jueves, 4 de junio de 2009

La Güelga fue habitada hace 45.000 años, Asturias, España.

Investigadores peleontológicos trabajan en la cueva de Cangas de Onís.

Los estudios realizados por la Universidad de Oxford reflejan que los neandertales ocuparon la cueva canguesa al mismo tiempo que vivieron en la del Sidrón

La prueba del carbono 14 realizada en la Universidad de Oxford sobre algunos de los restos neandertales hallados en el entorno de la cueva de La Güelga, en Cangas de Onís, revela que la zona fue habitada hace 45.000 años, diez mil años antes de lo que se pensaba, lo que asemeja las fechas de ocupación de este yacimiento a las de la cueva del Sidrón en Piloña. Los resultados de las pruebas científicas las daba a conocer ayer el director y coordinador del proyecto de investigación, y también director del centro asociado en Asturias a la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), Mario Menéndez.

«La prueba del carbono 14 afina un poco más y nos da una mayor exactitud sobre las fechas de ocupación, datando las piezas más antiguas halladas en la cueva en los 45.000 años, como en el Sidrón», comentaba el experto. «No obstante, con la información que tenemos no podemos asegurar ni valorar si se trataba del mismo grupo», quiso aclarar.

Mario Menéndez ha participado en campañas de excavación en este espacio desde el año 1990. Los primeros trabajos realizados en este yacimiento se concentraron en una zona denominada A, algo más baja, y que corresponde al Paleolítico Superior (hace 14.000 años).

Desde el año 2000, el equipo de expertos de la UNED centró todos sus esfuerzos en un espacio más alto, denominado B, y en el que se estudia la presencia del hombre neandertal durante el Paleolítico Medio.

En esta segunda área de trabajo, de unos doce metros cuadrados de superficie, se encontraron importantes restos líticos, aunque destaca el hallazgo de un diente premolar humano el pasado verano. «Lo hemos mandado todo a la Universidad de Oxford para realizar la prueba del carbono 14 y el resultado nos ha sorprendido.

El yacimiento tiene unos diez mil años más de lo que pensábamos», subrayó. Menéndez aclaró también que su equipo no tiene previsto realizar a corto plazo nuevos trabajos de campo en la cueva de La Güelga, como venía siendo habitual en los últimos años.

El motivo es que están redactando una publicación en la que resumen los hallazgos encontrados en los últimos veranos, que será publicada en un futuro por la Consejería de Cultura del Principado de Asturias y donde se expondrán algunas de las teorías defendidas.

Desaparición tardía

La primera habla de la desaparición tardía del hombre neandertal en el valle del Sella. Si bien las últimas investigaciones confirman su presencia hace 45.000 años, el equipo que dirige Mario Menéndez siempre ha creído que su extinción en la comarca del Oriente tuvo lugar más tarde que en el resto de los lugares estudiados hasta la fecha.

«Hallamos un tipo de herra mienta elaborada con técnicas avanzadas por el hombre moderno en el mismo nivel en el que se encontraron otras piezas más básicas, presumiblemente confeccionadas en la misma época, pero por el hombre neandertal», indican. De esto se extrae que ambas especies compartieron el espacio y el tiempo, aunque eso no quiera decir que convivieran.

Esta teoría defendida en los últimos años deberá ser sometida ahora a nuevas pruebas científicas, ya que «los análisis ahora son más precisos y aportan mayor información que hace unos años», reconoció Menéndez.

La segunda teoría defendida en los últimos años por este equipo de investigadores está relacionada con las excavaciones realizadas en el área denominada A de las inmediaciones de la cueva de La Güelga. Es decir, aquellas que corresponden al Paleolítico Superior.

En esta zona se hallaron numerosos restos de artemueble, arte rupestre, herramientas sofisticadas y adornos cuyo estudio concluye que la cuenca del Sella funcionó en la Prehistoria como «una misma unidad territorial».

Así, explicaba ayer Menéndez, los hombres magdalenienses que vivían entonces en la comarca se movían geográficamente por los diferentes yacimientos en función de sus necesidades.

«Pasaban el invierno en la costa, en época del salmón vivían junto al río y luego subían al monte a cazar», explica a modo de ejemplo.


Fuente: elcomerciodigital.com

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