lunes, 12 de mayo de 2014

Los investigadores vuelven a Coímbre


Un grupo reducido de personas visita la cueva de Coímbre dentro de las actividades del programa 'Un viaje a la prehistoria del Oriente de Asturias', celebradas el pasado mes de abril. :: NEL ACEBAL

El próximo otoño está previsto que se retomen las excavaciones arqueológicos en la cueva peñamellerana de Coímbre, emplazada a apenas un kilómetro de la localidad de Alles, después de que el año pasado los investigadores decidieran paralizar los trabajos a pie de campo después de cinco campañas para poder avanzar en la publicación de los resultados obtenidos hasta la fecha, que se espera que vea la luz a final de año.

 David Álvarez Alonso, profesor-tutor de la UNED, y José Yravedra, profesor de Prehistoria de la Universidad Complutense de Madrid, proyectan volver a este yacimiento después del verano aunque en esta ocasión pretenden combinar los trabajos de excavación en el interior de la caverna con prospecciones en el entorno de la misma. «Queremos trabajar dentro de la cueva, aunque en otro punto, porque hasta ahora estábamos investigando la zona conocida como 'B' y ahora queremos desplazarnos a la denominada zona 'A'. Además, de forma paralela, tenemos intención de realizar prospecciones en el exterior que hasta ahora no habíamos realizado», explicaba Yravedra, quien reconoce que aún están pendientes de los correspondientes permisos por parte de la Consejería de Cultura.

El objetivo de estas novedosas tareas en el exterior no es otro que tratar de determinar, por ejemplo, de dónde procedían los materiales que el hombre que habitó en esta cueva hace 15.000 años utilizaba para tallar las piezas que utilizaba, así como dónde cazaba las cabras y ciervos que consta que capturaba. «Nos gustaría poder realizar prospecciones con tecnología más avanzada, y no sólo en el exterior sino también dentro de la cueva, porque pueden ser de mucha utilidad, pero son muy costosas y nosotros no nos las podemos plantear. Nuestras prospecciones consistirán en visualizar el entorno para poder hacernos una idea de por dónde se movían», aclara.

El trabajo a pie de campo debe compatibilizarse también con la finalización de la publicación monográfica que se está elaborando sobre esta caverna, descubierta en 1971 por un grupo de vecinos del concejo, recibiendo especial importancia por el hallazgo en su interior de un conjunto de manifestaciones artísticas de la cultura magdaleniense, y que ahora se presenta como «uno de los más interesantes de Asturias» del Paleolítico Superior.

Los grabados tienen unos 15.000 años de antigüedad y están distribuidos principalmente en tres zonas de la cueva, aunque la mayor parte de las representaciones se concentran en una misma sala. Se recrean en sus paredes desde signos característicos de la cultura magdaleniense hasta animales, tales como cabras, ciervos y caballos, aunque destaca entre todos la imagen de un gran bisonte que, sin lugar a dudas, podría convertirse en icono de la cueva.


Cientos de piezas

La publicación recogerá tanto los resultados del estudio llevado a cabo sobre los grabados de la caverna como las conclusiones a las que se llegó tras el análisis de la ingente cantidad de piezas extraídas de las entrañas de esta gruta durante las diferentes campañas de excavación, desarrolladas entre 2008 y 2012. Y es que durante este periodo se han localizado restos de industria ósea como azagayas, arpones, varillas, punzones, objetos de adorno-colgante y una amplia colección de industria lítica rica y variada que puede ayudar a entender las actividades que se realizaban en la cueva. Pero también restos de fauna cazada y consumida en la propia cueva que corresponden principalmente a cabras, rebecos, ciervos y algún corzo, pero también a salmones pescados en el río Cares.

Se sabe a través del estudio de esta importante colección de piezas que Coímbre no era una cueva más, sino que tuvo una importante densidad de ocupación humana ya que, al contrario que otras de la zona, fue habitada en diferentes ocasiones y en varias épocas del año. Así, se puede afirmar que cazaban y pescaban en su entorno y llevaban los animales hasta allí para despiezarlos y consumirlos ya que se han localizado herramientas de todos esos procesos.

Todo esto y mucho más quedará recogido en la publicación que podrá ver la luz a final de este año. «Nuestra prioridad es acabar esta publicación antes de final de año. Aunque tenemos los estudios bastante avanzados, nos falta rematar el trabajo porque aún estamos pendientes de algunas analíticas», reconoció el experto. Se trata además de un compromiso con la Fundación Cristina Masaveu que, junto con el apoyo del Gobierno del Principado, se encarga de la financiación de este proyecto.

Fuente: elcomercio.es

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