miércoles, 30 de marzo de 2011

Tres gestos técnicos permintieron a los homínidos elaborar las primeras herramientas de piedra hace 2,5 millones de años


Una investigación del Instituto Catalán de Paleoecología Humana y Evolución Social (IPHES) publicada hace unas semanas en el Journal of Archaeological Science demuestra que el soporte de percusión, la posición de la pieza y el ángulo de percusión son tres gestos técnicos cruciales para aprender a tallar herramientas líticas, hecho que en el pasado habría supuesto un salto cognitivo.


Hace unos 2,5 millones de años, África, tuvo lugar una importante revolución tecnológica con la elaboración de las primeras herramientas de piedra. Para obtener un instrumento de este tipo hay que tomar una serie de decisiones, como por ejemplo, dónde efectuar el golpe para obtener una lasca, con cuánta fuerza imprimir este golpe o con qué ángulo de percusión, entre otros aspectos. Esta información queda preservada en las lascas y en los núcleos de piedra y puede ser parcialmente descifrada con un análisis detallado.

Para poder llegar a estas conclusiones se efectuó un experimento entre 9 talladores expertos y 9 no expertos, que fueron grabados en vídeo durante la fabricación de un bifaz, o hacha de mano. "Estudiando cómo talladores modernos aprenden a dominar los tres gestos mencionados podremos empezar a entender cómo se adquiere la talla de la piedra, cómo emergen las herramientas bifaciales y qué desafíos cognitivos tuvieron que afrontar los primeros productores de herramientas", comenta Núria Geribàs, autora principal del estudio y colaboradora del IPHES.

Los vídeos resultantes fueron analizados siguiendo los llamados métodos observacionales utilizados en psicología y etología para estudiar el comportamiento humano y animal, respectivamente. El objetivo del experimento era determinar qué gestos técnicos hay que aprender para dominar de manera eficiente la talla lítica. "No hay ninguna otra especie animal que fabrique herramientas. Por ello, la aparición de las primeras herramientas de piedra se considera en cierta medida un salto cognitivo", señala.

"La comparación entre los dos grupos de talladores evidenció considerables diferencias entre expertos y noveles", asegura Núria Geribàs. "Comparando los gestos técnicos de los expertos y los inexpertos se ha podido captar de manera plena la complejidad de la tarea, ya que los primeros muestran cómo se realiza el proceso correctamente, mientras que los inexpertos constatan dónde se encuentran las dificultades a la hora de llevarlo a cabo", añade Núria Geribàs.

"Hemos detectado diferencias significativas -prosigue-. Así pues, en cuanto al soporte, los expertos sujetan la pieza cerca del cuerpo, mientras que los inexpertos la colocan sobre el suelo o sobre un yunque. En cuanto a la posición de la pieza, los expertos la mantienen inclinada durante la percusión, mientras que los inexpertos utilizan una posición vertical. Finalmente, los expertos utilizan un ángulo de percusión inferior a 90º y los inexpertos un ángulo de 180 º, es decir, impactan toda la superficie del percutor contra la pieza".

Capacidades cognitivas

Tanto el apoyo de percusión como la posición de la pieza contribuye a obtener un correcto ángulo de talla, que debe ser siempre inferior a 90 º para poder obtener lascas. Esta investigación muestra la dificultad de dominar estos 3 gestos técnicos y especialmente el hecho de combinarlos correctamente. "Por lo tanto, demuestra que para aprender a tallar hay que saber realizar estos 3 gestos técnicos y sobre todo ejecutarlos de manera combinada", insiste Núria Geribàs. Por este motivo, los primeros talladores en la historia de la humanidad deberían tener unas capacidades cognitivas que, como mínimo, les permitieran adquirir y combinar eficientemente los tres gestos protagonistas.

Sin embargo, ya que el cerebro no fosiliza, "sólo disponemos de evidencias indirectas para trazar este desarrollo. Las más destacadas son la primatología, la neurología y los registros paleoantropológico y arqueológico", puntualiza. En esta línea, la arqueología cognitiva se encarga de estudiar el registro fósil para trazar la evolución de las capacidades cognitivas humanas, principalmente las herramientas de piedra, porque dan información sobre nuestros antepasados ​​tan diversa como sus actividades de subsistencia, la obtención de la materia prima o la adaptación al medio, así como sobre las habilidades cognitivas.

Este trabajo del IPHES tiene sus raíces en la tesis de Máster Erasmus Mundus en Arqueología del Cuaternario que Núria Geribàs defendió en 2008 en la URV con el título Estudio experimental del sustrato gestual previo a la adquisición de la tecnología lítica, codirigida por Marina Mosquera y Josep M. Vergès, coautores del artículo publicado en el Journal of Archaeological Science.



Fuente: IPHES

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