miércoles, 17 de marzo de 2010

Los humanos pasaron por la actual Terrassa hace un millón de años

Trabajos de excavación en una reciente campaña en el yacimiento del parque de Vallparadís, en Terrassa. Foto: JOSEP GARCIA

Hace un millón de años, unos humanos nómadas se abalanzaron sobre un caballo, lo despellejaron, lo descuartizaron y se dieron un festín. Luego siguieron la marcha, pero dejaron para la posteridad unas piedras afiladas y unos huesos que han acabado siendo de gran valor: se trata de uno de los restos de actividad humana más antiguos de Europa occidental, comparables incluso a los de Orce (Granada) y la Gran Dolina de Atapuerca (Burgos). El paraje en el que se desarrolló la escena está hoy en pleno centro de Terrassa, en el parque urbano de Vallaparadís.

Unos investigadores del Institut Català de Paleoecologia Humana (IPHES), dirigido por Eudald Carbonell, localizaron los primeros restos en el año 2005 a raíz de las obras de construcción de una estación de tren. Debido a su particular morfología, ya entonces se les atribuyó una gran antigüedad, pero ahora han sido catalogados y datados con precisión por paleomagnetismo y resonancia ESR. Los detalles de la investigación se publican esta semana en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS).


Las excavaciones de Vallparadís, que prosiguieron hasta el 2008, permitieron localizar numerosas herramientas líticas atribuidas a la cultura olduvayense, es decir, sencillas piedras de sílex golpeadas con cantos hasta formar aristas. Además de caballos, que son abundantes, entre la fauna destacan restos de cérvidos, bóvidos, hienas, rinocerontes, elefantes e incontables micromamíferos. «Hay también hipopótamos, lo que confirma que la zona era fluvial y cálida hace un millón de años», dice Joan García, coordinador del trabajo junto a Kenneth Martínez. «Los estudios refuerzan la propuesta de que los homínidos habitaron de forma continuada nuestro continente en aquella época», insisten ambos.

EN GRUPOS / Una de las hipótesis más atractivas del trabajo es que los hombres de Vallparadís no eran unos individuos temerosos, presa fácil de las hienas y los jaguares con que convivían, sino auténticos predadores que vivían y actuaban en grupos de 10-12 individuos. «No podemos determinar si cazaban a sus presas, pero sí parece claro que eran los primeros en dar cuenta de ellas», explica García. No eran carroñeros que se quedaban con las sobras, que es lo que se creía hasta ahora. Así lo atestiguan los característicos cortes y las fracturas detectados en los huesos. «Su dieta variada y su capacidad de adaptación les permitían sobrevivir», prosigue el investigador.

Si no han aparecido restos humanos es debido a varios factores, concluye García. Por una parte, en aquella época podía haber dos o tres humanos por cada 10.000 caballos, «por lo que la posibilidad estadística de encontrar uno es escasa»; por otra, Vallparadís no era un terreno con cuevas apto para pasar largas temporadas, sino un lugar de paso al que solo se acercaban en busca de comida. En zonas al aire libre, además, la fosilización es más difícil.

Fuente: elperiodico.com

1 comentario:

  1. Jo, vaya colores más psicodelicos tiene la foto de excavación ;)

    Muy interesante y bien explicado el post.

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