Nunca hasta ahora se había encontrado algo similar en un yacimiento de neandertales ni de humanos modernos del Paleolítico. Se trata de un utensilio de madera con forma de pequeña pala que fue usada por los neandertales que hace 56.000 años habitaron en el Abric Romaní, un yacimiento del municipio catalán de Capellanes.
Los paleontólogos del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) han encontrado el lugar en el que estuvo esta pequeña pala con mango porque en el suelo del nivel 'P 'quedó impresa su huella, así como restos de la madera carbonizada de la que estaba hecha, que podía ser de pino o de sabina, los árboles que había alrededor.
El artefacto medía en su parte más ancha 15 centímetros de largo por ocho de ancho, con una forma triangular, terminada en punta; y en el mango tiene otros 17 centímetros de largo por cuatro de ancho. Los restos que quedan están carbonizados, lo que indicaría que la habían tirado al fuego que había en la cueva cuando estaba ya medio apagado, por lo que no se quemó. Posteriormente, quedó cubierta por agua y musgos que impidieron su destrucción hasta que la huella quedó impresa en el terreno.
Pieza como las del Neolítico
Eudald Carbonell, director de las excavaciones, reconoce a ELMUNDO.es que se quedó "de piedra" cuando observó el enclave y la reconstrucción que hizo un miembro de su equipo. "No hay nada similar en el mundo con esa forma y aquella época, ni construido por neandertales ni por humanos modernos, tampoco he encontrado una herramienta similar entre los cazadores y recolectores actuales. Hasta el Neolítico no hay piezas similares", apunta en investigador.
Por el contexto en el que se encuentra se sabe que entonces ocupaban el abrigo un grupo de cazadores y recolectores neandertales que cazaban para comer cérvidos, caballos y bóvidos que solían asar en las hogueras. Incluso hay unos objetos de madera que podrían haberse utilizado como bandejas. También se han hallado lanzas y porras de madera.
En cuanto a microfauna, se han documentado especies relacionadas con ambientes acuáticos, como la rata de agua, y otras propias de entornos más húmedos que los actuales de la zona, como las musarañas de dientes rojos.
Los 30 años de excavaciones en Abric Romaní, con unas excepcionales condiciones de sedimentación, han servido para documentar actividades humanas que hasta ahora sólo se atribuían a los 'sapiens', sobre todo en cuanto a organización de sus alojamientos, de la que se ha podido deducir una complejidad social mayor de la que se creía.
Los paleontólogos del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) han encontrado el lugar en el que estuvo esta pequeña pala con mango porque en el suelo del nivel 'P 'quedó impresa su huella, así como restos de la madera carbonizada de la que estaba hecha, que podía ser de pino o de sabina, los árboles que había alrededor.
El artefacto medía en su parte más ancha 15 centímetros de largo por ocho de ancho, con una forma triangular, terminada en punta; y en el mango tiene otros 17 centímetros de largo por cuatro de ancho. Los restos que quedan están carbonizados, lo que indicaría que la habían tirado al fuego que había en la cueva cuando estaba ya medio apagado, por lo que no se quemó. Posteriormente, quedó cubierta por agua y musgos que impidieron su destrucción hasta que la huella quedó impresa en el terreno.
Pieza como las del Neolítico
Eudald Carbonell, director de las excavaciones, reconoce a ELMUNDO.es que se quedó "de piedra" cuando observó el enclave y la reconstrucción que hizo un miembro de su equipo. "No hay nada similar en el mundo con esa forma y aquella época, ni construido por neandertales ni por humanos modernos, tampoco he encontrado una herramienta similar entre los cazadores y recolectores actuales. Hasta el Neolítico no hay piezas similares", apunta en investigador.
Por el contexto en el que se encuentra se sabe que entonces ocupaban el abrigo un grupo de cazadores y recolectores neandertales que cazaban para comer cérvidos, caballos y bóvidos que solían asar en las hogueras. Incluso hay unos objetos de madera que podrían haberse utilizado como bandejas. También se han hallado lanzas y porras de madera.
En cuanto a microfauna, se han documentado especies relacionadas con ambientes acuáticos, como la rata de agua, y otras propias de entornos más húmedos que los actuales de la zona, como las musarañas de dientes rojos.
Los 30 años de excavaciones en Abric Romaní, con unas excepcionales condiciones de sedimentación, han servido para documentar actividades humanas que hasta ahora sólo se atribuían a los 'sapiens', sobre todo en cuanto a organización de sus alojamientos, de la que se ha podido deducir una complejidad social mayor de la que se creía.
Fuente:elmundo.es
No hay comentarios:
Publicar un comentario