El hallazgo de una gran variedad de utensilios de pesca y caza marina, de hace unos 13.000 años, que han sido encontrados en las islas del Canal del Norte de California, han revelado la gran variedad de animales marinos que comían los humanos de finales del Paleolítico, así como la sofisticada industria pesquera que fueron capaces de fabricar.
El trabajo, publicado esta semana en la revista ‘Science’, por científicos de la Universidad de Oregón y del Instituto Smithsonian, describe el escenario y la forma de vida de los Paleoindios de la conocida cultura Clovis, que se extendieron hacia el interior de América del Norte, en busca de grandes animales, como los mamuts.
Ahora se sabe que no todos fueron a explorar las grandes llanuras, sino que también se quedaron en las costas e incluso puede que la ruta costera fuera la que les llevó más fácilmente hacia el sur.
Las excavaciones de Jon Erlandson y sus colegas en las islas de Santa Rosa y San Miguel, enfrente de California del sur, han sacado a la luz evidencias de que sus ocupantes primitivos cazaban gansos, cormoranes, peces de aleta, abulón y otros pequeños mamíferos marinos.
Los yacimientos contienen puntas acanaladas (o de cola de pescado), piedras en forma de luna creciente y otras herramientas de piedra que se parecen a artefactos que se han encontrado en otros lugres del interior del continente, asociados a ecosistemas de lagos glaciares.
Zonas sumergidas
En la época de estos asentamientos de indios primitivos, las dos islas estaban a varios kilómetros de la costa, por lo que se cree que, además, estos primeros colonizadores deben haber tenido ciertas habilidades como marineros.
Pero, sin duda, lo más espectacular es lo llamativo de los artefactos que se asocian a restos de crustáceos, focas, gansos, cormoranes y pescados, algunos de los cuales se utilizaron como proyectiles. “Algunos son tan delicados que sólo podrían haberse usado para cazar sobre el agua“, asegura Erlandson, que lleva 30 años investigando en la zona. “Son las utrafinos que nos hablan de una gran sofisticación en sus industrias marineras”, concluye.
Las excavaciones tuvieron lugar en tres lugares diferentes. La mayor parte de los materiales, sin embargo, aún están bajo el mar, porque hace 13.000 años su nivel era 60 metros menor y estas poblaciones pasaron la mayor tiempo en playas y zonas bajas costeras que hoy están sumergidas.
Erlandson y su equipo comprobaron que los utensilios eran similares a los que también se han encontrado en la costa del Pacífico, Japón y Sudamérica. Algunos son piedras de forma semicircular que eran capaces de matar aves en vuelo, como con una escopeta.
Hace seis años, el investigador ya propuso que los marineros del Pleistoceno viajaron desde Japón a Kamchatka, a lo largo de la costa de Beringia y Alaska y que luego se dirigieron hacia el sur por California.
“Las implicaciones de la tecnología y la explotación pesquera son magníficas. Estos yacimientos indican que hubo estrategias de subsistencia muy primitivas en estas costas y en las islas con todo tipo de animales, incluidos pinípedos y hasta un pato extinto”, expica el coautor Torben C. Rick, del Instituto Smithsonian.
Ahora, el equipo se plantea un nuevo desafío: encontrar yacimientos aún más primitivos que retrasen otros cuantos milenios la migración costera en el norte del continente americano.
El trabajo, publicado esta semana en la revista ‘Science’, por científicos de la Universidad de Oregón y del Instituto Smithsonian, describe el escenario y la forma de vida de los Paleoindios de la conocida cultura Clovis, que se extendieron hacia el interior de América del Norte, en busca de grandes animales, como los mamuts.
Ahora se sabe que no todos fueron a explorar las grandes llanuras, sino que también se quedaron en las costas e incluso puede que la ruta costera fuera la que les llevó más fácilmente hacia el sur.
Las excavaciones de Jon Erlandson y sus colegas en las islas de Santa Rosa y San Miguel, enfrente de California del sur, han sacado a la luz evidencias de que sus ocupantes primitivos cazaban gansos, cormoranes, peces de aleta, abulón y otros pequeños mamíferos marinos.
Los yacimientos contienen puntas acanaladas (o de cola de pescado), piedras en forma de luna creciente y otras herramientas de piedra que se parecen a artefactos que se han encontrado en otros lugres del interior del continente, asociados a ecosistemas de lagos glaciares.
Zonas sumergidas
En la época de estos asentamientos de indios primitivos, las dos islas estaban a varios kilómetros de la costa, por lo que se cree que, además, estos primeros colonizadores deben haber tenido ciertas habilidades como marineros.
Pero, sin duda, lo más espectacular es lo llamativo de los artefactos que se asocian a restos de crustáceos, focas, gansos, cormoranes y pescados, algunos de los cuales se utilizaron como proyectiles. “Algunos son tan delicados que sólo podrían haberse usado para cazar sobre el agua“, asegura Erlandson, que lleva 30 años investigando en la zona. “Son las utrafinos que nos hablan de una gran sofisticación en sus industrias marineras”, concluye.
Las excavaciones tuvieron lugar en tres lugares diferentes. La mayor parte de los materiales, sin embargo, aún están bajo el mar, porque hace 13.000 años su nivel era 60 metros menor y estas poblaciones pasaron la mayor tiempo en playas y zonas bajas costeras que hoy están sumergidas.
Erlandson y su equipo comprobaron que los utensilios eran similares a los que también se han encontrado en la costa del Pacífico, Japón y Sudamérica. Algunos son piedras de forma semicircular que eran capaces de matar aves en vuelo, como con una escopeta.
Hace seis años, el investigador ya propuso que los marineros del Pleistoceno viajaron desde Japón a Kamchatka, a lo largo de la costa de Beringia y Alaska y que luego se dirigieron hacia el sur por California.
“Las implicaciones de la tecnología y la explotación pesquera son magníficas. Estos yacimientos indican que hubo estrategias de subsistencia muy primitivas en estas costas y en las islas con todo tipo de animales, incluidos pinípedos y hasta un pato extinto”, expica el coautor Torben C. Rick, del Instituto Smithsonian.
Ahora, el equipo se plantea un nuevo desafío: encontrar yacimientos aún más primitivos que retrasen otros cuantos milenios la migración costera en el norte del continente americano.
Fuente: elmundo.es
Esta información es muy interesante y valiosa sobre los descubrimientos clovis.
ResponderEliminarMuchas gracias por publicarla.