglaterra, donde aplican novedosas técnicas que permiten datar con mucha fidelidad los restos prehistóricos. «Con todo lo que tenemos prácticamente podemos afirmar la antigüedad», comentó. Cuando comenzaron los trabajos, se llegó hasta los 30.000 años, el Paleolítico Superior, igual que en la Cova del Parpalló de Gandia.

En las siguientes prospecciones se profundizó hasta los 45.000 años, estratos que se corresponden con la época del Paleolítico Medio o Musteriense.

Ahora, ya se han alcanzado los nueve metros de profundidad, lo mismo que hay en el Parpalló, «y sigue saliendo».

No sirve el Carbono 14

Pero el problema a la hora de datar es que a partir de esos 40.000 años de antigüedad el carbono se pierde, por lo que las pruebas de Carbono 14 no son fiables para determinar más antigüedad en los hallazgos. De ahí que se haya enviado a Inglaterra, así como a otros laboratorios en Estados Unidos. Aparicio confía en recibir los resultados antes de final de año.

«Lo tengo todo inventariado, pero no puedo publicar nada porque queda por excavar. Aún no hemos llegado a la parte rocosa y no hemos completado la estratigrafía. Siguen apareciendo nuevos estratos que demuestran que es más antiguo de lo que pensamos en un principio», declaró el arqueólogo.

José Aparicio comenzó a trabajar en la cueva de Oliva en los años 80 y desde entonces, cada año ha profundizado más en su interior «para saber cuánto relleno tiene exactamente».

Se han descubierto varias capas de sedimentos y ahora toca de nuevo el trabajo de laboratorio. Analizar lo encontrado y el próximo año, seguir buscando nuevos vestigios del pasado de la gruta.

Fuente:lasprovincias.es

domingo, 23 de agosto de 2009

Un rinoceronte en Triacastela

Arqueólogos hallan en una cueva de Lugo vestigios de hasta 84.000 años de antigüedad y restos de animales

Los rinocerontes campaban por la montaña lucense. Pero hace 32.000 años. Y sus restos, cazados por los Homo sapiens, han aparecido en la cueva de Eirós, en Triacastela. Ninguna otra caverna posee tres niveles documentados de edades tan diferentes (uno del Paleolítico Medio y dos de Paleolítico Superior) concentrados en sólo 11 metros cuadrados. La gruta, en la que trabajan arqueólogos de la Universidad de Santiago junto a personal de la Universidad Rovira Virgill y voluntarios de Cantabria y Burgos, fue sometida a dos catas que destaparon un nuevo nivel desconocido, correspondiente al Paleolítico Superior. Este fragmento tiene unos 30.000 años de antigüedad y recoge los primeros registros de actividad del Homo sapiens. El nivel inmediatamente anterior data de hace 84.000 años.

"En muy pocos lugares de toda Europa", defiende el arqueólogo director de la excavación, Arturo de Lombera, "se puede comparar en un mismo paraje cómo se gestionaba el territorio y cómo evolucionaban tecnológicamente y conductualmente los humanos". Tampoco existe ninguna otra gruta documentada de entre 30.000 y 17.000 años. Este silencio arqueológico puede deberse a falta de investigación o estar relacionada con los períodos de glaciaciones, según argumenta el corresponsable de Eirós, Xosé Pedro Rodríguez.

Desde la gruta de Eirós puede hacerse el recorrido que va de un Neanderthal característico del Paleolítico Medio, hace 84.000 años, a un primitivo Homo sapiens, propio del Paleolítico Superior, hace 32.000 o 30.000 años. En los 11 metros cuadrados de Eirós se han encontrado herramientas líticas en cuarzo y las más evolucionadas de cristal de roca o sílex, utilizadas en el Paleolítico Superior. El Neanderthal y el Homo sapiens también han dejado restos de los animales que cazaban y consumían, entre ellos el rinoceronte, como ciervos, corzos, rebecos, cabras o incluso vestigios de animales extintos como el oso de las cavernas.

Según De Lombera, sólo la cueva da Galiña (Castroverde), donde también se han documentado rinocerontes o hienas, y la cueva de Valdavara (Becerreá) pueden hacer sombra a la fosa de Eirós. "Pero la de Triacastela es única para conocer los momentos finales del Paleolítico Superior", explica. El arqueólogo jefe se mostró "sorprendido" por los hallazgos y por lo que aún pueda aparecer. "Hay todo un potencial material". Esta segunda etapa de investigación en la cueva Eirós concluyó ayer, después de establecer 700 registros, a los que deben sumarse las 1.000 piezas obtenidas en el mismo lugar durante dos semanas en 2008. Importantes arqueólogos han manifestado que "en cinco o seis años, Eirós será una referencia obligada sobre el Paleolítico en Europa".

Fuente: elpais.com

sábado, 22 de agosto de 2009

Nuevos descubrimientos sobre la evolución humana


Tres nuevos fósiles, tres nuevos candidatos a eslabones perdidos, adornan la cadena evolutiva que conduce al ser humano. La coincidencia en poco menos de dos meses de sus respectivos descubrimientos se une a otra serie de noticias sobre la evolución humana que se han producido a lo largo de este año, bicentenario del nacimiento del naturalista inglés Charles Darwin. 150 años después de la publicación de su teoría de la evolución, que bajó al ser humano del pedestal al que él mismo se había subido y lo colocó en su justo lugar entre los demás primates, los científicos siguen perfilando los detalles de la historia familiar de la humanidad.
Fósiles. Nuevas caras en el álbum familiar

El 18 de mayo se presentó Darwinius masillae, el primate fósil más completo y mejor conservado obtenido hasta la fecha. Sus descubridores vendieron el hallazgo de Ida, como bautizaron al ejemplar, como "el descubrimiento científico más importante de los últimos tiempos" ya que afirmaban que este fósil de 47 millones de años de antigüedad se trataría del "eslabón perdido entre todos los primates y el resto de los mamíferos".

Para Salvador Moyà-Solà, director del Instituto Catalán de Paleontología, la nueva especie es "claramente" un adapiforme, una rama del árbol evolutivo de los lémures, pero "no aporta nada al conocimiento sobre el origen de los monos y antropoides, mucho menos del hombre". Y añade: "El mensaje lanzado a la prensa y la importancia del hallazgo no tienen nada que ver".

Poco más de un mes más tarde, pero sin tanta fanfarria mediática, se publicó el descubrimiento de Ganlea megacanina, un primate de hace 38 millones de años encontrado en Myanmar, candidato a antecesor común a todos los simios, incluido el hombre. "Este sí que es muy importante, porque podría aclarar el debate científico sobre el origen geográfico del grupo", explica Moyà-Solà. Tradicionalmente se ha considerado África como el continente en el que aparecerían los primates antepasados de todos los monos y antropoides modernos. La aparición de Ganlea en Asia podría forzar una reinterpretación de esta teoría, "si se confirma su posición en la base del árbol evolutivo".

El lugar de origen de los simios no es el único que ha sido cuestionado recientemente. En junio de este año, el grupo encabezado por Salvador Moyà-Solà hizo público el descubrimiento de Lluc, un primate que vivió hace unos 12 millones de años en la península Ibérica que sería una forma intermedia entre los extintos afropitecinos y los actuales grandes simios (orangutanes, gorilas, chimpancés y humanos). Anoiapithecus brevirostris se une así a Pierolapithecus catalaunicus, también descubierto en el mismo yacimiento por el grupo de Moyà-Solà. Ambos fósiles apuntan al origen euroasiático de los grandes simios, que se pensaba que había tenido lugar en África, desde donde habrían migrado a Asia los antecesores de los orangutanes.
Bipedismo. Se aclara el origen de la locomoción humana

Un reciente estudio concluye que los antepasados humanos no caminaban por el suelo apoyándose en los nudillos, como sí lo hacen chimpancés y gorilas. Los grandes simios más emparentados con el hombre desarrollaron esta adaptación de manera independiente, según afirman los autores del estudio.

Tampoco se balanceaban por las ramas de los árboles de la selva, como hacen los orangutanes. "Los antepasados de los grandes simios hacían una vida repartida entre el suelo y los árboles", señala Moyà-Solà. Mientras que los antepasados de los orangutanes se adaptaron a llevar una vida más arbórea, los antepasados de gorilas, chimpancés y humanos se adaptaron al desplazamiento sobre el suelo, pero cada uno de un modo diferente. Cuando el ancestro de los humanos actuales dejó los árboles definitivamente, ya lo hacía caminando sólo sobre las extremidades posteriores.

Esto confirma algo que ya había sido apuntado por los descubridores de los fósiles de los homininos más antiguos, rompiendo definitivamente uno de los iconos populares sobre la evolución humana más extendidos.

El origen del homo. La cuna del género humano, ¿África o Asia?

Si el origen africano de los grandes simios se ha puesto en cuestión por el hallazgo de nuevos fósiles, la reinterpretación de viejos conceptos también cuestiona el papel de África como cuna del género humano.

José María Bermúdez de Castro, co-director de Atapuerca, recuerda que "tan sólo las especies son entidades naturales, todas las agrupaciones superiores son construcciones artificiales". Los criterios para incluir una especie dentro de un género u otro varían "según los autores y las modas: del mismo modo que hay científicos que proponen incluir a los chimpancés dentro del género Homo, hay argumentos muy válidos para excluir al Homo habilis".

María Martinón-Torres es partidaria de esto último. Esta paleontóloga es autora de un reciente estudio sobre Homo georgicus, la especie de hominino más primitiva encontrada fuera de África, en el yacimiento de Dmanisi (Georgia). "El desarrollo de los habilis es muy similar al de los australopitecos, y el uso de herramientas no es un argumento válido porque otras especies más primitivas ya las fabricaban", explica Martinón-Torres. Para ella, el origen africano del género Homo se basa en una falacia. "La preponderancia del continente africano se debe a que en Asia no se ha excavado ni el 25% que en África; hace 2,4 millones de años (antigüedad de los restos de habilis) no había ninguna barrera entre los dos continentes, ni geológica ni ecológica, que impidiese la migración de una especie de australopiteco fuera de África".

Según esta investigadora, el género Homo surgiría con georgicus en Asia, desde donde se produciría la colonización de África con ergaster y de China e Indonesia con erectus. Sin embargo, una de las piezas clave en esta teoría era el fósil de Longgupo, datado en dos millones de años. En principio descrito como erectus, su descubridor se retractó en junio y ahora lo asigna a un nuevo tipo de simio no hominino.

La colonización de Europa la realizaría antecessor, especie de la que se ha encontrado este pasado mes de julio en Atapuerca un nuevo fósil de hace 1,3 millones de años que presenta muestras de canibalismo. Los antecessor representan un estado intermedio entre los ergaster africanos y los más recientes heidelbergensis europeos, antepasados de los neandertales. La especie humana actual surgió en África, desde donde se extendió a todo el planeta, desplazando a los neandertales y los hobbits de la isla de Flores.

Neandertales. Tan parecidos y sin embargo tan distintos

Los diminutos hobbits de Flores podrán haberle arrebatado a los neandertales el dudoso privilegio de ser los últimos miembros de la familia humana en extinguirse, pero la mera supervivencia no les hace evolutivamente más cercanos al hombre actual. El pariente (extinto) más próximo al sapiens moderno sigue siendo el hombre de Neandertal, del que se ha logrado secuenciar este año el 63% de su genoma.

"Las primeras descripciones de los neandertales los retrataban como primitivos hombres de las cavernas antecesores de los humanos modernos", comenta Carles Lalueza Fox, experto en genética neandertal del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC-Universidad Pompeu Fabra) que participó en proyecto. "Hoy, sin embargo, su ADN nos revela una imagen más moderna y parecida a la de los sapiens, a la vez que descartan una posible hibridación entre ambas especies", concluye.

Hobbit de Flores. La pequeña pieza que no encaja en el puzle

Este año también se han publicado varios estudios de los fósiles encontrados en 2003 en la isla de Flores. En enero un nuevo análisis de la morfología del cráneo corroboró las conclusiones de otros estudios similares anteriores, descartando que los ejemplares se tratasen de sapiens enfermos. Y en mayo, el análisis de los pies de estos hobbits confirmó definitivamente que pertenecen a una especie distinta al ser humano actual.

Su origen, en cambio, sigue siendo un enigma. Su reducida capacidad craneana es similar a la de los australopitecos, y un análisis publicado el pasado mes de julio indica que el Homo floresiensis pudo haberse originado, no ya de un erectus, sino de un habilis. Dos millones de años de evolución separan los restos fósiles de ambas especies, un hueco que sólo podrá ser rellenado con futuros hallazgos.
Fuente: publico.es

martes, 18 de agosto de 2009

PALEOANTROPOLOGÍA: UN MISMO ESTILO DE VIDA.

Los datos presentados en abril en la reunión de la Sociedad de Paleoantropología en Chicago apuntan a que el comportamiento de los neardentales se parecia al de los seres humanos modernos primitivos.

Bruce Hardy, de la Universidad Kenyon, ha estudiado artefactos de Hohle Fels, yacimiento de Suabia, donde se han hallado herramientas fabricadas por los neardentales entre hace 36.000 y 40.000 años, así como objetos creados por seres humanos modernos primitivos entre hace 33.000 y 36.000 años.

Ambos grupos vivieron en condiciones ambientales similares en la zona de ese yacimiento, lo cual hace que sus restos sean ideales para realizar comparaciones.

Hardy examinó el desgaste y los residuos de las herramientas y encontró que, aunque los seres humanos modernos tenían una gama más amplia de artefactos, ambos grupos se dedicaban a actividades similares, como el uso de la resina de árboles para pegar puntas de piedra a mangos de madera y la fabricación de herramientas a partir de hueso y madera. Conjetura que los nerdentales no inventaron mas herramientas porque podian sobrevivir perfectamente con las que tenían.

Fuente: cienciaeninternet.blogspot.com

viernes, 14 de agosto de 2009

Hallan restos de un hogar que el Homo Heidelbergensis usó para hacer fuego,San Sebastián,guipuzcoano de Zestoa,España.

Una placa de hogar utilizada para hacer fuego hace unos 250.000 años, en el periodo Paleolítico Inferior, ha sido descubierta en el yacimiento de Irikaitz, situado en el municipio guipuzcoano de Zestoa, un hallazgo que podría arrojar luz sobre la capacidad que el Homo Heidelbergensis tenía para utilizar el fuego.

El director de estas excavaciones, Álvaro Arrizabalaga, ha explicado a Efe que se trata de una pequeña estructura circular claramente "intencionada" de aproximadamente un metro de diámetro, con componentes de basalto y otro tipo de minerales que tienen cualidades refractarias, lo que los hace idóneos para aprovechar el calor del fuego.

Algunas de estas piedras aparecen "intensamente quemadas" y su posterior análisis permitirá hacer una datación más rigurosa sobre el momento en que fueron utilizadas.

Además los restos se encuentran cerca de otra estructura que podría haber sido utilizada como "paravientos" o como parte de una choza, una ubicación adecuada para mantener vivas las llamas de una fogata.

A juicio de Arrizabalaga, es "poco compatible" que los heidelbergensis fueran capaces de seleccionar estos materiales específicos y de elaborar una placa de hogar como ésta con que no tuviesen los conocimientos necesarios para hacer y controlar el fuego.

El equipo de Arrizabalaga, formado por arqueólogos de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, lleva a cabo sus prospecciones estivales en este espacio desde hace una década, periodo durante el cual también han descubierto un gran número de instrumentos de piedra que apuntan a que este sitio era habitualmente utilizado para tallar minerales.

Las investigaciones han desvelado que estos seres humanos estuvieron acudiendo a este lugar durante "milenios" por alguna razón concreta sobre la que cabe especular con las ventajas que ofrecía este paraje para cazar o con su riqueza en materias primas.

El Homo Heidelbergensis es un antepasado del hombre de Neandertal, de modo que nuestra especie no desciende de él aunque los expertos lo consideran un ser humano.

Arrizabalaga explica que estos cazadores-recolectores subsistían gracias a los recursos que encontraban en su entorno cercano y se organizaban en pequeños grupos de una docena de individuos compuestos por dos o tres unidades familiares.

El reducido número de miembros que integraban estos clanes les permitía trasladarse varias veces al año y montar campamentos provisionales en zonas que conocían y en las que sabían que las condiciones de cada estación les brindaban mayores oportunidades para conseguir alimento, su objetivo principal.

Probablemente conocían bien el paraje de Irikaitz, al que retornaban en octubre para saciar su hambre con nutritivas avellanas, fáciles de recolectar por su abundancia en este mes.

Prueba de ello es que los arqueólogos también han encontrado restos fósiles de cáscaras de estos frutos, así como evidencias que apuntan a que hace un cuarto de millón de años existía un bosque de avellanos en este enclave.

Ahora comienza una larga tarea de laboratorio que puede alargarse más de un año con el fin de analizar detenidamente los hallazgos y llegar a conclusiones más precisas sobre hasta qué punto esta especie dominó el fuego, una incógnita aún no resuelta por la falta de indicios concluyentes.

Los heidelbergensis siguen siendo un misterio, aunque gracias a hallazgos como el de Irikaitz es posible imaginarlos alrededor de este hogar en una fría noche de hace 250.000 años, buscando el calor del fuego para hacer frente a las gélidas temperaturas del otoño prehistórico, incapaces de figurarse que varias eras más tarde, en ese mismo lugar, la hoguera que ellos prendieron iluminaría el camino de los arqueólogos.

Fuente: EFE

jueves, 13 de agosto de 2009

El fuego fue el primer instrumento del hombre, según estudio

El dibujo es de www.arqueopinto.com

Los seres humanos comenzaron a usar el el fuego hace unos 164.000 años para crear herramientas de piedra en lo que constituyó su primer avance tecnológico, según un estudio que publica hoy la revista Science.

"Esta tecnología exigió conocer la relación entre el fuego, el calor y su efecto sobre el cambio estructural de la piedra,” indicó Kyle Brown, del Departamento de Arqueología en la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica).

Brown y científicos de Australia, el Reino Unido, Estados Unidos y Francia afirman en el estudio realizado en el extremo sur de Africa que los antepasados del hombre hacían mediante el fuego marcas simbólicas, adornos y otros indicios de conducta humana "moderna.”

"Hemos demostrado que esos primeros seres humanos, hace 72.000 años y hasta 164.000 años, usaban en la zona costera del sur de Africa fogatas controladas en un complejo proceso para calentar la piedra y alterar sus propiedades,” añadió Brown.

"La tecnología del calor comienza con una genialidad... alguien descubre que la aplicación de mayores temperaturas sobre la piedra produce su fragmentación,” señaló Curtis Marean, antropólogo director del proyecto.

"Este conocimiento se transmitió a través de las generaciones y en una forma que es única entre los seres humanos se fue perfeccionado poco a poco,” añadió.

Eso crea una larga cadena de procesos tecnológicos que, según los investigadores, requiere de una capacidad intelectual compleja y, probablemente, un lenguaje para enseñarlo y aprenderlo.

Para su estudio los autores recogieron los restos de herramientas de silcreta encontrados en sitios arqueológicos y mostraron, usando técnicas diferentes, que las rocas fueron transformadas deliberadamente por calentamiento.

La silcreta es una solidificación superficial que ocurre cuando el sílice de una roca se derrite por efecto del fuego y vuelve a solidificarse.

Es un material duro y resistente que, aunque tiene origen y naturaleza diferentes, parece similar a la cuarcita.

En Australia los pueblos aborígenes usaron ampliamente la silcreta para la fabricación de herramientas. En África se han encontrado dos tipos de herramientas de silcreta desarrolladas hace entre 60.000 y 80.000 años.

"El uso controlado del fuego fue una adaptación clave en la evolución humana,” señala el artículo de Science.

"El fuego primero dio calor. Después, permitió la manipulación de las propiedades físicas de los materiales para la producción de cerámicas y metales.”

"El análisis de las herramientas encontradas en múltiples sitios muestra que la piedra original fue manipulada sistemáticamente para mejorar sus propiedades de fractura controlada,” añade el artículo.

El tratamiento por calor “exige un conocimiento avanzado del fuego y una elevada capacidad cognitiva, y aparece aproximadamente al mismo tiempo que las muestras generalizadas de comportamiento simbólico,” según los autores.

"Este fue el origen de la pirotecnología y el puente hacia la tecnología de la cerámica y la metalurgia más recientes,” manifestó Brown.

Más aún, según Marean, la complejidad del conocimiento que ya tenían estos hombres en el sur de Africa es “una prueba más de que este lugar pudo haber sido el punto de origen de la línea que conduce a los seres humanos modernos, que aparecieron hace entre 100.000 y 200.000 años” en ese continente.

Fuente: lasegunda.com

Los hombres de Atapuerca y los guanches compartían costumbres,las Palmas gran canaria, España.

Tras seis lustros de trabajos arqueológicos, Carlos Díez, Sergio Moral y Marta Navazo, del equipo arqueológico investigador, acaban de sacar un libro donde recogen unos reveladores descubrimientos, que acaparan la atención de la comunidad científica mundial. La Sierra de Atapuerca. Un viaje a nuestros orígenes, editado por la Fundación Atapuerca y el grupo Everest, es el único texto que permite conocer lo realizado hasta el momento en las excavaciones de Atapuerca, combinando la experiencia de los pasados 30 años con una visión fresca e ilusionante sobre los retos de los próximos años.

Un trabajo que revela además algunas conexiones entre el hombre de Atapuerca en cuanto a la comida. La obra refleja como, independientemente de la producción de cada época, la dieta incide de manera directa en la capacidad intelectual y el estado emocional de los individuos y en la organización social de los grupos, ya que aquella depende, en gran medida, de la forma en que se articulan para conseguir los alimentos.

Diez páginas dedica el libro al asunto; incluso recuerda que "Bermúdez de Castro -codirector de las excavaciones de los yacimientos de la Sierra de Atapuerca, junto con J. Luis Arsuaga y Eudald Carbonell- observó en los dientes de los aborígenes canarios un gran desgaste por el continuado uso de palillos. Curiosamente, lo mismo se observa en los dientes de los homínidos de Atapuerca".

El equipo investigador ha dado un repaso a los años de trabajo, narrando la historia de las intervenciones, sus hitos y hallazgos principales. Como dice Eudald Carbonell: "Atapuerca constituye una herramienta fundamental para entender el proceso evolutivo tanto en los aspectos ecológicos como económicos, sociales y técnicos de la evolución de la humanidad". Un proceso que durante 30 años el equipo ha ido recopilando para establecer la evolución de los homínidos en Eurasia durante el último millón de años.

Por ello también es un homenaje a todas la gente que allí han desarrollado sus investigaciones, en particular a quienes sentaron las primeras bases de los estudios, aparte de que se trata de una apuesta por avanzar el estado actual de conocimientos y lo mucho que queda por descubrir, investigar y divulgar en Atapuerca. La obra intenta profundizar en la evolución humana, cultural y biológica desde los primeros homínidos africanos hasta el advenimiento de las sociedades agrícolas y ganaderas. Desde esta perspectiva, se trata de una obra que aspira a que la sociedad integre Atapuerca dentro de los esquemas de las grandes adquisiciones que lograron nuestros antepasados.

Para conseguir estos objetivo, en el recorrido por los diferentes capítulos en los que se divide la obra, se desentrañan cuestiones tan importantes como la biología de los homínidos, el medio en el que vivieron, las herramientas que utilizaron, su desarrollo, alimentación, lenguaje así como su mundo inmaterial o simbólico.

Cuenta asimismo con fichas que recorren la historia de Atapuerca en cada uno de los grandes episodios que la componen, integrando uno a uno los aspectos más significativos de los grupos que han habitado la sierra y, finalmente, ofrece un extraordinario repaso fotográfico que nos transporta a los primeros años de trabajo y nos hace viajar en el tiempo hasta la actualidad de este mágico cerro, situado a orillas del río Arlanzón.

Fuente: laopinion.es

Los humanos nunca anduvieron sobre las cuatro patas

Esquema evolutivo clasico

Los ancestros humanos nunca fueron cuadrúpedos, según una
investigaciónInvestigadores británicos revelan que bajaron de
los árboles

Rosa M. Tristán

Los humanos no evolucionaron de un antepasado que andaba sobre los nudillos en la tierra, sino que esa forma de moverse evolucionó de forma independiente en varios simios africanos y, en nuestro caso, los ancestros de nuestra rama evolutiva vivían en los árboles.

A esta conclusión ha llegado un equipo de investigadores británicos, de la Universidad de Duke, después de estudiar los huesos de la muñeca y la mano de casi 250 primates. Su trabajo ofrece una nueva teoría a la polémica en torno a cómo surgió el bipedismo, un debate que surgió en tiempos de Charles Darwin y no ha acabado.

En definitiva, se trata de dos posturas encontradas: los que creen que el antepasado 'prehumano' fue un simio que caminaba con los nudillos en la tierra, como los simios africanos (con quienes tendríamos un ancestro común) y otros son quienes apuestan porque el primer caminante sobre dos piernas escalaba los árboles. Esta conexión es la que los científicos, dirigios por Tracy Kivell, han investigadado en los huesos de fósiles, primates y humanos modernos.

Para ello, Kivell comenzó comparando los huesos de la muñeca de más de 104 chimpancés y 43 bonobos juveniles y adultos, que son los más cercanos a nuestra especie, con los de 91 gorilas.

La investigadora observó que dos de las características asociadas con los desplazamientos apoyando los nudillos sólo estaban presentes en el 6% de los gorilas, pero si existían en el 96% de los chimpancés adultos y el 76% de los bonobos, como publican esta semana en la revista 'Proceedings of National Academy of Science (PNAS)'.

Conclusión: los gorilas tienen una forma de moverse apoyando los nudillos muy diferente a la de nuestros parientes. Andan a trancos con sus brazos, con las muñecas extendidas, de forma muy parecida a como caminan los elefantes. Sin embargo, chimpancés y bonobos lo hacen de forma más flexible, doblando las muñecas.

"La respuesta a estas diferencias es que los chimpancés pasan mucho más tiempo en los árboles, y por tanto necesitan más estabilidad para mantenerse en las ramas. Sin embargo los gorilas están más en la tierra, y tener unas muñecas más rígidas es más apropiado para estos desplazamientos. En ambos casos, ambas especies pasan el 85% de su tiempo caminando de este modo, pero en lugares distintos", afirma Kivell.

La antropóloga, que firma el trabajo con su colega Daniel Schmitt, de la Universidad de Durham, sugiere que hubo evolución independiente en los estilos de caminar en dos linajes de primates africanos.

Huesos de la muñeca

Algunos científicos señalan que algunas características de la anatomía humana son vestigios de cuando caminábamos apoyándonos sobre los nudillos. Una de ellas podría ser la fusión de dos huesos de la muñeca que caracteriza a nuestra especie y que compartimos con ciertos simios. Esa particularidad anatómica nos podría haber dado más estabilidad.

El trabajo apoya la idea de que las características de la mano y la muñeca de fósiles humanos y que se han considerado típicas de un caminante con nudillos sobre la tierra, en realidad se corresponden con una especie arbórea, es decir un antepasado que caminaba por las ramas, se bajó al suelo y comenzó a andar verticalmente.

Hasta ahora no se han encontrado fósiles de ese momento de transición, que ocurrió hace unos siete millones de años. Tan sólo se conocen las famosas huellas de Laetoli, en Tanzania, de hace 3,7 millones de años, cuando nuestros ancestros ya eran bípedos.

Fuente: elmundo.es
ver video: www.elmundo.es/elmundo/2009/08/10/ciencia/1249917868.html

miércoles, 12 de agosto de 2009

Algunos neandertales no notaban el sabor amargo

Mandíbula de neandertal de El Sidrón. |EFE


Algunos neandertales, la especie humana que desapareció de la Tierra hace unos 25.000 años, tenían una mutación genética que impide distinguir el sabor amargo, una característica que compartían con los 'sapiens' actuales y que surgió como un método defensivo frente a las sustancias tóxicas, que suelen tener ese desagradable sabor.

El hallazgo del gen TAS2R38, responsable de esta variación, en un fósil de 'Homo neanderthalensis', es obra de los investigadores españoles que trabajan con los fósiles de la cueva de El Sidrón, en Asturias, y se suma al de otros genes descubiertos en el ADN de uno de los neandertales que vivieron en ese enclave hace 43.000 años.

Gracias a estos restos ya se sabe que tenían el gen del lenguaje, que algunos eran pelirrojos y que podían ser del grupo sanguíneo 0.

Fue en 1931 cuando, por casualidad, un químico descubrió que había personas que no percibían el compuesto amargo de la feniltiocarbanida (PTC), una característica que comparte el 30% de los humanos. En 2003 se identificó el gen TAS2R38 como responsable de esta variación, al codificar una proteína de las papilas gustativas de la lengua.

También se descubrió que había tres variantes genéticas: quienes perciben mucho ese sabor amargo, quienes no lo notan y quienes lo saborean, pero poco, como el neandertal asturiano. "Este individuo, tenía que tomar más cantidad de la sustancia para percibir el amargor, puesto que sólo tenía una copia del gen con un aminoácido determinado, como ocurre también en algunos humanos modernos", explica Carles Lalueza, experto en paleogenética del Instituto de Biología Evolutiva (CSIC).

Lalueza tenía interés en encontrar este gen por su historia en la evolución: "Es interesante porque no sentir el amargor es una desventaja evolutiva, dado que hay muchas plantas que tienen este sabor porque son tóxicas. Por ejemplo, el brócoli, las endivias o las coles, que en grandes cantidades pueden ser perjudiciales y, si no lo detectas, puedes tener problemas", argumenta.

La explicación que encuentra a este rasgo, que tuvo que tener el antepasado común de neandertales y 'Homo sapiens' hace 500.000 años, es que "los no gustadores puedan detectar otros compuestos que no hemos identificado y les otorgue otro tipo de ventaja".

De hecho, este mismo gen también existe en los chimpancés, pero, curiosamente, con unas mutaciones diferentes; es decir, algunos de estos primates tampoco distinguen este sabor pero se debe a una variación genética diferente, como si hubieran evolucionado de forma independiente para llegar al mismo fin. Sus conclusiones se han publicado en la revista 'Biology Letters'.

Lalueza y sus colegas trabajan ahora en determinar quienes eran los 11 neandertales encontrados en el yacimiento de El Sidrón, repartidos en más de un millar de restos óseos.

Fuente: elmundo.es

lunes, 10 de agosto de 2009

Nuevo numero agosto 2009, Revista Fosil


Las ideas de Darwin no se ajustaban a las ideas de dominio político, económico y social en la Inglaterra Victoriana. Naturalmente, su visión no fue compartida por una fracción importante de la sociedad de entonces y tampoco por eminentes científicos de aquella época. No obstante, con el correr de los años la idea de Darwin fue paulatinamente aceptada y verificada científicamente.
AGENDA

* INTERNATIONAL CONGRESS PRESENT AND FUTURE OF PALAEOBOTANY IN SOUTHWEST EUROPE
* III CONGRESO DE PALEOPATOLOGÍA EN SUDAMÉRICA- PAMINSA III
* I REUNION CONJUNTA GENETICA Y EVOLUCIÓN
* CURSO BIOGEOGRAFÍA DE CHILE
* VIII CONGRESO VENEZOLANO DE ECOLOGIA
* 9° CONGRESO INTERNACIONAL DE MORFOLOGÍA DE VERTEBRADOS
DIVULGACIÓN

* LA HUMANIDAD DE DARWIN A 200 AÑOS DE SU NATALICIO. Por Rodrigo Medel
* LA FALACIA DEL RACISMO: LAS RAZAS NO EXISTEN. Fuente GENCIENCIA
* HISTORIA DEL ORIGEN DEL HOMBRE DE DARWIN. por Martín Cagliani
* ESPECIES FÓSILES. Por José María Bermúdez de Castro
* RETRATOS DE FAMILIA. Fuente LA LÓGICA DEL TITIRITERO
TRADUCCIÓN

* SECUENCIANDO EL GENOMA NUCLEAR DEL EXTINTO MAMUT LANUDO. Fuente NATURE, Vol 456, Traducido para FÓSIL por Andrea Pino.
NOTICIAS

* CÁNIDOS Y HOMÍNIDOS, O DEL ORIGEN DE LA RELACIÓN ENTRE PERROS Y HUMANOS
* LAS HEMBRAS DE Homo heidelbergensis, PARÍAN CON MENOS DOLOR QUE LAS MUJERES ACTUALES
* LOS Triceratops LUCHABAN COMO LOS HERBÍVOROS ACTUALES
* DESCUBREN EL FÓSIL DE LA SERPIENTE PREHISTÓRICA MÁS GRANDE HALLADA HASTA AHORA
* HALLAN UN CEREBRO FOSILIZADO EN UN PEZ DE HACE 300 MILLONES DE AÑO
* EL ORIGEN DE LAS UÑAS, EN UN FÓSIL DE 390 MILLONES DE AÑOS
* LOS NEANDERTALES USABAN PUNTAS DE LANZA EN EL SUR DE ITALIA
* NUEVO ESTUDIO SOBRE LAS NÁYADES DEL TIEMPO DE LOS DINOSAURIOS
* ¿EL DESCENDIENTE DE Anomalocaris?
* ¿PARA QUÉ TIENES UNA CÁPSIDE TAN GRANDE?
* LAS ARAÑAS ANCESTRALES NO HACÍAN TELAS
* EL CLIMA Y LA BIODIVERSIDAD DE GIBRALTAR PERMITIERON SOBREVIVIR A LOS NEANDERTALES
* LA VIDA ANIMAL COMENZÓ MUCHO ANTES


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miércoles, 5 de agosto de 2009

El mapa más antiguo de Europa, Zaragoza, España.

Descubierto en la cueva navarra de Abauntz un plano grabado en un bloque de piedra hace 13.660 años

Un equipo de arqueólogos de la Universidad de Zaragoza ha descubierto grabado sobre las dos caras de un bloque de piedra el que puede ser el mapa más antiguo de Europa occidental. La pieza tiene 13.660 años y apareció en las excavaciones de la cueva de Abauntz, en la localidad navarra de Arraiz. Según los expertos, los trazos enmarañados que la cubren representan el entorno de la cavidad y una serie de animales.

Analizar y desentrañar estos grabados ha supuesto 15 años de estudio. De hecho, la pieza fue encontrada en 1993, durante las excavaciones dirigidas por Pilar Utrilla, catedrática de Prehistoria de la Universidad de Zaragoza. La prehistoriadora es una de los firmantes del artículo que ha dado a conocer ahora las conclusiones de esta investigación en el último número de la revista 'Journal of Human Evolution'.

La cueva de Abauntz es un yacimiento conocido que ha sido excavado en varias campañas. Utrilla dirigió en solitario las cuatro que se efectuaron entre 1976 y 1979 y codirigió junto a Carlos Mazo las seis realizadas entre 1988 y 1996. Durante las excavaciones de 1993 y 1994 se descubrieron tres bloques de piedra caliza con manifestaciones artísticas grabadas en su superficie.

El tercer bloque incluye una magnífica representación de una cabeza de caballo de perfil.

El segundo es más complicado de interpretar y en su superficie se amontonan las figuras de un caballo, una cabra de frente, otras tres esquematizadas, una persona y una serie de líneas, quizá la representación de un río. Esta pieza debió de ser una lámpara alimentada con grasa animal, como las que usaron para iluminarse los pintores de Altamira, contemporáneos de los habitantes de Abauntz.

El primer bloque, de unos veinte centímetros de longitud, es el que se lleva la palma en cuanto a complejidad porque, además de numerosos animales, incluye representaciones de un río, sus afluentes y meandros, montañas, charcas y una cueva. Según los investigadores, la propia Abauntz.
La posibilidad de que este bloque pudiera ser algún tipo de mapa fue apuntada por Utrilla y Mazo en un artículo publicado en la revista 'Complutum' en 1996, pero ha necesitado todos estos años de estudio para ser reforzada. En aquel texto, ambos prehistoriadores apuntaban que en la pieza «varios haces de líneas ondulantes podrían sugerir un río que separa las dos manadas de cabras. En el caso de que se tratara realmente de un río -añaden- sería el primero identificado en el arte paleolítico, pudiendo quizá interpretarse como una reproducción de la posición de la cueva de Abauntz», que está en un desfiladero entre dos peñascos con un río entre ellos.

El plan de una cacería

En su nuevo artículo Utrilla y sus colaboradores, Carlos Mazo, Mari Cruz Sopena, Manuel Martínez-Bea y Rafael Domingo, defienden esta hipótesis a partir de los análisis exhaustivos que han dedicado a la pieza. Así, señalan que el mapa reproduce la montaña de San Gregorio, que se alza frente a la cueva, y la llanura que se abre junto al río, detallando los tipos de animales que vivían en la zona.

Tal y como indican los investigadores en su nuevo artículo, «todos estos grabados pueden ser un croquis o un mapa del área que rodea la cueva. Podría representar el plan para una futura cacería o quizá una narración histórica de una que ya hubiera sucedido». Según explicó Utrilla a Efe, esta pieza pudo servir «como un plano del tesoro» que se depositaba en la cueva para que las bandas de cazadores prehistóricos pudieran recordar por dónde tenían que moverse.

Trocitos de carbón encontrados en el mismo nivel han permitido fechar el mapa a través de la técnica del carbono 14. La pieza tiene 13.660 años. Solo en la República Checa se han localizado dos grabados en hueso similares a los de Abauntz pero más antiguos (unos 24.000 años). El Museo de Historia Natural de Kiev, en Ucrania, custodia otro posible mapa prehistórico, en este caso contemporáneo del de Abauntz.

Fuente: ideal.es

martes, 4 de agosto de 2009

Crecimiento cerebral


Por: victor mechan

La mayoría de paleoantropólogos físicos sostienen que el crecimiento de la capacidad craneal -y cerebral- ha tenido dos periodos definidos: I) Uno lento (1,8 MA :Millones de Años-0,6 MA), que incluye los 654 cm3 del H habilis, los 810 cm3 del H rudolfensis y los 900 cm3 de los primeros H ergaster y II) Otro más rápido (650000-150 000 años a.C), promotor de capacidades craneales de hasta 2300 cm3, coincidente con la emergencia del H. Neardenthal.

Desde siempre, el crecimiento del cuerpo y el cerebro han sido relacionados con migraciones humanas por áreas frígidas. Fisiológicamente, un cerebro en crecimiento necesita enormes cantidades de energía (oxígeno y glucosa) para sostener demandas metabólicas altas (15 % de sangre y 20% del oxígeno corporal total). Algunos científicos arguyen que el cerebro humano creció a expensas de una reducción de los requerimientos energéticos del intestino (hipótesis del tejido de costo elevado). De otro lado, el planeamiento del crecimiento cerebral habría sido forzado por requerimientos evolutivos de los primeros társidos y lemúridos (antecesores de primates), a disponer de manos prensiles y visión estereoscópica.

Ahora, Axel Kleidon (Max Planck Institute for Biogeochemistry), con modelos de sistemas climáticos antiguos, arguye que los cerebros grandes nacieron en la edad del hielo. El enfriamiento habría permitido a los cerebros antiguos disipar calor y crecer. Los climas cálidos africanos de tales épocas impedían el crecimiento cerebral. Un estudio reciente de Schwartzman y Middendorf sugiere que una pequeña caída de la temperatura en esas épocas (1.5 °C), habría hecho la diferencia. Asimismo, la gente que hasta hoy vive en áreas tropicales dispone de cerebros más pequeños en relación a su tamaño corporal. Otros condicionantes del crecimiento cerebral serían la presión poblacional y la competencia con tribus rivales.

Fuente:peru.com