domingo, 26 de abril de 2009

Buscan en el valle de Lemos restos de asentamientos del Pleistoceno

Cova Eirós

Monforte de Lemos (Lugo).- El grupo de investigadores y arqueólogos que desde hace tres años visita diferentes puntos del valle de Lemos en busca de restos de asentamientos humanos del Pleistoceno ha reiniciado su actividad en la zona.

En esta ocasión el reto será consolidar una nueva fase de un proyecto que parte de la Universidad de Santiago de Compostela y de la Universitat Rovirai Virgili de Tarragona y cuenta con el protectorado de la Fundación Atapuerca. Para lo cual prevén investigar en dos zonas.

Según Arturo de Lombera, uno de los directores de los trabajos "habrá una primera búsqueda de restos que pudieran haber usado los homínidos en el sector este de la depresión".

Se refiere así a parroquias monfortinas como Gullade, A Parte y A Penela. En esos lugares se buscará en la superficie de tierras aradas o campos labrados herramientas o cualquier otro indicio de asentamiento humano.

Además, se intentará comprobar si es que realmente nunca hubo poblaciones humanas en el área o simplemente que no se encontraron pruebas de ello porque, según de Lombera, lo único que les hace sospechar que esa parte del valle pudo haber estado igual de poblada que el resto de la depresión es una bifaz que se encontró en las cercanías de Sober y que, se sospecha, provenía de una finca de A Parte.

En los próximos días los arqueólogos intentarán hacer varias catas en el subsuelo de la zona de As Lamas en busca de nuevos objetos que permitan arrojar una fecha exacta sobre los asentamientos paleolíticos que se conoce hubo en ese área.

De Lombera explicó a EFE que en As Lamas se encontraron cerca de 240 bifaces y hendedoras de una antigüedad de entre 350.000 y 400.000 años.

Lo ideal -añadió- sería hallar nuevas piezas en estratigrafía que permitieran abordar su catalogación de una forma más exacta y con un margen de error casi nulo, algo que no es tan fácil con las encontradas en superficie.

Cada fase de la investigación iniciada en 2006 tiene una serie de objetivos concretos pero el reto del proyecto a nivel general es demostrar que la depresión de Lemos estuvo poblada de forma continuada durante todo el Paleolítico y corroborar que la primera presencia humana en el área se remonta al menos a la especie Homo Heidelbergensis, un antepasado del Neandertal que vivió sobre la Tierra hace medio millón de años.

Tenía una estatura que no sobrepasaba el 1,75 de altura y su peso podía alcanzar los cien kilos. Cazadores y pescadores, se movían en grandes grupos y abandonaban sus herramientas y armas, las bifaces, allí donde establecían campamentos temporales, normalmente a orillas de ríos y pantanos.

En cualquier caso, hasta ahora, la mayoría de los hallazgos realizado en Monforte se refieren a las herramientas que pudieron usar aquellos habitantes y no se dio con ningún resto humano o animal que permita hacer hipótesis más fundadas.

En otras localizaciones como Triacastela o Becerreá hubo más suerte en ese sentido, aunque lo encontrado se queda en el Hombre de Neandertal.

Cuando el grupo de arqueólogos trabajó en la Cova Eirós, en Triacastela, descubrió un yacimiento en el interior de una caverna en el que se documenta de forma sistemática la presencia de neandertales en Galicia.

Las excavaciones destaparon restos de artefactos que, según los arqueólogos, tienen más de 35.000 años de antigüedad y convierten a la Cova Eirós en uno de los principales yacimientos del Paleolítico Medio del noroeste peninsular.

Además del utillaje de piedra tallada, en este lugar se conservan restos de fauna prehistórica que proporcionan información muy valiosa sobre el contorno ambiental y la vida de esos primitivos. Tambien fueron hallados otros restos líticos del Paleolítico Superior, relacionados con el Homo Sapiens.

De Lombera apuntó que realizar un hallazgo en Monforte como el de Triacastela sería un gran revulsivo para convertir a la zona en prioritaria para los investigadores.

Fuente: soitu.es

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