sábado, 25 de abril de 2009

Meave Leakey: "Cuanto más descubrimos sobre nuestro pasado más preguntas aparecen"

La familia Leakey es la saga más famosa de paleoantropólogos del mundo, autores de numerosos hallazgos claves para el estudio de la evolución humana en África oriental. Meave Leakey, descubridora en 1999 junto a su hija Louise de una nueva especie de homínido, el Kenyanthropus platyops, ha venido a España para recoger un premio de la Sociedad Geográfica.

-¿Qué supone el Kenyanthropus en el estudio de la evolución humana?
Antes del hallazgo de Kenyanthropus platyops, sólo se conocía una especie de homínidos que vivieran hace 2,5 millones de años o antes. Se trataba de Australopithecus afarensis, especie a la que pertenece Lucy, el esqueleto encontrado en Hadar (Etiopía). Debido a la falta de evidencias fósiles, la creencia general era que no existía diversidad en el linaje humano en fechas anteriores a 2,5 millones de años, lo cual implicaba que Lucy debía ser el ancestro común de todos los homínidos posteriores. Pero esta teoría no parecía correcta, pues habría significado que la evolución humana era una excepción entre los mamíferos, donde la diversidad es la norma, con ramas de linajes distintos que han conducido a la fauna actual. La explicación más plausible es que en aquellos tiempos ya existían otras especies de homínidos de los cuales hasta ahora no habíamos encontrado restos.

Sabemos que la línea evolutiva humana se separó de la de los simios hace entre 5 y 7 millones de años. Pero antes del hallazgo de Kenyanthropus, apenas sabíamos nada acerca del largo intervalo de tiempo desde que se produjo esa escisión hasta la aparición de Lucy, hace 3,5 millones de años. Por eso se creía que nuestros ancestros evolucionaron sin ramificaciones durante unos 3 millones de años. Ahora este vacío temporal empieza a ser completado con descubrimientos como el de Kenyanthropus platyops, datado hace 3,5 millones de años, que muestra que entonces pasaban cosas y existía diversidad entre los homínidos en tiempos de Lucy. El hallazgo de Kenyanthropus, también implica que aunque Australopithecus afarensis, pudiera ser el ancestro común de todos los homínidos posteriores, también podría ser el ancestro únicamente de algunos de ellos o incluso de ninguno. Y lo mismo cabe decir de Kenyanthropus platyops, que también sería un antecesor potencial de todos o de algunos homínidos posteriores, o bien podría haberse extinguido sin descendencia.

-¿En qué rama del árbol de los homínidos se sitúa?
Kenyanthropus platyops tiene un característico rostro aplanado –de ahí el apellido platyops– que le distingue claramente de Australopithecus afarensis, cuyo morro alargado es más simiesco, y de casi todos los demás homínidos conocidos. El único con una cara similar es Homo rudolfensis, un cráneo procedente de sedimentos más jóvenes del lago Turkana, en Kenia, datado en 1,8 millones de años. Lamentablemente, sólo tenemos el cráneo deteriorado y parte de la mandíbula superior de Kenyanthropus; hacen falta más pruebas para poder clasificarlo con precisión.

-¿Qué tienen de especial Olduvai y Turkana para la paleontología?
La garganta de Olduvai, situada en las llanuras del Serengeti, en Tanzania, fue descubierta a inicios del siglo XX y desde el principio mostró una inususal riqueza en fósiles y yacimientos arqueológicos. Sin embargo, en la época de su descubrimiento se creía que los orígenes humanos estaban en Eurasia; no se consideraba que África fuera un lugar para buscar pruebas de nuestros ancestros. De hecho los australopitecus hallados en Sudáfrica en los años 20 y 30 fueron considerados simios. Pero mi suegro Louis Leakey, que había nacido en Kenia y pasado su infancia recopilando herramientas de piedra, siempre creyó que África era la cuna del hombre. Por eso visitó la garganta de Olduvai en 1931 con su mujer Mary y siguió haciéndolo durante años para excavar yacimientos donde encontró cientos de fósiles de animales antiguos mientras confiaba en hallar restos de ancestros humanos. En 1959 su tenacidad se vio recompensada y Mary descubrió un cráneo casi completo de Paranthropus boisei, lo que animó a la National Geographic Society a financiar sus investigaciones. Así pudieron concentrarse en el trabajo en Olduvai, que fructificó en importantes descubrimientos de varias especies de homínidos, entre ellas Homo habilis, en 1960, y después Homo erectus. Olduvai es, pues, especial por los restos de ancestros humanos y su excepcional riqueza prehistórica, con vestigios de hace 2 millones de años hasta el presente que han aportado datos claves sobre nuestra evolución y comportamiento. Además, puso a África oriental en el mapa y condujo a la aceptación general de que ese continente era la cuna de la humanidad.

El lago Turkana y su cuenca constituyen un espacio mucho más extenso, de 200 km de longitud, repleto de yacimientos fósiles y sedimentos que abarcan desde el Cretácico –hace 100 millones de años– hasta los milenios más recientes, pero que destaca especialmente por los abundantes registros de los últimos 6 millones de años, cuando los homínidos evolucionaron desde simios hasta Homo sapiens. Las excavaciones realizadas en los últimos 40 años han fructificado en un número sin precedentes de cráneos y esqueletos magníficamente conservados de nuestros ancestros desde hace 5 millones hasta el presente, sin parangón en ningún otro sitio. Turkana seguirá aportando excitantes hallazgos en el futuro.

-¿Qué le gustaría encontrar en próximas excavaciones?
Aún quedan muchas lagunas en el conocimiento de nuestro pasado. ¡Cuanto más descubrimos más preguntas aparecen! Yo estoy particularmente intrigada por el origen y aparición del género Homo. Se han catalogado varias especies posteriores al fósil más antiguo de Homo, datado en 2,3 millones de años: Homo habilis, Homo erectus, Homo rudolfensis. Sabemos bastante sobre Homo erectus porque se encontró un esqueleto joven al oeste del lago Turkana en 1984 que nos ha dado bastantes pistas sobre el tamaño de su cerebro, locomoción, modo de vida y desarrollo. Además fue el primer ancestro humano que salió de África y se expandió, por lo cual se han hallado cráneos de la especie también en Eurasia. En cambio sabemos muy poco de Homo habilis y Homo rudolfensis, si se trata de especies distintas y cuántas hubo realmente, y no podremos entender sus relaciones y comportamiento hasta que no hallemos esqueletos unidos a cráneos: ¡eso es lo que más me gustaría encontrar!

-¿Cuáles son sus retos como investigadora?
Lo que más me preocupa es encontrar financiación y la interacción con la población de Kenia. Vivo en un país pobre cuyas prioridades van a educación, salud e infraestructuras; el gobierno no tiene fondos para invertir en investigación y hay que buscarlos fuera, lo cual no es fácil. Además trabajo en un área remota cuyos habitantes suelen quedar al margen de la mayoría de los proyectos de desarrollo que tienen lugar en el país. Por eso hemos creado el Turkana Basin Institute, con dos centros de investigación al este y oeste del lago y participación de la población local. Ya hay bastantes proyectos en marcha cuyos responsables reciben apoyo logístico del Instituto, que a la vez da empleo, seguridad y otros beneficios a los locales. También estamos recaudando dinero para escuelas, hospitales y becas, y en asociación con la Stony Brook University de Nueva York y la United States International University de Kenia, el Turkana Basin Institute ofrece ayudas para la investigación, posdoctorado y otras ventajas.

-¿Qué hay del hallazgo de un hueso de Homo habilis posterior a los del Homo erectus, un paso evolutivo supuestamente posterior. Homo habilis-Homo erectus: ¿quién llegó primero? ¿Pudieron coexistir?
En 2007 publicamos un artículo en Nature. que describía nuevos restos encontrados en la orilla Este de Turkana: un cráneo de Homo erectus datado en 1,56 millones de años y un maxilar de Homo habilis datado en 1,44 millones de años. El primer Homo habilis conocido procede de Olduvai y su edad es de unos 1,8 millones de años, la misma que algunos de los fósiles más primitivos de Homo erectus. de Turkana. La juventud de este nuevo maxilar de Homo habilis demuestra que Homo habilis y Homo erectus coexistieron durante alrededor de medio millón de años, haciendo improbable que una de las dos especies hubiera dado origen a la otra. Probablemente coexistieron como tantas especies cercanas de diferentes linajes de mamíferos hicieron en el pasado y siguen haciendo hoy.

-¿Qué opina de Atapuerca?
Creo que es uno de los yacimientos más importantes del mundo y uno de los más insólitos y fascinantes. ¡Sueño con poder visitarlo algún día!

Fuente: muyinteresante.es

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