Dientes de hiena hallados en la Cueva de Maltravieso. Foto: IPHES
Hasta el momento, siempre se había considerado que las hienas, por su actividad carroñera, eran unas grandes competidoras de los homínidos en los primeros pasos de la evolución humana. Esta interpretación entra ahora en un claro dilema tras hacerse público un estudio del IPHES (Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social) publicado este mes en la revista internacional Journal of taphonomy en el cual se pone de manifiesto que los neandertales que habitaron la Sala de los Huesos de la Cueva de Maltravieso (Cáceres) hace unos 120.000 años consumieron a sus supuestas competidoras.
Así lo avalan unas incisiones microscópicas observadas en los restos fósiles de hienas descubiertas en dicho yacimiento. “Se trata de un caso único, ya que no tenemos constancia de que en ninguna otra parte se haya documentado un comportamiento parecido”, afirma Antonio Rodríguez-Hidalgo, autor del trabajo en colaboración con Palmira Saladié, investigadora del IPHES, y especialista en zooarqueología del Equipo Primeros Pobladores de Extremadura (EPPEX). La publicación del estudio ha coincidido con la reinauguración del Centro de Interpretación de la Cueva de Maltravieso (Cáceres).
La investigación se centra en una serie de restos óseos pertenecientes a esqueletos de hiena manchada (Crocuta crocuta), que muestran señales de carnicería. Según Antonio Rodríguez-Hidalgo, “en la superficie de estos fósiles pueden observarse incisiones muy tenues, que en el microscopio se revelan como señales producidas por las herramientas de piedra. Estas marcas se producen al extraer la piel, la carne y los tendones de los animales. Son auténticas señales de carnicería”.
La escena del crimen
Este hecho ha sido interpretado por el EPPEX como “un caso abierto”. En palabras de Antoni Canals, director de las excavaciones de Maltravieso, “nos encontramos ante un dilema interpretativo, ya que tradicionalmente se ha visto a las hienas como competidores de los homínidos. En el caso que nosotros hemos analizado, la escena del crimen puede entenderse como consecuencia de dos situaciones: que los neandertales cazasen y consumiesen el cuerpo de la hiena cerca de la cavidad y los restos abandonados llegasen a Maltravieso arrastrados por otros carroñeros, o bien -y es la hipótesis más sugerente- que los neandertales entrasen a esa cueva a cazar directamente a las hienas”.
Según el EPPEX, los datos obtenidos con las excavaciones efectuadas en diversas campañas, indican que una parte de la cavidad funcionó como cubil de hienas durante el final del Pleistoceno medio (hace unos 120.000 años). “La presencia en dicho yacimiento de herramientas de piedra elaboradas por los neandertales, junto a los restos carroñados por las hienas, añade complejidad e interés a un yacimiento que se encuentra en las primeras fases de su exploración”, comenta Antoni Canals.
“Decantarnos por una u otra interpretación sobre el singular comportamiento, pasa por la adquisición y estudio de nuevos datos que, en nuestro caso, significa volver a excavar”, afirma el director del proyecto. “Sin restos arqueológicos no hay nada que investigar, proteger o divulgar”, recalca.
Las excavaciones en la Cueva de Maltravieso, por parte del EPPEX, se realizaban desde el año 2001 y se suspendieron en el 2009 por problemas, según la Dirección General de la Junta de Extremadura, en la conservación de las pinturas rupestres. Así pues, dichos trabajos se encuentran en situación de parada técnica como consecuencia de un estudio realizado por el IPCE (Instituto de Patrimonio Cultural de España) y la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura, para determinar la compatibilidad de las excavaciones con la preservación del arte parietal del Paleolítico superior que contiene la cavidad.
Datos ambientales de la cavidad
Antoni Canals ha remarcado: “las excavaciones arqueológicas se realizaban durante 15 días al año y especialistas del equipo Primeros Pobladores de Extremadura ejercían el control de la temperatura, humedad y CO2 de la cueva. Ahora esta responsabilidad está en manos de la Dirección General de la Junta de Extremadura y hoy la cavidad es objeto de su estudio. Por lo tanto, se está a la espera de resultados, con el fin de que estos permitan reemprender las excavaciones arqueológicas. En este sentido, durante la reciente presentación de las reforma en el Centro de Interpretación de la Cueva de Maltravieso, la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura informó del avance en la toma de datos ambientales de la cavidad.
Los miembros del equipo Primeros Pobladores de Extremadura se sienten ilusionados con el avance de los trabajos que llevaron al cierre de la cavidad y celebran la renovación del centro de interpretación, donde se refleja la labor realizada por el equipo durante los 10 últimos años, así como una revalorización del patrimonio simbólico de la cavidad y de su uso funerario por parte de comunidades de la edad del Bronce.
“Insistimos –señala Antoni Canals- en que conocemos muy bien esta cavidad y por ello estamos convencidos de que en poco tiempo podremos retomar nuestra actividad, pues constantemente hemos medido los parámetros claves, los hemos dado a conocer y sabemos qué resultados se obtendrán ahora. Pues difícilmente puede variar el comportamiento microclimático de la cavidad”.
Así lo avalan unas incisiones microscópicas observadas en los restos fósiles de hienas descubiertas en dicho yacimiento. “Se trata de un caso único, ya que no tenemos constancia de que en ninguna otra parte se haya documentado un comportamiento parecido”, afirma Antonio Rodríguez-Hidalgo, autor del trabajo en colaboración con Palmira Saladié, investigadora del IPHES, y especialista en zooarqueología del Equipo Primeros Pobladores de Extremadura (EPPEX). La publicación del estudio ha coincidido con la reinauguración del Centro de Interpretación de la Cueva de Maltravieso (Cáceres).
La investigación se centra en una serie de restos óseos pertenecientes a esqueletos de hiena manchada (Crocuta crocuta), que muestran señales de carnicería. Según Antonio Rodríguez-Hidalgo, “en la superficie de estos fósiles pueden observarse incisiones muy tenues, que en el microscopio se revelan como señales producidas por las herramientas de piedra. Estas marcas se producen al extraer la piel, la carne y los tendones de los animales. Son auténticas señales de carnicería”.
La escena del crimen
Este hecho ha sido interpretado por el EPPEX como “un caso abierto”. En palabras de Antoni Canals, director de las excavaciones de Maltravieso, “nos encontramos ante un dilema interpretativo, ya que tradicionalmente se ha visto a las hienas como competidores de los homínidos. En el caso que nosotros hemos analizado, la escena del crimen puede entenderse como consecuencia de dos situaciones: que los neandertales cazasen y consumiesen el cuerpo de la hiena cerca de la cavidad y los restos abandonados llegasen a Maltravieso arrastrados por otros carroñeros, o bien -y es la hipótesis más sugerente- que los neandertales entrasen a esa cueva a cazar directamente a las hienas”.
Según el EPPEX, los datos obtenidos con las excavaciones efectuadas en diversas campañas, indican que una parte de la cavidad funcionó como cubil de hienas durante el final del Pleistoceno medio (hace unos 120.000 años). “La presencia en dicho yacimiento de herramientas de piedra elaboradas por los neandertales, junto a los restos carroñados por las hienas, añade complejidad e interés a un yacimiento que se encuentra en las primeras fases de su exploración”, comenta Antoni Canals.
“Decantarnos por una u otra interpretación sobre el singular comportamiento, pasa por la adquisición y estudio de nuevos datos que, en nuestro caso, significa volver a excavar”, afirma el director del proyecto. “Sin restos arqueológicos no hay nada que investigar, proteger o divulgar”, recalca.
Las excavaciones en la Cueva de Maltravieso, por parte del EPPEX, se realizaban desde el año 2001 y se suspendieron en el 2009 por problemas, según la Dirección General de la Junta de Extremadura, en la conservación de las pinturas rupestres. Así pues, dichos trabajos se encuentran en situación de parada técnica como consecuencia de un estudio realizado por el IPCE (Instituto de Patrimonio Cultural de España) y la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura, para determinar la compatibilidad de las excavaciones con la preservación del arte parietal del Paleolítico superior que contiene la cavidad.
Datos ambientales de la cavidad
Antoni Canals ha remarcado: “las excavaciones arqueológicas se realizaban durante 15 días al año y especialistas del equipo Primeros Pobladores de Extremadura ejercían el control de la temperatura, humedad y CO2 de la cueva. Ahora esta responsabilidad está en manos de la Dirección General de la Junta de Extremadura y hoy la cavidad es objeto de su estudio. Por lo tanto, se está a la espera de resultados, con el fin de que estos permitan reemprender las excavaciones arqueológicas. En este sentido, durante la reciente presentación de las reforma en el Centro de Interpretación de la Cueva de Maltravieso, la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Extremadura informó del avance en la toma de datos ambientales de la cavidad.
Los miembros del equipo Primeros Pobladores de Extremadura se sienten ilusionados con el avance de los trabajos que llevaron al cierre de la cavidad y celebran la renovación del centro de interpretación, donde se refleja la labor realizada por el equipo durante los 10 últimos años, así como una revalorización del patrimonio simbólico de la cavidad y de su uso funerario por parte de comunidades de la edad del Bronce.
“Insistimos –señala Antoni Canals- en que conocemos muy bien esta cavidad y por ello estamos convencidos de que en poco tiempo podremos retomar nuestra actividad, pues constantemente hemos medido los parámetros claves, los hemos dado a conocer y sabemos qué resultados se obtendrán ahora. Pues difícilmente puede variar el comportamiento microclimático de la cavidad”.
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Referencia bibliográfica
Antonio Rodríguez Hidalgo. "The scavenger or the scavenged?". Journal of Taphonomy 2010; 1: 75-76
Fuente: Institut Català de Paleoecologia Humana i Evolució Social / plataformasinc.es
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